Nadie le explicó en qué consistía ser valiente.
En su larga carrera de marino, con demasiadas millas recorridas por todos los mares navegables, el capitán no se había hallado nunca en el trance de decidir si prefería pasar a la historia como un héroe, o ser uno más de la gran fosa de los villanos.
Sin embargo ahora, en el momento en que su barco se está yendo a pique, todo el valor supuesto, el enseñado en las ordenanzas, el novelado en mil páginas de literatura épica, permanece dormido o muerto.
El miedo, ese sentimiento incomprensible para él, atenaza sus músculos aún cuando el deseo de aferrarse a la vida le invita a huir cuanto antes de la muerte segura. Mientras observa cómo los últimos tripulantes se hacinan dentro del bote de la única esperanza, siente unas ganas irrefrenables de saltar en él, de gritar, de pegar un puñetazo a algo, o a alguien; pero, en cambio, se deja caer sobre la silla, y llora.
Llora mientras el silencio le devuelve los tonos de sus S.O.S., tecleados con desesperación desde la radio; llora mientras el sonido brusco del bote cayendo sobre las olas agitadas se lleva su última oportunidad; llora mientras el murmullo del agua, mansa pero inflexible, sube por encima de sus tobillos.
Sólo entonces, en su última hora, cuando su vida ya no vale nada, se ajusta el chaleco salvavidas, dispuesto a ser tragado por ese mar impío que le espera para devorarlo. Se santigua mecánicamente antes de lanzarse y toma impulso para llegar lo más lejos posible. Las aguas frías matan el sonido mecánico con el que la radio despierta de su prolongado letargo, antes de ser engullida, a su vez, por el inclemente elemento.
-.-
Nadie sabe cuan valiente es hasta que se pone a prueba en una situación de desesperación.
ResponderEliminarGracias por visitar mi blog.
Una curiosidad, que pueblo es el que aparece en la foto de cabecera de tu blog (la foto donde está el título "La voz del silencio"
www.enriquejfc.blogspot.com
Qué crueldad entraña, la condición de capitán. De ahí, que a mí me vaya bien habiendo elegido ser sólo grumete.
ResponderEliminarSiempre he pensado que la muerte por ahogamiento es de las más crueles del mundo... que horror...
ResponderEliminarBesicos
P.S Si vienes a Madrid, claro que te firmo el libro, faltaría mas... y si no cuando vaya a Valencia este año (dos veces), tu pagas el café y yo la tinta ;)
la desesperación del ser humano es la única capaz de hacernos llegar hasta los límites más insospechados. Un saludo!!
ResponderEliminarSi ya me aterra la sensación de no respirar, que es lo que pasa cuando metes la cabeza en el agua, me aterra más todavía imaginar qué pensará, qué sentirá una persona, sola, en mitad de el inmenso mar.
ResponderEliminarEs aterrador para mi, no lo soporto. El mar me impone ni te cuento...
Así que al leerte he sentido angustia, canalla!
Nunca he entendido por qué un capitán no puede huir de su barco...No me puedo creer que eso todavía exista, no? Lo primero es la vida, no?
En fin, yo soy de aire, ya sabes, en una nube siempre, jajaja!
Un besito, aunque no sé....con esta angustia que me has dejado...es posible que te potara encima, xDDDD!!!
P
Por dios! Qué vértigo!
ResponderEliminarQue impotencia y desesperación...¿será eso lo que se siente ante la muerte, se presente en la forma que se presente?
ResponderEliminarBesitos varios,
Y va el capitán pirata
ResponderEliminarcantando triste en la popa
aquí estoy junto a la radio
tratando de echar la pota
Perdona que hoy mi comentario no sea lo respetuoso que debiera con tu esplendido texto. Hoy estoy contenta y te beso y te abrazo un montón.
Creo que mi pánico habría sido aún mayor...
ResponderEliminarQué horror.
Besos
Qué manera más bella de llevar la vida al límite y ponerse a prueba,la verdad es que he visto ya tantos náufragos que he aprendido a vestirme como ellos.
ResponderEliminarSaludos!
Gcc.
Ay... estos capitanes que no abandonan el barco hasta el último momento...
ResponderEliminarpocos quedan, eh
Gracias por el comentario en mi blog y por decirme donde queda el pueblico de la foto, realmente está muy pintoresco y lindo.
ResponderEliminarwww.enriquejfc.blogspot.com
Qúé sesanción tan curel debe ser el encontrarte solo ante la muerte.Ya de por sí,el miedo aunque acompañado,te paraliza,cuanto más el saber que no tienes alternativa o eliges pertenecer a la fosa de los villanos(pero vivo¡¡)
ResponderEliminarHay condicionamientos sociales muy crueles.
Besucos y muchas gracias por haberte molestado en comentar mis entradas.Sé que tarde,peor lo harías.Otro dia...me conformo sólo con una,amiguco.
Besucos "escritor"
Gó
Corrijo:
ResponderEliminarQué sensación tan cruel.
Sé que tarde,pero lo harías.
Besucos
Gó
Qué angustioso y qué bien lo trasmites. Me ha gustado esta tragedia.
ResponderEliminarMe ha encantado su prosa poética.
ResponderEliminarVolveré.
un relato muy bien construído... me ha gustado mucho.
ResponderEliminarquiero pensar que se salvará, que no será engullido por ese mar tan devorador.
biquiños,
Mi querido, Juanjo, la vida vale mucho, aún en el último segundo y un hombre que llora, sigue siendo un hombre, aún más, si cabe.
ResponderEliminarEstás tú con la imaginación al cien por cien.
Me gustas, chico.
Jajajaja
Muacks en tos los morros
Jajajaja
ResponderEliminarAcabo de leer a Alma.
Se nota que está contenta, ains, esta pelirroja.
Creí por un momento que iba asalir con eso de...
Viento en popa
a toda vela
no corta el mar, sino vuela
un velero mercantil
jajajaja
Quien sabe qué valiente es hasta que no se enfrenta al momento.
ResponderEliminarQuizá lo único común, es que lloraremos ... o ni eso.
Bonita reflexión, precioso relato.
¡Hola! ¡Felicidades por tu precioso blog! Tus textos son muy bellos, por eso te he premiado. Consiste en una cadena de premios para agradecer a todos los escritores de blog su trabajo. ¡Pásate a recogerlos cuando quieras! ¡Enhorabuena y gracias!
ResponderEliminar¿Conseguiremos al final ser Capitán de nuestro propio barco? ¿O seguiremos siendo un ignorante grumete que recibe órdenes de todo el mundo sin poder nunca tomar el timón de su vida?.
ResponderEliminarEse momento, el último, el más importante. ¿Nos engullirá a todos de la misma manera?.
Un beso
P.D. Hemos "tocado" a la vez el mar, pero de tan distinta manera...
Muy bien narrada la angustia del capitán y su cobardía, y cómo muchas veces ser un héroe o acabar en la fosa de los villanos es mera cuestion de suerte.
ResponderEliminarEstoy pensando en este piloto que ha amerizado en el río Hudson salvando cientos de vidas. Y es más, siguiendo el protocolo escrupulosamente y abandonando el último la nave. Igual si la ayuda hubiera tardado un segundo más hubiera perdido esa flema que le ha hecho un héroe.
Mucha responsabilidad la de capitán y la valentía... a veces contra lo más poderoso no sirve de nada, solo cuando sea necesaria y se pueda ganar algo con ella ¿sino de que sirve?
ResponderEliminarBesos Juanjo.
Qué texto más bueno... me ha gustado, enhorabuena.
ResponderEliminarHas "fotografiado" la angustia, dios que tensión en tu relato, te felicito.
ResponderEliminarBesoss
Seré un poco repetitiva pero sabes transmitir las emociones de tus personajes y hacernos sentir, en este caso, la angustia del capitán. Me ha gustdo mucho, como siempre. Saludos.
ResponderEliminarMuy bueno... sigo
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