Hacía mucho que no participaba en los Viernes creativos de Fernando Vicente, quien esta semana homenajea al recién fallecido Alberto Schommer.
Caronte se quedó pensando un rato. La
mujer que solicitaba sus servicios portaba un bellísimo ojo de color
verde entre sus labios, en lugar de la habitual moneda. No se podía
considerar que tal objeto fuera instrumento de cambio reconocido y,
en consecuencia, no debía de aceptar que aquella beldad subiera a su
barca. De hacerlo, se enfrentaría a las iras de Hades, y ya conocía
de sobra cómo se las gastaba el dios del inframundo.
Aunque, en el
fondo, sabía cuales eran sus obligaciones, el anciano barquero ya
había cometido el error de detenerse a mirar aquel iris magnético.
A medida que lo examinaba, encontraba nuevas imágenes, cada vez
más sugerentes. Al principio, encontró en su interior una amalgama
de algas que reflejaban los rayos del sol. Después, la enmarañada
cabellera de Medusa, formada por miles de serpientes reptantes. Para
entonces, ya era demasiado tarde. La muchacha se había sentado en la
parte de atrás de la embarcación, cruzado las piernas y sonreía.
-.-
Contemplar toda la realidad de una vida a través de los propios ojos de esa otra persona debe ser de una seducción ineludible.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Bicos
Los ojos, la mirada, tienen una fuerza seductora increíble, si te detienes un poco a examinarlos.
EliminarBesos.