Ella no tiene nombre. Las vocales y consonantes que lo forman hace tiempo que se escaparon de mi vaga memoria.
Cuando la conocí no importaba cómo llamarla. Las palabras sobraban. El único lenguaje posible era el del deseo. Entre sus brazos sólo existía el presente. La soledad y la ausencia no eran posibilidades previstas en nuestro corto horizonte de saliva y sudor.
La sal será el único recuerdo, la única constancia de que me amaste, pensaba entonces. Pero la sal no basta ahora. La suya me abandonó hace tiempo, y otras que han venido después saben diferente. Los restos de sus sucesoras tienen nombre y apellidos, número de teléfono, algún “ya nos veremos”.
Paseo por las playas antiguas, irreconocibles después de tantos años. La busco por la arena, sobre las toallas extendidas, bajo sombrillas de vivos colores, con los pies mojados por las olas que nos acariciaban. Sólo encuentro recuerdos a bocajarro, en el pelo de alguna chica, en el rostro de una madre, en las piernas entrelazadas de más de una pareja, pero ni rastro de su nombre.
Necesito su nombre para lanzarlo al agua, como una botella con mensaje, para cantarlo como una nana en las noches de insomnio, para escribirlo doscientas veces como castigo por haberlo olvidado.
Necesito un nombre para susurrarlo en invierno, cuando no tenga brisa salada para sazonar mis recuerdos, unas pocas letras para retener todo lo suyo que insiste en huir, unos toscos caracteres que grabar en mármol como si fueran palabras de un epitafio.
-.-
Delicioso, Juanjo. Me encanta.
ResponderEliminarHay gente que deja un hueco que ningún otro puede llenar.
Recuerdos a bocajarro. Me gusta como imagen. Cuidado entonces con las balas perdidas, que esas aterrizan a traición.
ResponderEliminarSeptiembre empieza nostálgico. Tu post es como acariciar una idea. Y no me preguntes bien por qué me traes a la memoria a Ana María Matute.
Los antiguos creían que las cosas sólo existen cuando se las nombra.
ResponderEliminarUna preciosidad, coincido.
Es un post precioso... me ha encantado.
ResponderEliminarCurisos, algo tan sencillo como es un nombre... y tan necesario!
ResponderEliminarBesicos
Ha merecido la pena esperar..., has escrito algo tan bello y triste a la vez que duele nombrar, igual por eso no tiene nombre, y solo es un recuerdo de haberlo sido todo.
ResponderEliminarBesitos.
Hay personas que simplemente no necesitan nombre, hermoso... Y lindo cuando sobran las palabras, problema cuando hacen falta!
ResponderEliminarBesos y abrasos!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYo fui la que borro el comentario pasado, esque se me duplico :S ajjajaja
ResponderEliminarSaludos!
Tendrás que bautizarla tú, a solas contigo, pero nombrarla como quien pone nombre a una quimera.
ResponderEliminarSalud.
No es ningún problema olvidar un nombre cuando lo que no se ha olvidado es lo que el nombre encierra.
ResponderEliminarLos amores de verano siempre se quedan anclados en la arena de una playa. Precioso, Junajo...
ResponderEliminarYo se lo inventaría.
ResponderEliminar¡¡Jo, JUANJO, vaya preciosidad te ha salido!!
ResponderEliminarEs curioso lo desconcertante que a veces es la vida, lo que un día fue algo fugaz, se instala en nuestra mente agazapado, para asaltarnos cuando menos lo esperamos y desesperarnos por querer tener los detalles que un día dejamos escapar...
¿¿Quién sabe, JUNAJO??
a lo mejor aun sin nombre, un día os volvéis a encontrar y la recordarás al instante por su inconfundible sabor a sal...
Un beso grande
¡¡Jo, JUANJO, vaya preciosidad te ha salido!!
ResponderEliminarEs curioso lo desconcertante que a veces es la vida, lo que un día fue algo fugaz, se instala en nuestra mente agazapado, para asaltarnos cuando menos lo esperamos y desesperarnos por querer tener los detalles que un día dejamos escapar...
¿¿Quién sabe, JUNAJO??
a lo mejor aun sin nombre, un día os volvéis a encontrar y la recordarás al instante por su inconfundible sabor a sal...
Un beso grande
Todos los nombres femeninos están en ella.
ResponderEliminarEl recuerdo de una pasión dura mucho más que la pasión misma.
¡Suerte de aquéllos que la vivieron!
Un beso ( me alegra volver y ver que no se ha apagado la vozdelsilencio)
Llamala recuerdo, por que Ella soy yo jejeje. Mientras no olvides lo que dejo dentro, lo demas no importa Juanjo. Pero cuidado que algunos recuerdos duelen,no te recomendaria vivir en un recuerdo.Aprovecha el momento con tus recuerdos,pero aprovechalo Juanjo, no te hundas en este momento con tus recuerdos intentando ponerle un nombre.Cuidate ;)
ResponderEliminarun relato muy bueno, juanjo y un poco diferente a la tónica de los demás relatos que escribes.
ResponderEliminaral leerlo siento como si fuera una historia personal, como si en cada línea te fueras desgarrando un poquito al revivir esos sentimientos, que si bien a veces parece que los has olvidado, todavía están ahí.
biquiños,
es que se olvidó:
ResponderEliminarlo que más me ha gustado de todo: "La soledad y la ausencia no eran posibilidades revistas en nuestro corto horizonte de saliva y sudor"... es de esas frases que se te quedan durante mucho tiempo ¿verdad?
biquiños, más, que nunca vienen mal.
Quizás en ese esfuerzo por recordar su nombre, se pierda la esencia de lo que realmente importa. Una vida sólo con titulares, casi nunca llena el vacío del alma.
ResponderEliminarUna sonrisa
Qué triste, Juanjo...
ResponderEliminarBesos.
Si, señor. Esto si que es hablar de sentimientos sin necesidad de ponerse soez o pasteloso.
ResponderEliminarQue sepas que memorizaré alguno de tus párrafos por si me es útil metido en harina.
;-)
¿Ha mirado bajo los cojines del sofá? A veces las cosas se pierden ahí.
ResponderEliminar(un té con
pastas)
¿No tienes a veces la sensación de tenerlo en la puntita de la lengua?
ResponderEliminarMillones de besos añorándoos,
La pregunta es: ¿para qué su nombre?
ResponderEliminarY si al saber su nombre se hace más espinoso el recuerdo... o el olvido.
Antes no necesitabas su nombre, porque para ti su nombre era el deseo, pero el deseo tiene tantos nombres... Sólo queda bautizar a la lujuria para aliviar el tormento. Suerte. Saludos.