04 abril 2017

El nacimiento de una vocación




Escrito para el Viernes Creativo. La imagen es de Christer Strömholm


Elsa tenía una voz ronca y profunda, casi de hombre, como la que yo quería tener entonces, y unas piernas larguísimas, a las que todavía no había aprendido a desear. La canción que interpretaba se parecía más a un grito que a un llanto. Hubiera dado cuanto tenía por subir al escenario y cantar con ella, pero me quedé embobado mirándola, removiendo el único chavo que tenía dentro de los bolsillos. Entonces subió uno de esos hombres, la zarandeó y le torció el tobillo, convirtiendo el grito en llanto. En ese momento decidí que quería ser médico, para enderezar a Elsa todas sus torceduras. Volví a casa tarareando aquella copla y le hablé a mi padre sobre mis intenciones. Estaba sorbiendo la sopa y casi se atraganta de la carcajada. Mira qué dice el muchacho, le dijo a mi madre. Que quiere ser matasanos. Con lo bien que canta.
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