
Señoras y señores, ladies and gentlemen, blogueras y blogueros, y demás especies no incluidas en alguna de las categorías citadas anteriormente, la función ha terminado.
Hoy doy por concluida la tercera temporada de La voz del silencio. Es un día estupendo para hacerlo.
Yo estoy cansado, vosotros estáis cansados, ellos están cansados. Estas letras que escribo no son más que una demostración de ello.
Necesito reponer fuerzas, hacer cosas diferentes. Como mirar la luna reflejarse en el mar mientras me pican los mosquitos, admirar el contoneo de una morena escultural mientras los niños se empapan en la fuente del paseo, intentar que no se rebocen en arena un minuto antes de irnos de la playa, o que lean algo diferente de Mortadelo y Filemón antes de acostarse. También olvidar algunas cosas, recordar otras, todo eso.
Quisiera hacer balance del año vivido, dentro y fuera del blog. Es lo que procede en un día como estos, pero me da una pereza enorme, y casi que lo dejaré estar.
Pero no me voy a despedir sin deciros que, pese a todo, me sigue gustando el blog y la vida, y esta última es algo mejor gracias a lo que aportáis vosotros, con vuestras visitas y comentarios.
Espero regresar a la vuelta de las vacaciones, con ilusiones renovadas y camisetas de "Soria pura, cabeza de Extremadura". Que lo paséis muy bien, mientras tanto.