28 julio 2008

Se cierra el telón

Imagen tomada de Photographer

Señoras y señores, ladies and gentlemen, blogueras y blogueros, y demás especies no incluidas en alguna de las categorías citadas anteriormente, la función ha terminado.

Hoy doy por concluida la tercera temporada de La voz del silencio. Es un día estupendo para hacerlo.

Yo estoy cansado, vosotros estáis cansados, ellos están cansados. Estas letras que escribo no son más que una demostración de ello.

Necesito reponer fuerzas, hacer cosas diferentes. Como mirar la luna reflejarse en el mar mientras me pican los mosquitos, admirar el contoneo de una morena escultural mientras los niños se empapan en la fuente del paseo, intentar que no se rebocen en arena un minuto antes de irnos de la playa, o que lean algo diferente de Mortadelo y Filemón antes de acostarse. También olvidar algunas cosas, recordar otras, todo eso.

Quisiera hacer balance del año vivido, dentro y fuera del blog. Es lo que procede en un día como estos, pero me da una pereza enorme, y casi que lo dejaré estar.

Pero no me voy a despedir sin deciros que, pese a todo, me sigue gustando el blog y la vida, y esta última es algo mejor gracias a lo que aportáis vosotros, con vuestras visitas y comentarios.

Espero regresar a la vuelta de las vacaciones, con ilusiones renovadas y camisetas de "Soria pura, cabeza de Extremadura". Que lo paséis muy bien, mientras tanto.

22 julio 2008

La mujer araña


La mujer araña tiene el pelo negro, ensortijado y complejo, como la intrincada red que teje desde su mirada oscura, con el movimiento armonioso de su cuerpo rotundo sin aristas.

Ella siempre actúa así, trazando finas líneas invisibles de seducción que atraen a la víctima hacia su trampa y la envuelven, la inmovilizan, la atrapan.

Tan solo un instante penetro en la oscura cueva de su mirada insaciable, percibiendo la maldad, el dolor intenso, la muerte.

Enfrente, en un contraste trágico, late el semblante dulce, alelado, de la víctima, acercándose inconsciente a la crueldad de su destino.

La mujer araña no sonríe. Su expresión puede parecer interesante, pero no caigas en el engaño: la tragedia se viste con muecas ambiguas.

14 julio 2008

Ocasión con melena

Imagen tomada de The Real World!!
La ocasión la pintan calva; pero la mía, mi ocasión, poseía una larga cabellera negra, por delante y por detrás, cubriendo todo su cuero cabelludo. Sus medidas las hubiera firmado cualquier modelo profesional, y su porte era la definición de la verticalidad. Lucía más, si cabe, al lado de la señora que tenía por acompañante, su total antítesis: bajita, rubia, rechoncha, y vencida por la osteoporosis; que ejercía de tutora, o mejor de carcelera.

El estrecho marcaje al que la sometía sólo podía ser burlado por miradas furtivas, muy lejanas en tiempo al límite que marcaría el decoro. Excederse en esos plazos suponía verse sometido a un tercer grado ocular, donde uno se sentía evaluado en materias tan dispares como la salud, las intenciones, y los ingresos netos anuales.

La muchacha tampoco demostraba mayor interés en buscar las grietas de esa silenciosa prisión, aprovechando las breves ausencias, o los involuntarios descuidos de la señora, para enviar un guiño, o una breve sonrisa, como angustioso S.O.S. El escaso segundo en que mis ojos se encontraban con los suyos conseguía alimentar la esperanza de quebrar el pesado muro de la indiferencia, lo suficiente para esperar, con paciencia, una oportunidad en la que apurar mi suerte.

El descuido llegó una tórrida noche de agosto, al calor de la verbena; y mis pies se encargaron de echar a perder lo que mi labia con tanto trabajo había empezado a construir. Dos años después, el recuerdo de ese lance sirvió para iniciar aventuras mucho más placenteras.

Y es que mi ocasión, como dije, tenía una larga cabellera negra, por delante y por detrás.