28 agosto 2011

El ritual y la danza


Siempre he pensado que mi lugar está ahí, en la barra, con el codo izquierdo bien apoyado y el derecho sosteniendo una copa que mengua despacio. La música, que juzgo intrascendente con la boca pequeña, mientras mi pie derecho me desdice; y la escena excesiva del baile, los cuerpos moviéndose furiosos, en una rivalidad que me parece absurda. Salvo pocas excepciones, más que sentido del ritmo y armonía, contemplo demasiado exhibicionismo, mucha danza ritual con objetivos bien conocidos. No puedo decir que me desagrada. Al contrario. Disfruto con ese juego de seducción tan pobremente elaborado, si se ve de lejos, con ese codo apoyado en la barra y la vista que comienza a nublarse. Es la copa de la que un día hemos bebido todos.

No me divierte tanto, en cambio, cuando detecto que el objetivo de alguien es Maribel. Maribel, ajena al mundo, bailando, como una gata, con una armonía tal que parece ejecutar todos sus movimientos sin ningún esfuerzo. Después de cada paso, compruebas que ése era el adecuado, tal vez el único posible. Nunca va más despacio ni más rápido de lo que marcan las notas y los obstáculos parecen apartarse cuando ella se acerca.

Salvo algunos que se empeñan en alterar esa armonía. A esos los veo de lejos, marcando presa desde la distancia, acercándose poco a poco, dejándose ver entre las tres amigas que siempre la escoltan: Ana, Eva y Gloria. Cuando se sitúan a tiro, o quizá un poco antes, mi pie derecho se para, aprieto con más fuerza la copa en mi mano y se borra esa sonrisa complaciente que exhibo delante de mis amigos.

Entonces ensayo dos pasos, me acerco a Maribel y le beso un poco en los labios. Después, termino bailando con ella la pieza y me quedo un rato más, lo que duran los cubitos en el agua turbia en que se ha convertido el cubata. Entonces me siento llamado a una nueva misión: reponer el hielo en el vaso, intentar en vano que el licor lo sobrepase, rellenar de refresco hasta arriba, anclarme a la barra mediante el procedimiento antes descrito, exhibir una sonrisa beatífica, desaprobar la calidad de la orquesta.

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05 agosto 2011

Durante el viaje


Durante el viaje es necesario luchar contra la hostilidad de las nuevas costumbres, el trato diferente de las gentes, la inseguridad de lo desconocido y nuestra propia ignorancia.

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