Basado en el vídeo LOV de Stephanie Di Giusto en Vimeo.
Lo escribí para Los viernes creativos de Escribe fino
Yo me enamoré de ti, sin saber quién eras. Y después hubo un tiempo en que creí conocerte. Tuve, iba a decir tuvimos, una casa grande, tarjetas de crédito, viajes, abrazos al anochecer. Todo eso que hace pensar en una vida estable, en un suelo seguro donde pisar.
Hasta que llegó tu traición, que fue sólo tuya, quiero creer, y la casa se desvistió en seguida de muebles, el suelo se convirtió en una pista resbaladiza. Me dí cuenta de que no te conocía aunque creía que todavía te seguía amando.
Creía, pensaba. Interrogantes, dudas. ¿Quién era yo? ¿Adonde debía ir? Ganas de huir, de regresar, de correr, de pararme. De justificarte, de odiarte. Eso estaba haciendo. Subir a lo alto de una cima y verme al instante abajo, en el fondo de un barranco. Reir y llorar. Gritar. Caminar en círculos.
-.-
Todo se solucionaría si encontrara un espejo y su reflejo me diera una pista de quién soy ahora. O si encontrara esa pequeña habitación donde pudiera contar todas las baldosas. Otro espacio seguro, reconocible, donde reencontrarme. Puede que otros labios.
Camino cada vez más rápido y me pesa la ropa. Quema la búsqueda. Voy desprendiéndome poco a poco de esas prendas que ya no son mías. Pertenecen a un pasado al que no quiero volver. Quizá deba empezar por ahí, por los sitios que no deseo visitar. Tal vez deba desnudarme del todo para encontrar nuevo abrigo. O visitar muchos lugares, de diferentes climas y costumbres desconocidas para mí. Es decir, debo seguir corriendo para detenerme algún día.
Quién sabe si lograré conseguir todas esas cosas antes de que me venza el cansancio y el frío, antes de que encanezca el ánimo y pesen demasiado los párpados. Para entonces, ya debería tener un espejo y una sonrisa que mostrarle.
-.-
Bello texto.
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