24 junio 2009

Solsticio


Me prometiste una noche mágica: espíritus que despiertan de largos sueños, pasiones desatadas, ritos iniciáticos, aventura, riesgo. Una fiesta.

Asistí, como mudo espectador, al desfile de cuerpos prestados, almas errantes, bailes frenéticos, miradas de noche, movimientos descompasados.

Y la fuerza de los cuatro elementos más viva, más intensa que nunca:
El fuego. Urgente. Destructor. Purificador.
El agua. Seductora. Renovadora. Balsámica.
La tierra. Desalmada. Inalterable. Alienante.
Y el aire. Voluble. Perturbador. Loco.

Hallé al final la recompensa de tu cuerpo, esencia de cuatro estaciones, resumen de cuatro elementos, albergue de noches sin luna.

Al alba, devueltos ya los fantasmas a sus cuarteles de invierno, desperté impregnado del olor acre a humo y sudor, con el eco de tu nombre pronunciado desde el desierto de mi garganta, atormentado por la resaca que me produjo el licor de tu presencia.

Tomé conciencia entonces de que, tras la plenitud de los días, mis pasos se dirigían, lenta, inexorablemente, hacia la más larga de las noches.

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17 junio 2009

De acuerdo con la norma


Aprovechando la invitación de Sofía para participar en El juego del Libro, se me ha ocurrido este relato con la frase del meme.

Las cajas generales de protección cumplirán todo lo que sobre el particular se indica en la norma UNE-EN 60439-1, tendrán grado de inflamabilidad según se indica en la norma UNE-EN 60439-3, una vez instaladas tendrán un grado de protección IP43 según UNE 20324 e IK08 según UNE-EN 50102 y serán precintables.


Después de leer tres veces la frase, seguía sin saber exactamente lo que quería decir, y tampoco conseguí encontrar a nadie en la oficina que me lo explicara de forma convincente.

La caja de marras era, en realidad, un pequeño armario de plástico con una puerta atornillada, que contenía bases portafusibles en su interior. Nadie había leído ninguna de las normas a las que hacía referencia el artículo, pero todos insistían en la importancia que tenía el papel que acreditara su cumplimiento.

Me acerqué al almacén de material más cercano, y pedí una. Comprobé que toda la documentación estaba en regla.

Al llegar a casa, desmonté las molestas bases, pues estorbaban para colocar el San Pancracio. Encendí el cirio, me arrodillé y entorné los ojos para rezarle una oración. Al poco, mi nariz percibió un ligero olor a chamusquina: la caja había alcanzado el grado de inflamabilidad indicado en la norma UNE-EN 60439-3.

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10 junio 2009

Contrato de construcción

Imagen tomada de Aida Emart

Era mi diluvio, pero no mi barca, argumentó el ingeniero Noé Laméquez ante el tribunal. Se defendía de una querella presentada por una asociación de especies extinguidas.

Mi barca, la que yo diseñé, tenía aproximadamente el doble de capacidad, pero el concurso de licitación solicitaba variantes más económicas y, encima, el contratista fue adjudicado con una baja temeraria.

Para colmo, aquellos enormes animales de las largas trompas ocuparon la bodega entera.

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02 junio 2009

Cenicienta maldita


Llovía afuera, y yo sin paraguas.


La lluvia había aparecido en el peor de los momentos. Si no me daba prisa, el agua borraría las huellas del asesinato que estaba investigando: una mujer joven estrangulada y violada en un descampado.


Cuando llegué, todavía se apreciaban unas grandes pisadas rodeando el cuerpo de la chica.


Mientras trataba de fijar esas huellas, alguien colocó un pañuelo sobre mi nariz.


Desperté, maniatado y descalzo, a varias manzanas del solar del crimen. Al volver al lugar de los hechos, observé con horror el reconocible dibujo de mis zapatos en el suelo.


El agente que me esposó calzaba un 48.


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