29 septiembre 2008
Santificarás las fiestas
Y se vistieron para la misa de 12.
A pesar del calor sofocante, no dejaron ni un centímetro de su piel por cubrir de riguroso negro.
En la iglesia, bajaron la vista, cruzaron las manos, hincaron las rodillas.
No más tarde de la una, volvieron al verdadero templo de sus deseos, dejando las prendas de luto como improvisadas alfombras.
Era su forma de santificar las fiestas.
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Desvestirse para el sagrado rito de la carne. El placer también puede llevarnos a la santidad, aunque el Papa no se entere ni de la misa la media.
ResponderEliminarAbrazos.
¡ Salud !
Me encanta santificar las horas en el templo de mis deseos, abandonadas ya las prendas de luto, cubierto cada centímetro de mi piel con tus carícias.
ResponderEliminarUn besazo, es que me inspira Usted Sr. Juanjo
Cada momento tiene su contrario,no por ello,menos plácido ¡¡
ResponderEliminarMe he sonreido de la pura realidad de la vida.Además...de qué forma tan breve y explícita lo has desarollado¡¡
Artistazo¡¡
Besos
Nadaia
¡que bueno! ¡que rotundo!... este microrelato me parece buenisimo sobre todo por el contraste entre lo religioso y lo carnal.
ResponderEliminarme ha encantado.
bicos,
Si es que las aparencias engañan tanto querido...
ResponderEliminarBesicos de levante ;)
Sí, sí, pero yo a mi pareja le vestía de nuevo en casa con un alzacuellos, que me pone como una moto, jajajajaja!
ResponderEliminarAsí santificábamos vestidos para la ocasión, un ratito, eso sí, que la piel es el mejor traje de fiesta.
Jajaja, me ha encantado tu precioso y preciso relato, jajaja!
Lo voy a guardar en mi recuerdo para adornar alguna de mis fantasías sexuales de los domingos y fiestas de guardar, jaja!
Un besote
P
Una forma mucho más efectiva de "tocar el cielo"
ResponderEliminarBesos
Si alguna cosa saben los humanos es disimular y cuando se mezcla con religión aún la mentira es mayor. ¡Es lo que piden! (algunos)
ResponderEliminarQue bonita historia. No veo incompatibles para nada las dos caras de los protagonistas. Esa es la naturaleza humana. Son formas de santificar las fiestas.
ResponderEliminarBueno Juanjo, cualquier descripción es buena, y para mi todas las tuyas lo son, lo importante es comprenderlas...
ResponderEliminarPrecioso niño... mucho en poco.
Muchos besos, espero que estés bien.
Buen contraste, esta doble "vida" entre lo que se aparenta y lo que se es en realidad. Me ha gustado. Saludos.
ResponderEliminarGracias amigo¡¡Me gusta verte por mi casita¡
ResponderEliminarBesos
Nadaia
P.D.
Parece como si hubiera entrado un ángelito con alas muy blancas.
El disimulo es parte del ser humano... al igual que el cinismo y las caretas...
ResponderEliminarcomo engañan las apariencias!!!!
cariños Juanjo
una excelente forma de vivir lo divino y lo carnal. un saludo
ResponderEliminarAmén
ResponderEliminarAsí sea
La misa de doce siempre fue un camelo.
ResponderEliminarLlenémosnos de color....
Hermoso relato.
Tanto aparentar... me gusta el negro y cómo lo has pintado al final :)
ResponderEliminarAbrazos
Una siesta, un buen polvo, una juerga ente colegas un jueves santo... mil y una manera se me ocurren a mí para santificar mi asueto festivo.
ResponderEliminarDi que sí, no hay libertad?...pues eso, que cada uno lo haga a su manera...Besos
ResponderEliminarEl negro es un color que esconde muchos matices ocultos... Lo mismo podríamos decir de tu relato ;-)
ResponderEliminarPrecioso, por cierto!
Un beso de Yolanda.
Lo que ven los demás no es necesariamente lo que ocurre dentro de casa.
ResponderEliminarUn tanto de falsedad ¿no crees?
Un buen texo. Me gustó su contundecia.
Un beso, cielo
Natacha.
Muchos besos Juanjo, te deseo un agradable y bonito fin de semana... gracias.
ResponderEliminarCon razón siempre vi algo erótico eso de la misa,jajaja,excelente y sana forma de santificar las fiestas!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Magnífico relato, Juanjo.
ResponderEliminarGracias por tu lindo comentario.
Recibe un beso y pasa un buen fin de semana.
Rosa
Lo humano y lo divino... a santificar que son dos días :P
ResponderEliminarMe ha gustado este "micro".
Besos, niños