Del fascinante viaje de los Reyes Magos nos han llegado más incógnitas que hechos realmente comprobados. Historiadores de la época y modernos investigadores coinciden únicamente en la existencia de una aventura, entre esotérica y científica, de una comitiva de personas de diferentes procedencias, razas y religiones, persiguiendo unos extraños signos celestes que les condujeron finalmente a la recóndita aldea de Belén.
Si eran científicos, magos, reyes o misteriosos alquimistas parece ser lo de menos, como también parece importar poco sus lugares de origen y los objetivos que les impulsaron a emprender tan largo trayecto.
La leyenda, más que la historia, ha reducido a tres los personajes principales de este viaje, pero no está escrito en ningún sitio que el número exacto fuera ese. De hecho, algunos testamentos apócrifos hablan de un cuarto rey, un viajero enigmático, engullido por las fauces del olvido.
Ese cuarto sabio pudo ser un niño, y su nombre, escrito en lenguas perdidas, se podría traducir como Inocencio.
En su personalidad destacaba un apetito insaciable por el conocimiento, combinado con la necesidad constante de diversión, propia de su edad y difícilmente compatible con la aburrida metodología de sus compañeros de ruta.
Las leyendas no aclaran la edad del niño y dudan hasta del sexo de la criatura, pero parecen coincidir en el hecho de la abrupta desaparición del camino. Al parecer, el rey Inocencio, o la reina Inocencia, se extravió con todo su alegre séquito, cuando comprendió la verdadera naturaleza de sus acompañantes, a una edad comprendida entre los 6 y 10 años. No se sabe si consiguió terminar el viaje, ni cuál era el regalo que destinaba al niño Jesús, pero parece claro que el mundo de los adultos serios, circunspectos y serviles que lo acompañaban, no cuadraba con su forma llana de concebir la vida.
Los testigos, compañeros de ruta del infante, lo recuerdan como una presencia lejana y agradable, como un sueño dulce y placentero del que despiertan todas las mañanas del 6 de Enero, cuando calculan, a ojo de buen cubero, cuanto dinero habrán costado los regalos depositados debajo del árbol de Navidad.
-.-
Ays... este pobre Inocencio siempre ha tenido los días contados
ResponderEliminar:)
¿Y tú qué? ¿te han llenado los zapatos hoy?
Y además, hay casas por las que no pasan... yo este año dudaba si los dejaban salir de gaza, imagina...
ResponderEliminarBesicos
Gracias por tu post, es genial.
ResponderEliminarTe traigo de regalo... BESOS, ABRAZOS Y BUENOS DESEOS.
Ahh, ya me quedo tranquila. La culpa del vacío bajo mi árbol se debe a su pérdida por el camino.
ResponderEliminarMe queda claro, jajajaja!
Qué bueno, Juanjo, como siempre! ;)
Un besito
P
Lástima, que lástima que nunca llegará a nosotros el presente que Inocencio nos tenía predestinado, quizás las cosas serían de otra manera, solo quizás, difícil es ante la estulticia del hombre, y de la mujer, vamos a ponernos politicamente correctos.
ResponderEliminarBesazos, me alegra "verte", aunque hoy no me hagas mucho caso, tengo un resfriado que no veas
en alguna parte he leído que pudieron ser hasta 16, pero ¿ qué importa?, lo imprescindible es el vernos reflejados en ese infante, en ese cuarto rey, al que recuerdan con sueño dulce y placentero, pero que en realidad todos estábamos con ajo avizor y un tanto frustrados cuando el cálculo de los regalos no era el que habíamos previsto.
ResponderEliminarun beso
Casualidades motivadas por las fechas en las que nos movemos, pero el caso es que tu entrada, tiene una estrecha relación con la mía.
ResponderEliminary ahora una tontería futbolera. El nombre del cuarto rey no sería "Messi".
Esta historia o leyenda o como quieras llamarla, es maravillosa, maravillosa.
ResponderEliminarMe sugiere tantas cosas que no cabrían aquí o te resultarían tediosas, tal vez. Pero una cosa, si, ese niño o niña con su séquito locuelo no llegaron al lugar adecuado.
No se si esto me hace sentir bien o mal, no lo se. Es todo.
Gracias
Muacks
Es lo que tiene calcular los gastos: Adiós, Inocencio/a, adiós
ResponderEliminar:)
Besicos
Pues, mejor ser Inocencio, disfrutar como un niño y dejarse de cálculos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Feliz Año! y sí hay que disfutar de los Inocencios que tenemos a nuestro alrededor.. a la mía creo que ya le queda poco para desaparecer. Un saludo.
ResponderEliminarJajaja,Juanjo, qué tremenda realidad el desenlace de tu cuento,estar en banca rota se llama.
ResponderEliminarSaludos!
una historia con mucho mensaje... muchísimo mensaje... vil dinero.
ResponderEliminarbicos,
Larga vida a Inocencio. Hizo muy bien en escaquearse. A mí los Reyes Magos nunca me han parecido muy de fiar...
ResponderEliminarárbol, por cierto, herencia de una tradición pagana.... XD
ResponderEliminarEs genial este texto...muchisimas gracias por compartir.
ResponderEliminarY feliz año!!!
MIl sonrisas
ANA
Juanjo a ver si era un paje!! jajaja
ResponderEliminarBueno la verdad es que me ha parecido muy interesante esto que nos cuentas, no sabía nada y me gustó imaginarlo así, la verdad.
muchos besos y feliz entrada de año Juanjo.
¿Se han portado los Reyes bien este año? Espero que sí.
ResponderEliminarUn besote
Inocencio, tal vez ese pudo haber sido su regalo, pero no llegó a entregarlo, el devolver la inocencia a la humanidad.
ResponderEliminarPróspero 2009
www.enriquejfc.blogspot.com
Encontré a Inocencio, un rato, en los ojos de mis hijos... luego, volvió a perderse qué pena.
ResponderEliminarBesos, niño
No había leido esta entrada, pero que bien el cuarto. Brindis por la inocencia?
ResponderEliminarES así que se gastan muchos euros en las compras de Reyes,pero ese personaje que has sacado en tu bistoria,creo que es la respuesta a un sueño de todo niño:el dia de Reyes.NO hace falta tanta ostentación,pero ese dia es mágico.Aún pongo los zapatos con entusiasmo,los mios y los de mi familia,el vaso de leche y fruta para los camellos.
ResponderEliminarMe recuerda a mi padre(q.e.p.d.)por su enorme ilusión de ver la cara de sus nueve hijos gozando de sus reyes que entonces erana más austeros,pero máss creativos.
Sí,sé que hay muchos niños sin regalos ni comida.Esto es otra historia que por supuesto pongo en primer lugar.Cada uno pude ser Rey Mago a su manera,sólo es cosa de solidaridad.
Bessucos y perdona la filípica¡¡¡
Gó