Como un bigote a lo antiguo, debajo de la nariz, o como antojos de color cárdeno en la cintura, así son las marcas que lleva Susana por el cuerpo. Discretas, no muy grandes, poco reconocibles. Así, poco más o menos, es Paco. Pequeño, mediocre, insignificante, si te fijas un poco. Lo normal es que no lo hagas y que ni siquiera lo relaciones con la impresionante mujer que va a su lado. Y que se te vaya alguna mirada hacia ella, con más o menos disimulo, sin apreciar que el hombrecillo al que ignoras tuerce la boca y aprieta los dedos. Los mismos que después, amparados por la seguridad que le dan cuatro paredes, apretarán hasta dejar esas señales a las que luego daremos formas.
-.-