07 febrero 2008

Poderes paranormales

Imagen tomada de http://www.lorenzogoni.com
- Cuenta, ¿qué te pasó?, dijiste.
- Pues algo desconcertante. Una de estos hechos que te hacen creer en sucesos paranormales.
- No jodas. Anda, ya me lo estás contando, que me tienes medio acojonao.
- Ya sabes lo de mi mujer, ¿no? Lo del divorcio y todo eso.
- Sí.
- Pues no había tenido yo un gran día dándole vueltas al asunto. Volvía en el tren, como siempre, pero el libro estaba encima de mi mano, y no había pasado una página. Ya sabes que me suelo comer bastante el tarro.
- Lo sé, lo sé, y que nunca vas al grano también.
- No seas tan impaciente, que te lo cuento rápido. Estaba alterado, cansado e impotente. Sigo sin entender demasiado bien como hemos llegado hasta aquí, ni por qué. O quizá si lo entienda, pero no lo quiera aceptar. No lo sé. Imaginaba conversaciones, buscaba excusas para justificarme, lo de siempre. Y seguía así cuando llegamos a la estación, así subiendo las escaleras mecánicas, así mientras buscaba el coche; cuando, de repente, una nota en el parabrisas.
- Mira que me da rabia.
- Toma y a mí.
- Bueno, ¿y qué decía?
- Algo así como: "Tus problemas tienen solución. Soy una famosa vidente con poderes extraordinarios. Llámame y conseguiré que tu amada vuelva a tu lado"
- Increíble. Como si te estuviera leyendo el pensamiento. La llamaste, ¿no?
- Pues no, claro.
- ¿Qué pasa? ¿No crees en este tipo de gente?
- No es eso. Tú imagina que lo consigue. Quita, quita.

29 enero 2008

La increíble derrota de Cronos

Imagen tomada de http://mx.geocities.com/tallertnt2000/leyendas.html
Extrañas casualidades pueden convertir a un personaje anónimo en un héroe legendario; pero ninguna más absurda que la coincidencia del celo estricto de un funcionario con la economía doméstica de una madre trabajadora.

Sucedió en Isocronia, la remota ciudad donde todos sus habitantes vivían exactamente 60 años. Desde el mismo instante de su nacimiento conocían ya la fecha en que abandonarían este mundo, aunque no la hora exacta.

Quiso el destino que las tres hijas de Doña Consuelo García nacieran todas ellas el 4 de Mayo; aunque si somos rigurosos, la menor, Cristina, lo hizo unos segundos antes de que concluyera la víspera; precisión que tuvo bien en cuenta el probo escribiente, pero no la madre de las criaturas, que quiso celebrar los cumpleaños de todas sus hijas el cuarto día del quinto mes de cada año.

Así crecieron todas en la creencia de que compartían la fecha de su aniversario, y fueron muriendo todas puntualmente, justo 60 años después de ver la luz. Cristina se preparó religiosamente para terminar sus días un 4 de Mayo, y durante la jornada recibió las oportunas visitas de familiares y amigos, que venían a despedirse de ella. No tenía prisa por abandonar este mundo, pero lo hizo finalmente pocos segundos antes de que el campanario anunciara un nuevo día, sin saber que realmente había vivido uno más de lo que le correspondía.

El funcionario de turno estuvo a punto de equivocarse al anotar la fecha del óbito de la venerable mujer, y, de hecho, se frotó tres veces los ojos, repasó tres veces los datos, y consultó con el secretario y con el alcalde, antes de certificar con su impecable caligrafía que Cristina, la menor de las tres hijas de Consuelo García, había conseguido vencer al tiempo.

Desde entonces, ya nadie en Isocronia vive exactamente 60 años, no es posible encontrar dos relojes que marquen la misma hora, y las campanas solamente suenan el día de la fiesta mayor.

18 enero 2008

La dirección del viento

Imagen tomada de El espejo imposible
Ja, ja, ja, ja. La carcajada sonó como una bofetada, como un duro insulto, y el eco se encargó de repetir la afrenta, multiplicándola el silencio del resto de los presentes.

Sin embargo la Mari no podía parar de reir, viendo las caras de los familiares de su novio grises de ceniza, sus rostros serios, demudados por la sorpresa, o contraídos por el asco. La mano que fuertemente le apretaba su chico se aflojó un poco, se sintió taladrada por punzantes miradas e injuriada por desaprobadores murmullos, pero nada de eso pudo menguar la intensidad de su risa.

El frío viento del desfiladero terminaría al fin con su expansión eufórica, y aquel suceso marcaría el principio del declive de su relación. Hasta el nombre de su amante caería con el tiempo en el olvido, pero nunca la grotesca situación vivida.

Es preciso tener en cuenta la dirección del viento cuando se arrojan las cenizas de un muerto. Eso cualquier hombre lo debería saber.

10 enero 2008

Temblor


Temblaba apoyado sobre mi frío asiento, con movimientos vibrantes, desesperados; aunque debo decir que siempre me comporto así: mi naturaleza es propensa a estos vaivenes, tan poco apreciados por los humanos.

De repente noté un aire cálido sobre mi cabeza; unos labios enormes, gigantescos, se me acercaban. Aprecié el aliento perfumado, la proximidad de su lengua húmeda, que se apartaba para dejarme paso. Sentí una fuerte atracción, difícil de resistir. Su boca me buscaba, notaba como todo su ser me deseaba, y mi ser no podía aguantar más esa fuerte atracción.

En la sala se produjo un silencio expectante; ojos ansiosos me observaban esperando el desenlace. Sentí una fuerte presión y me despegué del plato. El aire se llenó de risas y aplausos, de vivas y aclamaciones. Acababa de ser engullido, de un solo golpe, dejando tan solo huellas marrones de caramelo sobre la delicada porcelana blanca.

30 diciembre 2007

El precio del alma

Imagen tomada de Dimensión desconocida
El diablo vino a tomar el té a la hora señalada. Lo reconocí en seguida; era el mismo hombre con el que firmara el contrato diez años atrás. Su aspecto era impecable, el traje le caía como una segunda piel sobre su cuerpo bien proporcionado. La tez morena, la barba corta, cuidadosamente afeitada, y su mirada pasional, intensa, completaban la estampa de un hombre juvenil tremendamente atractivo.

Le pregunté si había venido a cobrar su deuda. El plazo había expirado, y yo aguardaba, casi deseaba, un desenlace rápido, y el eterno castigo pactado. Desde que contrajera el fatal compromiso, mi alma no había conocido el descanso.

¡Infeliz! - me dijo- Te concedo una prórroga por otros diez años.

¿Diez años? ¿Otros diez años alimentando la esperanza de un feliz desenlace? ¿No es suficiente infierno la incertidumbre de la espera?

Comprendí entonces que la angustia no me abandonaría jamás. Mi temido interlocutor ya se había cobrado su deuda el primer día.


P.D. ¡Feliz Año Nuevo! a todos.

22 diciembre 2007

Por la noche

El aula estaba más llena de lo habitual por aquellas fechas. El profesor agotaba los últimos minutos de la clase, del día, de la semana. Las caras mostraban desgana y cansancio, el incesante giro de las cabezas y el rumor creciente en la sala eran clara demostración de la impaciencia del personal por escapar de la asfixiante custodia de aquellos fríos muros de gotelé blanco.

Don Julián terminó de escribir el corolario en la pizarra, y, tras dejar un tiempo prudencial para copiarlo, comenzó a borrarlo con lentos movimientos mecánicos con el sonido de fondo de papeles recogidos, carpetas cerradas y sillas chirriantes.
Devuelto el verde lienzo a su original aspecto, el profesor, tras girarse, alzó un poco la voz, agitó las manos, y se hizo el silencio.

- No se vayan todavía. Tengo que anunciarles la fecha del próximo examen parcial. Será el día 24 a las 9.

- ¿El 24? Pero si el 24 es Nochebuena. -sonó una voz indignada-

- ¿Nochebuena? Nochebuena es por la noche.

19 diciembre 2007

Entre santas y calvos


Iba a comenzar el texto con una frase tipo "Me gusta comprar lotería en Santa Catalina", pero la verdad es que nunca lo he hecho; así que no sé si realmente me gusta. Tal vez "Me gustaría comprar ..." sería más adecuado, pero no tiene mucho sentido. "En Santa Catalina existe una famosa administración de loterías que..." No, tampoco me convence.

El caso es que hoy quería hablar de Santa Catalina, y de la lotería. A todo esto, no estoy escribiendo sobre mártires ni monjas de clausura. Me refería a la plaza, a la iglesia, y sobre todo a la torre, situadas todas ellas en el centro de Valencia. ¿Qué me atrae de su esbelta belleza? Pues no sabría deciros. Seguramente el hecho de ser la segundona, un bello talento más, eclipsado por la siempre exagerada fama del Micalet, la torre que preside la catedral de la ciudad del Turia.

Siento cierta simpatía por los segundos, esos entrañables personajes condenados a ver menguado su prestigio a costa de los siempre sobrevalorados méritos de los primeros. Los segundos vienen a ser la nobleza de los perdedores; gentes con reconocimiento social, con galones, pero sin derecho a llevar la aureola sobre sus cabezas. La torre de Santa Catalina es un ejemplo más, una hermosa perdedora, una novia despechada por el popular gigante Micalet, que la observa desdeñoso desde la otra punta de la Plaza de la Reina.

Y en la plaza de Santa Catalina, existe una administración de lotería con bastante fama, como si la superstición popular intuyera que, bajo la mirada protectora de la derrotada, aflorará mejor la apreciada rosa de la suerte.

Todos los años me hago el propósito de comprar algún décimo en ese local, y todos termino desistiendo. Este año tampoco va a ser la excepción. Ya no me da tiempo. Además, tenía el propósito de compartir con vosotros el billete comprado, tal y como hizo Carmen el año pasado, iniciativa que me gustó y a la que me sumé con mucho agrado.

Me gusta compartir lotería. Sea de donde sea. Comprar un décimo a medias, o entre varios amigos, parece que me une más a ellos, es como escoger a tus acompañantes en el camino de la fortuna, que viene a ser la isla desierta por la que alguien inevitablemente nos pregunta. ¿A quién te llevarías? Pues a ti, mi amor, no ves que compartimos número.

Por uno de estos vacíos de mi memoria, dígase despiste, tengo en mi poder un décimo cuyo destino era ser compartido, pero que, al final me he tenido que quedar yo solo. Como el futuro del agraciado papelito era tener más de un amo, he decidido compartirlo con vosotros. Utilizaré el mismo sistema que empleó su inventora: todos aquellos que dejen un comentario en esta entrada hasta el viernes 21 de diciembre a las 23:59 h. (hora peninsular española) me acompañarán en la suerte con el décimo, del cual no reproduzco todas sus cifras por motivos de seguridad.

Soy consciente de que queda muy poco tiempo, y os ruego que me disculpéis los que no hayáis leído la entrada antes de que expire el plazo.

Suerte, y Feliz Navidad a todos.