30 junio 2014

Listas de la compra



La ilustración es de Asunción Buendía. El relato lo escribí para Esta noche te cuento

Pensando un poco, la última vez que abrimos la caja fuerte fue cuando murió papá y dejamos dentro la alianza y el reloj de oro. Mamá, recuerda, siempre conservaba notas manuscritas entre las páginas de los libros. La lista de la compra la guardaba dentro del último que estaba leyendo, por ejemplo. Seguramente dejó la clave en el interior de algún ejemplar de la biblioteca, le digo a mi hermano, mientras él recorre con la vista las largas hileras de baldas del salón comedor y se encoge de hombros.

Todo lo tengo que hacer yo, pienso, así que busco una escalera y organizo el operativo. Voy sacando, uno a uno, cada libro y él los agita. Casi todos tienen listas de la compra por terminar, muy parecidas entre ellas. La mayoría de los productos anotados todavía ocupan un sitio en la alacena. Madre era despistada y por eso lo anotaba todo. Por eso procuraba mantener las mismas rutinas.

Casi hemos terminado de vaciar la biblioteca. Caen los últimos papeles, con nombres de alimentos y productos de limpieza. Ningún número mágico. En la mesa sigue el testamento de mis padres, de hojas amarillentas, que no nos hemos molestado en leer.

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23 junio 2014

Moda primavera-verano



Este relato lo escribí para los Viernes Creativos de Escribe Fino.

He sacado a pasear tu nota de despedida. La llevo dentro de mi mano izquierda, bien apretada, no sea que escape algo de dolor. 

A falta de perro, la saco a ella y me pongo mi vestido largo, a pesar de que debería ser breve el paseo. Hacer las necesidades, estirar las piernas y dejar que se aireen las palabras amargas.

Pero hoy no tiene prisa, tu lacerante literatura, en volver a casa, y me permite detenerme en todos los escaparates. Viene corta de faldas la moda de esta primavera y bajo en calorías el menú de los McDonald´s. Se llevan también las caricias tiernas y los ojos acaramelados.


Sé que debería renovar el armario, pero le he cogido apego a las ciento treinta y dos palabras con las que me visto desde hace dos meses.

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16 junio 2014

Conciso y concreto


"Y allí sigue, en silencio, acumulando polvo, junto al proyector de cine, el barco pirata y la nave espacial". A papá le gustaba emplear este lenguaje tan complicado para pedir las cosas más sencillas. La frasecita de marras venía a decir que ordenara el cuarto.


A mí me costaba entenderlo, pero, al final, le cogí el tranquillo. Durante un tiempo, estuve jugando a competir con él en su terreno. Le decía cosas como “Tus pasos te conducen ahora hacia lugares remotos, poco hollados por la suela humana” para decirle que estaba en la luna, que lo encontraba ligeramente distraído. Él, entonces, sonreía y ponía los cinco sentidos en lo que estaba diciendo.


Llegó un día en que tuve que marcharme, abandonar el país y su compañía, pero no encontraba palabras para comunicarle la noticia. No se me ocurrió otra cosa que decirle: “Papá, me marcho a Alemania”.

Creo que sigue buscando el significado de esa escueta frase.


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09 junio 2014

Rechazo

La imagen se llama Departure y es de Adam S. Doyle. El relato lo escribí para los Viernes Creativos de Escribe Fino.

Una vez, me dijeron que aquí hubo una estatua, donde se posaban las palomas. Una escultura de cobre, que se volvió cada vez más blanca por los purines y que un día desapareció. 

Otros afirmaron que era un hombre, que siempre daba de comer a los pájaros y murió de hambre, el pobrecito, pues las aves no le dejaban apenas moverse.  

También hubo quien aseguró que nunca existió la estatua, ni el hombre, ni nada parecido, pero que un buen día aparecieron unas aves volando en grandes círculos alrededor de la plaza, y se precipitaban sobre los árboles sin motivo aparente. 

Eran moreras, que daban sombra en verano, oí decir a algunos vecinos. No, eran castaños, y dejaban grandes hojas amarillentas en otoño, comentaban otros.


Yo ya no sé si recuerdo todas estas cosas que os estoy contando, o son imágenes alimentadas por las historias que fui escuchando a la gente durante todos estos años. Sólo sé que aquí permanezco yo, solo, en medio de la plaza y que ya no hay estatuas, ni hombres, ni árboles, ni pájaros.

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02 junio 2014

Guerra




Mi primera colaboración en Esta noche te cuento (Marzo 2014).

La tormenta es esa palabra que nadie se atreve a pronunciar. Es como un hito maldito en nuestra historia, algo que los mayores se esfuerzan en olvidar y nosotros no acabamos de concebir.

¿Qué es una tormenta?, nos preguntamos unos a otros y nadie es capaz de dar una respuesta segura. Una gran cantidad de agua, dicen algunos. Una sucesión de descargas eléctricas que proceden del cielo, afirman otros; pero todo son conjeturas.

Hablar de agua en grandes cantidades parece imposible. Todo el mundo sabe que el preciado líquido se fabrica en unas industrias gigantescas, situadas en las montañas, en las cantidades justas para el consumo humano. Afirmar que el cielo puede descargar electricidad resulta absurdo, cuando es conocido que toda la energía se produce en pequeños paquetes, para evitar accidentes.

Cuando preguntamos a los viejos sobre el vocablo prohibido, suelen contestar con evasivas. Ellos saben lo que ocurrió, pero nunca nos lo dirán. En algunas ocasiones, cuando están relajados y vuelven a contarse sus viejas historias, emplean palabras indescifrables para nombrar a la tormenta. La que más me llama la atención es “Guerra”.

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