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La escarcha cubre de blanco la tierra cansada, olvidada al lado del campo roturado que espera.
Por ahora nada aventura una nueva cosecha y el frío viento devastador mata cualquier esperanza de vida en su vientre. Así que el terreno solterón, abandonado, ya no espera, y sus horas no son nada más que una sucesión lenta de minutos sin sentido.
A lo lejos se observa el resplandor rojizo de una hoguera. Alguien aventura, alguien celebra. Mientras, la parcela yerma mira escéptica.
La desesperanza ya no desea, pero el chisporreteo de las llamas parece augurar el sol inclemente del verano, y el dorado balanceo del trigo sobre los campos. Bajo su piel arrugada por surcos demasiado antiguos, de agua y de hielo, el deseo de la suave barba de espigas parece despertar lentamente de su injusto cautiverio.
Juanjo Montoliu Marcet - Enero de 2009
Pasará el invierno.. pasará.
ResponderEliminarBesitos varios.
Se nota que comienza a brillar un rayito de sol tras este invierno de inclemencias meteorológicas. Cuando queramos darnos cuenta, ya habrá surgido esa suave barba de espigas (¡qué buena metáfora!)
ResponderEliminarUna excelente metáfora, si señor.
ResponderEliminarSuave, ligera, y con todo el calado necesario.
Siempre existen momentos en que todo parece en calma, o la tristeza invade una hermosa primavera... pero a su vez el sentirse vivo cada estación se hace hermosa!!
ResponderEliminarMuchos besitos juanjo
un texto con mucho sentimiento... me gusta que la tierra tenga vida como si fuese una persona... y así se nota su sufrimiento, su agonía, su desespero por lo que un día fue.
ResponderEliminarbiquiños.,
Me gusta mucho y adivino ( seguro que equivocada) otras lecturas.
ResponderEliminarun beso
Si es que todo llega, quiero, todo llega... o no?
ResponderEliminarBesicos
Así es el ciclo de la vida, de toda vida. Un tiempo de tierra vacia que descansa y reposa esperando volver a llenarse.
ResponderEliminarBesos de mi Alma en barbecho
Hola, eso esperamos, que pronto llegue el calorcito. Aquí ya tenemos un adelanto de la primavera con los almendros en flor, está el campo realmente bonito. Un saludo.
ResponderEliminarAquí me tienes amigo Juanjo, despertando lentamente de mi ausencia bloguera.
ResponderEliminarYa veo que tus palabras siguen dando en la diana de las emociones y abriendo surcos en los pasos del tiempo. De momento rompo mi silencio, para saludarte y sigo un poco más por aquí para repasar tu buena literatura de días pasados.
Un abrazo.
¡ Salud !
No está nada mal. Al final hay un despertar.
ResponderEliminarDicen que no hay mal que cien años dure. Y después del invierno siempre llega la primavera, y después el verano. Lo importante es ese despertar, me quedo con eso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Recomienzo a diario.Gracias por tu comentario
ResponderEliminarQué preciosidad, Juanjo.
ResponderEliminarAl menos el barbecho es una espera real, con futuro, por algo real.
Hay campos yermos de puro abandono...
Eso es más triste todavía.
Un besito arado, sembrado, abonado y regado....para que crezca.
P
Ay... volverá la primavera, como siempre.
ResponderEliminarTodo es cíclico, no permitamos romper el proceso.
...y siempre sale el sol.Magnífica metáfora como ya han apuntado por ahí.
ResponderEliminarSaludos soleados!
Gcc.
EL barbecho es una buena solución para verdear toda clase de esperanzas.Me alegra observar cómo el campo yermo por un rayito de luz,aunque fuere artificial,espera aún ver esa suave barba de espigas.
ResponderEliminarNO voy a repetir ya lo de todos,pero soy una fanática de las metáforas y en este caso,has encontrado una óptima(vaya,dije lo de todos,pero es que es así¡¡)
Chiquillo,no olvides lo del libro que un dia te dije¡¡
Besucos
Gó
¿Tienes en barbecho tu próximo relato?. Seguro. Poco riego le hacen falta a tus letras, siempre frescas.
ResponderEliminarBesotes
Tengo que reconocer que deseo que todo despeierte de ese cautiverio , lo deso porque estoy como dormida , o peor aún buffff
ResponderEliminarMuchos besinos
La primavera, tiempo de renacimiento y alegría. El sol brillará muy pronto.
ResponderEliminarBesos
Gracias por aportarnos este texto, curioso, lleno de aridez, vida en la lejanía que se aproxima. Muy bello.
ResponderEliminarMe encanta imaginar el dorado color y sel suave tacto de las espigas de la esperanza, del nuevo sol que no espera. Bonita metáfora
ResponderEliminarBesos, Juanjo
Precioso.
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