¡Qué sorpresa! ¡Cuánto tiempo sin verte!
La cara de la persona que se dirige a mí, con tan grandes muestras de alegría, apenas me suena, pero yo finjo conocerla y, sin pronunciar su nombre, le doy dos sonoros besos, mientras pienso una estrategia.
Ella continúa recreándose en su euforia y me va dando pistas, el curso en el que coincidimos, los bares que frecuentamos; pero yo sigo sin encontrar un nombre para su rostro.
Termina el tiempo prudencial de mantener la farsa y busco una excusa para marcharme, pretendiendo salir airoso del lío en que me he metido.
- A ver si no pasa tanto tiempo sin vernos- le digo. Aunque parece que a ti no te afecta. Sigues tan guapa como en los buenos tiempos.
- Bueno. Por aquel entonces, más que guapa, era guapo- concreta.
Y seguidamente gira sus tacones, mostrando su bella espalda.
-.-