¡Qué sorpresa! ¡Cuánto tiempo sin verte!
La cara de la persona que se dirige a mí, con tan grandes muestras de alegría, apenas me suena, pero yo finjo conocerla y, sin pronunciar su nombre, le doy dos sonoros besos, mientras pienso una estrategia.
Ella continúa recreándose en su euforia y me va dando pistas, el curso en el que coincidimos, los bares que frecuentamos; pero yo sigo sin encontrar un nombre para su rostro.
Termina el tiempo prudencial de mantener la farsa y busco una excusa para marcharme, pretendiendo salir airoso del lío en que me he metido.
- A ver si no pasa tanto tiempo sin vernos- le digo. Aunque parece que a ti no te afecta. Sigues tan guapa como en los buenos tiempos.
- Bueno. Por aquel entonces, más que guapa, era guapo- concreta.
Y seguidamente gira sus tacones, mostrando su bella espalda.
-.-
Inesperados, tanto la espalda como el final de la historia; pero sorprendida la amnesia!
ResponderEliminarUn abrazo
Alejo
¡Glup!
ResponderEliminarA mi esta escena como que me ha pasado más de una vez, lo de no poner nombre a una cara conocida y lo del cambio de look, más o menos drástico.
ResponderEliminarUn abrazo
jajaja JUANJO,
ResponderEliminaral menos en tu caso tienes excusa. Si conociste a Manuel y un buen día te encuentras a Manolita, la cosa es casi heroica si hubieras podido centrarla en su nombre original.
Si te sirve de consuelo, lo que a ti te ha ocurrido, me ocurre a mi tantísimas veces sin excusa, que soy una experta en hablar con gente a quien realmente, no consigo ubicar y que no se me note. :-)
La espalda del cuadro, seguro que aún sin nombre, la recordarías siempre ¿a que sí? :-)
Un beso grande, JUANJO.
Le han pillao
ResponderEliminar...y mira que había pocas posibilidades de que se diera un caso así.
Yo tengo una memoria tan jodidamente mala, que no me pasaría lo que has relatado.
ResponderEliminarA la primera de guardia, pregunto el nombre reconociendo no acordarme de nada.
¡¡A la porra las formas!!
Besitos casi oliéndote,
¡Qué chasco!
ResponderEliminar¿Le has recordado ya? ¿Tenía entonces bella la espalda?
ResponderEliminarNo te arrepientas de los besos que hoy le has dado, piensa en su bella espalda....
Juanjo, me despido hasta septiembre - si vuelvo- te deseo feliz verano.
Un beso
Jajaja, que bueno!! Eso siempre os pasa a los tíos que queréis salir airosos con la frasecilla famosa. Por cierto..., el cambio mereció la pena, al parecer, no? Yo creo que te has quedado impresionado...
ResponderEliminarBesitos.
La belleza no tiene sexo...
ResponderEliminar;)
Besicos
Pues esas cosas a veces pasan. A mi me ha tocado en pildoras consecuentes, pues ha sido un compañero de trabajo quien ha decido transformarse en compañera.
ResponderEliminarAl final, te acostumbras...
¡me lo daba el alma!... desde las primeras líneas me dije:"¡ay que ésta antes era un hombreee!
ResponderEliminary tal cual...
muy conseguido, desde luego.
biquiños,
"Apenas me suena", o sea, que te sonaba de algo...
ResponderEliminarUn relato muy bueno, besos.
Hola de nuevo Juanjo.
ResponderEliminarAhora te comento, tengo nuevo proyecto, pero nunca dejé de leerte.
Seguimos en la brecha.
http://pecadomenudo.blogspot.com
Salud.
aaaaaaaaaaajajajajaaj me ha pasado tooodo menos el final! y vaya final!!!
ResponderEliminarBesos!!!
jajajaja ... buenísimo Juanjo, ahora hay que tener mucho cuidado con estos comentarios. Sobre todo si no nos acordamos de la persona en cuestión.
ResponderEliminarUn abrazo
Jajaja! No me imaginaba el final :D. Y es realidad o ficción?
ResponderEliminarBesos!
Hay, hay, hay, que bueno y sorprendente. Te aplaudo.
ResponderEliminarClaudio
Qué corte. La treta para salir del paso era muy buena, muy hábil, pero quién se iba a esperar eso.
ResponderEliminarJa,ja, con razón no la recordaba. Un saludo.
ResponderEliminarSi es que en esos casos, las estrategias suelen fallar...
ResponderEliminarSorprendente y contundente
Una sonrisa
Bella espalda, aunque... más bello será su corazón.
ResponderEliminarUn beso.
Y lo que disfruto ella viendo como intentabas salir del paso... jeje.
ResponderEliminarQué tropiezo.
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