11 mayo 2008

¿Qué pasó con...?

Imagen tomada de Matrix Linked

- Alfonso, ¿qué pasó con la Regulación Automática?

Un espeso silencio se hizo al otro lado de la línea de teléfono. Se podía oir su respiración entrecortada, lo imaginaba tenso, sudoroso, exhalando vapor por todos sus poros. Alfonso -permitidme que omita su apellido- era gerente de una gran empresa, tenía su bien merecido prestigio dentro del sector, y fama de hombre honrado e intachable. Sin embargo, ¿qué pasó con la Regulación Automática? El lo sabía bien. Nunca se presentó a ese examen y sin embargo apareció en la lista de aprobados. Nadie sabe cómo pudo deslizarse un error así. Alfonso soñaba frecuentemente que un día se descubría el pastel, y entonces su título no valía nada. El imperio que tanto le había costado construir se deshacía como un azucarillo en leche caliente. Era la peor de sus pesadillas.

Pero ahora la voz era real. Alguien había descubierto el secreto, y su mente calculaba rápidamente el precio que le costaría mantenerlo a buen recaudo.

- ¿Quién eres? - dijo, con voz seca; y sonó como un tenso pulso, como una oscura amenaza.

- Soy David. Pepe me dio tu número de teléfono el otro día en una cena de la Escuela. ¿Cómo está María? ¿Y los niños?

- Cabrón...

04 mayo 2008

Tres estados


El amaba lo sólido. Tanto, que le ocasionaba un asco terrible hasta romper la yema del un huevo, ver como todo ese líquido se desparramaba, corriendo en direcciones impredecibles. Su mente estaba concebida para el orden, acomodada en la creencia de rígidas leyes universales, donde cada suceso era esperable.

Ella, en cambio, era feliz entre las aguas. El estado líquido le fascinaba. Observar el curso de un río, con sus extrañas corrientes y remolinos, la fuerza de las olas contra el acantilado, o incluso las manchas arborescentes dejadas por la tinta derramada en un trozo de tela, eran un pasatiempo casi litúrgico. Sus cualidades artísticas y costumbres anárquicas encajaban bien con el aparente comportamiento caótico del líquido elemento.

Nadie sabe muy bien cómo se conocieron, qué les atrajo al uno del otro, y por qué llegaron a amarse, pues parecían dos mundos dispuestos a destruir el uno al otro.

- Entonces, ¿fueron felices y comieron perdices?

- Lo fueron, pero sólo hasta que el sólido decidió convertirse en gas.

- Sublimación se llama a eso.

- Más bien flatulencias, diría yo.

28 abril 2008

La última copa

Es una foto de Chema Madoz

Nunca acepto una última copa, pero ese día hice una excepción.

Los siempres y los nuncas están para no cumplirlos, y ella sabía cómo cambiar un no por un sí.

- Una copa más. Bebe conmigo.- susurraba.

El rojo de sus labios se confundía con el cereza del vino.

- Venga. Sólo una copita más. Lo estás deseando.- miraba con deseo.

Sus pupilas se convertían en fascinantes caleidoscopios.


- La última y nos vamos. Lo prometo.- decía equívoca.

Su blanco cuello se descubría de los dorados rizos.
Anulada mi voluntad por sus encantos incumplí mi promesa: bebí de la copa.

Sus labios se confundieron con su pelo, con su cuello, con el vino.

Todo se mezcló en un torbellino gris difuso, mareante, turbio.

Mi torpe lengua apenas consiguió balbucear su nombre:

- Lucrecia...

En efecto, fue mi última copa.

23 abril 2008

El dragón


Mejor el dragón que mamá. Queda mal decirlo, pero así lo siento.

El dragón tiene paciencia, nunca alza la voz, y no se enfada si no me lo como todo.

Por desgracia, como todo el servicio, tiene su día de descanso, y entonces mamá se ocupa de mí. Dice que no encuentra nadie de confianza con quien dejarme.

Por lo visto, el servicio está muy mal últimamente.

17 abril 2008

Réplica

Imagen tomada de La torre de marfil
Aquel niño era yo. Y el otro, y el de más allá.

Me encontraba en una sala repleta de seres idénticos a mí que realizaban mis mismos gestos con una sincronización perfecta.

Esta suerte de armonía absurda se vio rota por un gigantesco gancho, que me apartó para siempre de la dantesca visión de tantos seres aterrorizados.

Terapéuticamente anestesiado de este recuerdo, durante mucho tiempo viví con la creencia de ser único.

Hasta que ayer te encontré de cara, como mi imagen en un espejo, y ahora te veo frente a mí, escribiendo.

10 abril 2008

El alacrán

Cleo la levantó y allí la esperaba el alacrán.

Tenía ese apodo porque las mataba callando. Cuando más confiada estabas, pensando que ya nadie te iba a descubrir, venía él y te clavaba su aguijón, en forma de punta de navaja.

Ella nunca había sisado hasta entonces, pero su niño no tenía qué comer y no pudo evitar la tentación.

Ahora su piel de porcelana temía la violación del frío acero, la marca perpétua. Pero el chulo no hizo eso. Para sorpresa de todos la puso de espaldas y le arrancó la falda.

Al alacrán le gustaban rubias.

06 abril 2008

Altos vuelos


- Aladino, ¡qué fea es esta alfombra! Podrías cepillarla de vez en cuando, y quitar esas manchas. Además, es muy incómoda, y ya me canso de tanto cojín. Aquí vendría muy bien un sofá, una mesita y unos sillones, por si vienen invitados; una neverita con refrescos, una tele de plasma y el plus, o como se llame ahora. ¡Ah!, y unas cortinas, que nos ve todo el mundo cuando volamos.

-Sí, querida, ¿algo más? ¿bañera con hidromasaje? ¿jacuzzi? ¿gimnasio?

- Hombre... pues pensándolo bien...

- Sabes que te digo. Que para ir a Agrabah, a ver a tu padres una vez al mes, casi que mejor nos compramos una caravana, que las tasas de vuelo cada día están más caras.