11 diciembre 2008

Por un vaso de agua



Todas las noches, a la una de la madrugada, la muerta se le aparecía en sueños.

Con el semblante serio, la piel arrugada, el moño perfecto, y el mismo tono autoritario que tuviera en vida, pronunciaba siempre las siguientes palabras:

- Dame un vaso de agua.

Daniel se despertaba sobresaltado, escondía su ira bajando la cabeza, y caminaba descalzo hacia la cocina para cumplir el encargo, cuyo destino final era la mesilla de noche de la difunta.

Quebrado el sueño en lo más profundo, rara era la vez que conseguía recobrarlo, y la luz del alba le devolvía a la cerrada habitación donde le esperaba, en idéntico lugar, el recipiente completamente vacío. Así día tras día, mes tras mes, año tras año.

La vigilia constante estaba terminando con la salud de Daniel, primero mermando sus facultades físicas, después consumiendo las mentales. La realidad empezaba a confundirse con los sueños, los días se mezclaban con las noches, y la fiebre alternaba el calor asfixiante con el frío más insoportable. La aparición era, dentro de ese entorno ambiguo y difuso, un ente concreto con perfiles bien delimitados, sonidos perfectamente audibles, e incluso olor característico a mezcla rancia de alcanfor y mugre.

La certeza incontestable de aquella figura maniataba al hombre, temeroso más de la realidad visual de la imagen que de la consistencia física o moral de la misma; pero la vida se revuelve con fuerza brutal cuando se ve amenazada, y la de Daniel consiguió finalmente rebelar su mente una noche febril de sueños convulsos, cuando sus fuerzas ya estaban prácticamente extinguidas.

- Dame un vaso de agua, exigió la vieja con más despecho incluso del acostumbrado.
- No, respondió Daniel, clavando la seguridad de sus ojos en el iris cruel de la aparecida.

El hombre supo aguantar los interminables segundos de tensión mantenida entre las dos miradas, y finalmente el espectro bajó el rostro, se dio lentamente la vuelta y desapareció para siempre de la estancia.

¿Por qué no lo hice antes?, se lamentaría Daniel más tarde en aquella habitación maldita, mientras retiraba la momia del lecho para darle sepultura. Resultó desagradable, recordaba, observar cómo se tragaba el vaso de vidrio, trocito a trocito, los terribles gritos, los vómitos sangrientos, los interminables estertores, y aquella alfombra blanca, manchada de sangre para siempre.

Y todo por un vaso de agua, por un maldito vaso de agua exigido todas las noches a la una de la madrugada.

39 comentarios:

  1. Los fantasmas interiores son así, fácilmente derribables pero hasta que das con la sencilla fórmula es un vía crucis completo.Excelente Juanjo, tenso.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Esas pequeñas costumbres que pueden llevar al asesinato. Muy buen cuento. El principio es magnífico.

    ResponderEliminar
  3. a mí me ha entrado la sed eh? jejeje

    por cierto lee esto:

    No permitas que tus viejas muñecas terminen en la basura. Dales un hogar ;)

    Información en:
    http://munecas-dolls.blogspot.com

    ResponderEliminar
  4. Qué grande... estoy de acuerdo con Miguel, el comienzo es magnífico. Dibujas a la vieja a la perfección con esa orden. Y el final... :) amigo, el final...

    ... ¡cómo se ven a ahí a los buenos narradores! :)

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Pues si, la verdad... a veces uno empieza a ser mayor cuando empieza a tener claras las cosas...

    Besicos

    ResponderEliminar
  6. supongo que cuando lo crees todo perdido, cuando no ves salida, cuando te sientes acorralado, es cuando en muchas ocasiones sale la decisión, la valentía de afrontar las cosas... Genial el relato, de principio a fin... Un saludo

    ResponderEliminar
  7. Anónimo3:02 p. m.

    Pero qué bueno!!!
    Juanjo, eres un genio, te lo digo, y te lo digo :P
    El texto es perfecto! No le falta nada! Y ese final es de lo más sorpresivo.....me ha encantado!
    Por un vaso de agua....y por menos, ocurren desgracias terribles, terribles...
    :D

    Juuu, ere un montru de la pluma! ;)
    Me encantas cuando escribes porque estás como genial, jaja!


    Un besito


    P

    ResponderEliminar
  8. Si es que las manías es lo que tienen, sobre todo si las tiene que aguantar otro :)

    Genial y con sorpresa, muy bueno.

    Besos

    ResponderEliminar
  9. Perdona, pero si había que matar a la muerta, no crees que hubiera sido mejor, en lugar de negarle el vaso de agua, darle un buen vaso de cazalla llenito de tranquilizantes, menos cuentro hubiera sido.
    Y digo que es un asesinato porque a veces hay muertos que se te aparecen por las noches (o sus voces) e incluso agradeces que vengan. Quizás algún día te cuente esa historia.

    Besazos, como siempre, estupendo relato

    ResponderEliminar
  10. Tenebroso y sorprendente. Magnífico, como acostumbras.

    ResponderEliminar
  11. Me pregunto ¿Acaso él la mató porque estaba harto de sus órdenes en vida, de la petición del vaso de agua con tono imperativo?.
    El ambiente que respira el texto es denso.
    Creo que al sostener la mirada y limpiar la habitación, quedó limpio y libre por fin.

    un beso

    ResponderEliminar
  12. Anónimo6:34 p. m.

    Me he asustado leyéndote, que lo sepas. Este tipo de historias me ponen nerviosísima.

    Besos orgiásticos

    ResponderEliminar
  13. ¡¡que grima!! ¡¡que tétrico!... me ha dado miedo... ¿y yo qué pensé que iba a ponerle veneno en el agua?, pero luego me dije: "¿eres tonta?, ¿no ves que la muerta ya está muerta?"

    biquiños,

    ResponderEliminar
  14. Anónimo3:36 a. m.

    Qué villana la muerta ¡¡
    LA decisión de Daniel me recuerda al "golpe que a veces deberíanos dar en la mesa"cuando el cansancio agota.
    Y todo,por un vaso de agua....
    Besucos desde mi casuca

    ResponderEliminar
  15. Eres un fantástico narrador y cuentista Juanjo. Pero te voy a decir una cosa , como esta noche me despierte , y me acuerde del vaso de agua , yo sé de una que aunque se muera de sed no se levanta ni loca, me taparé hasta el último pelo de la cabeza.
    Un abrazo muy ... pero que my fuerte.

    ResponderEliminar
  16. Anda, ¿y porqué no dejaba el vaso lleno en la mesilla antes de acostarse? Así no le despertaría pidiéndole agua... No sé, es otra idea, otra solución al problema, jajaja.

    Besos.

    ResponderEliminar
  17. Ay por favor, qué mal rollo... pero qué bien lo has pintado!

    Menuda forma de narrar :)

    Por un momento me ha recordado a Como agua para chocolate...

    Besicos

    ResponderEliminar
  18. Buena metáfora de la vida. Tanto y tanto arrastramos con nuestros apegos que cuando conseguimos salvarlos nos preguntamos cómo no lo hicimos antes. Pero la vida es así, las fuerzas llegan cuando uno está preparado y Daniel no lo estuvo hasta ese día. La cuestión, lo importante, es llegar, el tiempo y el cuándo no se sabe, realmente no es lo importante.

    Besos muy alegres y contentos cacho feo,

    ResponderEliminar
  19. Es increíble, se siente la tensión y hasta el agotamiento de Daniel... es verdad que hay un momento en la vida en que hay que plantarle cara a los problemas y dejar de escapar así se evitarían muchos quebraderos de cabeza. Sensacional como siempre!

    ResponderEliminar
  20. Estás de un tétrico de un tiempo a esta parte...
    Coincido con algún que otro comentarista, un cuento entretenido con un inicio muy pero que muy bueno, chaval.

    ResponderEliminar
  21. Es curioso, en mi mente ronda un tal Daniel pero no le ocurren esas cosas tan horribles y espantosas que relatas.
    Veo que al final supo decir que no y es que eso es vital.


    Buenísimo el texto, a mi lo que más me ha gustao es el final, es como un exhorcismo, es como si dijeras:
    No, vete y se va, si y se va

    Ves que fácil...

    Un besote

    ResponderEliminar
  22. Me ha gustado cómo has reflejado los propios miedos interiores. Todos tenemos fantasmas a los que nos sometemos por miedo a un enfrentamiento. Bonito texto.

    ResponderEliminar
  23. ¿Cuántas veces se escucha un "por qué no lo habré hecho antes" ?

    Dicen que nunca es tarde, yo no estoy de acuerdo. A veces si es tarde.

    El relato, muy bueno, como ya nos tienes acostumbrados.

    ;-)

    ResponderEliminar
  24. Anónimo10:43 p. m.

    Gracias Juanjo por tus comentarios¡
    Venía a ver si se había despertado la "mala",pero veo que sigue todo en su sitio.
    Felicidades si es que te gusta la Navidad y si no,felicidades también por ser como eres¡
    Besucos

    ResponderEliminar
  25. El muerto al hoyo y el vivo a felicitar las fiestas.

    que tu sonrisa se convierta en un arco iris.

    BESAZOS

    ResponderEliminar
  26. felices fiestas, juanjo
    besiños,

    ResponderEliminar
  27. Mis mejores deseos para estos días y felicidad,niño.

    Besoss

    ResponderEliminar
  28. Anónimo12:48 a. m.

    Feliz y serena Navidad,amiguco¡
    Besucos a millón

    ResponderEliminar
  29. feliz navidad y prospero año nuevo!!!! besos y 2009 abrazos

    ResponderEliminar
  30. Muchas felicidades, Juanjo, que el 2009 venga cargadito de buenos momentos para ti y los tuyos.

    un beso

    Isa

    ResponderEliminar
  31. Yo también te felicito por estas fechas y me alegra tu sentido del humor.
    Un beso muy grande

    ResponderEliminar
  32. Que pases unos maravillosos días muchachín!!! muchos besitos desde Mallorca!!!

    ResponderEliminar
  33. Besosssssssss , pasa buen día :)

    ResponderEliminar
  34. Publica más a mennudo.Estás muy bueno!

    ResponderEliminar
  35. Es genial. Me ha encantado la aparición, y el poder enfrentarse a ella finalmente. Cómo son las relaciones! Buen relato.

    ResponderEliminar
  36. Me desperté de nuevo y no te ví, pero antes de dormirme de nuevo , quiero darte un abrazo grande y desearte... tu que quieres? Pos eso.
    besinos pa el 2009

    ResponderEliminar
  37. Anónimo12:53 a. m.

    Con tantísima bola roja en los escaparates, tu relato me parece un poco tétrico. Pero increíble, como siempre.

    Feliz Año 2oo9, amigo!

    ResponderEliminar
  38. Feliz 2009, que el nuevo año venga cargado de cosas buenas para tí.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar