27 octubre 2006

La Mustia


El local era pequeño y viejo; apenas una pequeña sala, que, dividida por el mostrador, dejaba apenas un pasillo estrecho para los clientes. Junto a la zona de atención al público, existía un pequeño cuarto, donde se adivinaba el horno, comunicado con la primera por una amplia ventana, que facilitaba el intercambio del producto.

Las paredes tenían un color indefinido, sucio, que un día debió ser blanco, pero yo lo recuerdo siempre gris, con desconchones, contribuyendo a dar al local una sensación de insalubridad, que nada convenía al propósito comercial del mismo.

Y es que entonces poco se sabía de sofisiticadas técnicas comerciales, de vender el producto por los ojos, de enmascarar lo soso y descafeinado bajo un ambiente higiénico y confortable. De hecho, el puesto, casi siempre lleno de gente, daba ganas de abandonarlo nada más entrar; y a ello no sólo contribuía el alto grado de abandono del mismo, sino también la escasa amabilidad de las dependientas.

A la que hacía de jefa de las dos le llamaban "la Mustia", y era un apelativo generoso, e incluso cariñoso para su habitual carácter. Tenía un aspecto descuidado, poco femenino e intemporal; es decir, se conocía su sexo, pero nadie era capaz de asegurar su edad, y pocos parecían mostrar algún interés en alargar la conversación más allá de la pura transacción económica.

Era una panaderí; pero pocas unidades del completo alimento que da nombre a este tipo de establecimiento se exhibían en el sucio mostrador y en las despobladas estanterías. Tampoco recuerdo a nadie solicitando este producto, porque las estrellas del establecimiento eran, sin duda alguna, las rosquilletas.

Solamente despachaban de dos tipos diferentes: con sal, y sin sal; y esa era la única pregunta que hacía La Mustia después de conocer la cantidad exacta que deseabas adquirir. En dos anchos cajones, contínuamente repuestos de nuevas unidades por la ventana que he mencionado antes, se almacenaban unas y otras, y eran escogidas una a una y servidas en el mismo momento, envueltas en un pedazo de papel en forma de cucurucho.

Las rosquilletas de La Mustia eran famosas en todo Castellón, y era prácticamente imposible pasar por su puerta, bastante céntrica por cierto, sin dejar de comprar. Como además se servían por unidades, podías escoger en función de tu apetito o tu disponibilidad económica, siempre escasa en aquellos tiempos, aunque era imposible saciarse de ellas por mucha cantidad que comieras.

Tenían una forma irregular, un poco más anchas por el centro y algo más estrechas por los extremos, un poco más aceitadas de lo normal, e impregnadas con sal muy fina. Crujían con un ruido especial, rotundo, que era el preludio de una explosión de sabor en el paladar inigualable.

No existía nada que se le pareciera en toda la ciudad por aquel tiempo, aunque poco después fueron apareciendo productos más higiénicos, bien envasados en bolsas de plástico de doce unidades, con aspecto más uniforme, aunque de textura parecida; que incluso podían rivalizar en sabor si no se hacía la comparación directa.

Un buen día La Mustia cerró, y no recuerdo si abrieron otro tipo de local en su sitio. Hace mucho tiempo ya de eso. El otro día pasé por allí y vi sus paredes desnudas, vacías, y me pareció todo mucho más viejo. Recordé la frase que alguna vez he oído a mi cuñado Octavio: "Castellón debería hacer un homenaje a La Mustia" Y eso es lo que he querido hacer yo con este texto.

A la persona, en particular, no la he vuelto a ver desde entonces, e imagino que su aspecto no será muy diferente al de entonces, a pesar del tiempo pasado. Es lo que pasa con las personas que no parecen tener una edad determinada. Dicen que se casó, pero yo que queréis que os diga.




28 comentarios:

  1. Anónimo9:19 p. m.

    Hay personas que dejan huellas profundas... que llegan a ser parte de las ciudades y... siempre se las recuerda. Sí era mustia según lo relatas, más pareciera que toda su alegría, lo plasmaba en esos trozos... en el pan de la vida... por el cual todos volvían.

    Un saludo.
    Milena

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  2. Anónimo8:54 p. m.

    ¡Realmente impresionante la descripción de las rosquilletas..!
    Juanjo... siempre que mezclas la descripción de tipos y rincones populares con las sensaciones y aromas de la comida..¡es que se me cae la baba: primero de gula y luego de envidia...!! Tanto pecado capital no puede ser bueno, y sobre todo cuando crea adicción, como la de seguir visitando este sitio a pasar buenos ratos leyendo.... jajajaja..

    Un abrazo

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  3. Anónimo2:29 p. m.

    Hornos, rosquilletas...Mmmm!
    aquí en Italia no existen las rosquilletas, hay una cosa parecida que se llaman grisines pero no es lo mismo ni por asomo, no saben lo que se pierden!

    Besos fuertes, Juanjo.
    Espero que hayas pasado un buenísimo finde con la familia :)

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  4. Anónimo2:30 p. m.

    Hornos, rosquilletas...Mmmm!
    aquí en Italia no existen las rosquilletas, hay una cosa parecida que se llaman grisines pero no es lo mismo ni por asomo, no saben lo que se pierden!

    Besos fuertes, Juanjo.
    Espero que hayas pasado un buenísimo finde con la familia :)

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  5. Anónimo2:30 p. m.

    Hornos, rosquilletas...Mmmm!
    aquí en Italia no existen las rosquilletas, hay una cosa parecida que se llaman grisines pero no es lo mismo ni por asomo, no saben lo que se pierden!

    Besos fuertes, Juanjo.
    Espero que hayas pasado un buenísimo finde con la familia :)

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  6. Anónimo2:31 p. m.

    Perdón por el triplicado, daba error y yo le daba y le daba.. en fin, perdona jeje.

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  7. Anónimo12:37 a. m.

    Has definido perfectamente a una de las chicas que despacha el pan en la panadería que pilla más cerca de mi casa.
    ¡Qué horror! jaja

    Un besito Reno y buenas noches

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  8. Anónimo9:06 p. m.

    Es curioso, en todos los lugares suele haber un establecimiento cutre salchichero pero que es toda una institución.
    Hoy he tenido un poquito más de tranquilidad, y me he venido corriendo a visitarte, ya hacia tiempo, voy a seguir saboreando la visita.
    Un beso, guapetón.

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  9. Anónimo9:27 p. m.

    No sé sí creas en Dios y sí la Navidad tenga un significado para tí. Más dejo para tí, un abrazo especial, extensivo a tu familia, por el nacimiento de Jesus y su renacer en cada uno de nosotros.
    1OOOena

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  10. Anónimo6:07 p. m.

    Hola Juanjo,

    Queriendo recordar los sabores de la niñez (esos que siempre permanecen en el corazón) he buscado la receta de las rosquilletas valencianas en google (y no queria decir rosquillas).
    En realidad lo que yo quería recordar era el sabor de las rosquilletas de la Mustia de mi pueblo y me ha llenado de morriña el buscarlo así y encontrar tu texto.
    Yo tenia la suerte de ser amigo del sobrino (Castillo) y siempre llevaba para merendar un paquete inmenso de trozos de rosqulleta (esos que no eran comercialmente vendibles).
    Tambien compraba en el local haciendo largas colas, aunque no lo recuerdo tan sucio como lo describes. Lo que si recuerdo es la parsimonia en el contaje de las unidades (de ahi el nombre de la Mustia) y sobre todo de esas uñas rojo bermellon que siempre llevaba (y que hoy en dia no le dejarian llevar a una manipuladora de alimentos).
    Estoy de acuerdo con Octavio (que supongo que sera el hermano de Rafa) lo que ha sido una institución para toda una generación de Castelloneros se merece un homenaje.
    ... y también el Mow, els abstemis, la primera colla del rei barbut (detrás del principal).

    Un saludo desde Tenerife

    Miguel Angel

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  11. Miguel Angel, Tenerife. Pues la verdad, no caigo.
    Octavio es hermano de Rafa, claro. Fundador de Abstemis (entre otros)
    Ha pasado tanto tiempo que muchos detalles son imposibles de recordar, y tengo que echar mano de la imaginación. ¿No estaba tan sucio? Es posible, pero seguro que nada que ver con las panaderías-cafetería de hoy en día, en las que se puede comer en el suelo.
    No recuerdo el detalle de las uñas, pero me ha gustado saberlo. Así como también me gustaría saber qué fue de aquella mujer.

    Saludos, paisano.

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  12. Anónimo10:29 p. m.

    riquíiiiiiisimas las rosquilletas de la mustia!

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  13. Anónimo1:50 a. m.

    Hola Juanjo
    Que grandes recuerdos me ha traido tu homenaje a este gran icono de Castellón, me encantaba ir a la Mustia a comprar rosquilletas, y la verdad que las recuerdo con tanto cariño que ningún producto actual alcanza su nivel. Como Miguel Angel, también recuerdo esas manos con uñas rojas y enjoyada y como se descontaba en su función y empezaba a contarlas desde el principio, provocando así esas largas colas.

    Un saludo y gracias por este momento de recuerdo que me has devuelto.

    Olmo

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    1. En Castellón deberíamos mimar más a estos personajes, que han significado mucho para la gente de aquella época. Yo creo que mis primeras pesetas debí gastarlas allí. Y desde entonces, guardo la afición por las rosquilletas y en mi casa, siempre hay.

      Un saludo, Olmo.

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  14. La Mustia se llamaba Margarita Castillo y falleció poco después del cierre del horno como consecuencia de la enfermedad congénita que la aquejaba. Llevaba uñas y labios pintados de rojo cardenal y de ella recuerdo una frase pronunciada con su belfo caído: "Abans, als homes, els agradaven les dones am boqueta de pinyó"... y la suya no era precisamente una boquita de piñón. El último trabajador que tuvo la panadería Castillo se estableció por su cuenta a principios de los noventa; pero no debía conocer la receta, pues probé las rosquilletas que hacía en su establecimiento y resultaron bastante insulsas. Tras más de veinte años buscando el sabor y la textura de las rosquilletas de la Mustia, puedo aseguraros que las más parecidas están en la panadería de José María en Benicasim, en la calle Bayer, son casi, casi... También son crujientes, saladitas y etéreas las de la Panadería Velázquez de Oropesa, pero sólo las hacen en invierno.
    Un saludo a todos los fans de las rosquilletas.

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    1. Gracías por la información Tío Manolín. Probaré las de la panadería José María, de Benicasim, que me queda cerca.

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    2. Tal y como lo describe. Yo recuerdo a una mujer de labios y uñas rojisimos, tez blanca y pelo rizado. Me daba sensación de no escaparsele nada pero sin darte la más mínima conversación, pero muy dusciplinada. Las rosquilletas una gozada de textura y sabor. tío Manolin, recuerda en que año cerraron????? Gracias y saludos

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  15. Nada,que acabo de enterarme por un casual de lo que desde hace algún tiempo se escribe sobre la entrañable Mustia. Ya en otro foro he hecho la pregunta, pero a ver...Y yo que no la conocía como Margarita sino como ESTEFANÍA...¿quién me quiere confirmar, desmentir o aclarar este detalle que en estos momentos de Mayo de 2.012 me tiene inquieto?. ¿No eran las rosquilletas o panadería de ESTEFANÍA (sic)?.

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    1. Yo no te puedo responder, no estoy seguro. Si te fijas, en el texto original no pongo el nombre propio de la Mustia. Pero he visto en varios textos en nombre de Margarita, por ejemplo en este texto magnífico: http://algosemueveencs.blogspot.com.es/2012/05/rosquilletes-de-la-mustia.html
      En cambio, el nombre de Estefanía no me suena de nada.

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  16. Y yo que creía que se llamaba ESTEFANIA y no Margarita...? Espero alguien me saque de dudas y me aclare el error. Saludos.

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  17. Y mi familia y yo..., que la conocíamos como ESTEFANÍA (sic)?, a qué se debe esa confusión o error, si es que su nombre verdadero era Margarita?. Para ser exacto, decíamos "la panadería" o "las rosquilletas de Estefanía", de modo genérico. A ver si alguien me responde, porque me he enterado de estas inquietudes en Mayo actual, o sea del 2.012...

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  18. Una cosa...mi familia y yo la llamábamos ESTEFANÍA (sic) y no Margarita, evidentemente tampoco La Mustia. Pero... alguien me puede aclarar mi error o el motivo de llamarle por el primero de los nombres indicados?. Alguien sabe contestarme?.

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    1. Va a ser difícil que alguien te aclare esta duda en este blog, que no es tan frecuentado para ello. La entrada la publiqué en 2006 y ahora estoy recibiendo visitas, gracias a la entrada que te he mencionado, pero esto no es un foro sobre la Mustia. Te recomiendo que visites la página del facebook: https://www.facebook.com/pages/A-mi-tambien-me-gustaban-las-rosquilletas-de-la-MUSTIA/118535351496993

      Saludos.

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  19. Vale, Juanjo. Gracias por contestar. Soy un castellonero de soca, ya mayorcete e indagaré acerca del resto de familiares, primos y amigos mios porque si no "chocheo" o me falla la memoria, en cuarenta años para mí ha sido Estefanía y para mis allegados. Si averiguo algo al respecto, lo diré. Consultaré la página recomendada, aunque a mi esto del internet no lo tengo fácil. Lo de la Mustia me he enterado esta semana a raiz de un e-mail que va circulando. Gracias.

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    1. Creo que he resuelto el misterio, aunque a estas alturas ya no sé si lo leerás; pero tampoco tengo otra forma de comunicarme contigo que dejando un comentario aquí. Por lo visto, Estefanía era la madre de la Mustia, según la siguiente fuente: http://mayores.uji.es/proyectos/proyectos/lamujerbajofranquismo.pdf (pag. 73). Dice literalmente: "Los sábados bajaba a Castellón y compraba dos cajones de
      rosquilletas y chucherías para niños y las vendía en la plaza del
      pueblo.
      Las rosquilletas que subía de Castellón, eran de casa de la
      Sra.Estefanía y sus rosquilletas medían medio metro, eran famosas.
      Después pasó el negocio a manos de su hija y ya no eran de medio
      metro si no de veinticinco centímetros, la mitad.
      Este horno estaba en la C/. Mayor y era famoso por sus
      rosquillas. De apodo a la hija le llamaban la mustia."

      Todo encaja, ¿no?

      Saludos.

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    2. Desconocido y amable interlocutor Juanjo: Aunque personalmente no nos conozcamos, te agradezo el interés demostrado. Hoy mismo he ido al Ernesto (las tascas) a almorzar un bocata de sardina de bota, ajoaceite con pebrera, y nada más sacar el tema me han sacado de dudas, que coinciden con tus averiguaciones. Estefanía efectivamente era la madre, de ella y de unos 6 ó 7 hermanos más. Hemos relatado varios contertulios decenas de anécdotas que,... curiosamente ahora que no está en vida se hacen. La pobre, en vida no hablaba con nadie. Hemos recordado todos que si íbamos a comprar a la hora del Angelus (las 12) interrumpía el servicio y muchas cosas más. Juanjo, en todo caso gracias a tu colaboración; he retrocedido mentalmente a mi niñez. Saludos por de pronto.

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  20. Juano y Jose, en nuestro blog han dejado esto:

    Ella se llamaba Margarita, Margarita Castillo. Estefanía era su tía; la mujer algo mayor, con gafas y el pelo rubio recogido en un moño, que sacaba las enormes bandejas llenas de las ricas rosquilletas y las ponía al alcance de "la mustia".

    Un saludo y gran entrada... del 2006... internet es eterno!!

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    1. Gracias por las alabanzas; aunque tengo que decir que la vuestra me encanta. Emociona. Ahora que lo decís, recuerdo a esa mujer rubia que sacaba las rosquilletas en bandejas, pero me queda la duda de si era la madre o la tía. En fin...

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