Como los ángeles al caer el sol, Bruno abandona el terrenal polvo de la obra para buscar su cielo particular en un ático de la calle Curtidores.
Forastero en la ciudad, soltero por religión y renegado del amor, recorre las calles del casco antiguo con inquietud y prisa. Sonja, la rusa que llegó el mes pasado, le espera. Con ésta, serán cuatro las veces que repite con ella. O puede que sean cinco.
Perder la cuenta, debe ser eso lo que alarma a Bruno. Y también, ese sentimiento de culpa, por no sumar algún detallito a los tristes cien euros que vale el servicio.
-.-
Triste, sí. La tristeza y la soledad de la repetición, de la necesidad.
ResponderEliminarPero bueno el relato, me ha gustado mucho, mucho.
Un beso
Los que optan por los servicios sexuales por puro vicio, me dan asco. Y los que van a prostíbulos por necesidad, me dan pena.
ResponderEliminar¡Hay que ver! No me contenta ningún caso. Yo, es que lo de las putas, no lo trago. ¡Porca miseria!
Mua,
PD: Ese pie me suena, me suena... ;)
Demasiada soledad en la vida de Bruno, pero tampoco debería sentirse culpable, es libre de comprar la compañía si eso le reconforta. ¿Cien euros? ¡Jolín!
ResponderEliminarBesitos.
Supervivencia.
ResponderEliminarMuy buen post, pero que muy bueno.
Un beso
Por cien euros, ya se lo tiene que hacer bien.
ResponderEliminarSe empieza con ir contando y con sentimiento de culpa por no comprar detallitos y se acaba por volver a estar solo y sin compañia aunque sea pagada.
ResponderEliminarBuf, pues si que es patético comprar el amorcito a cien euros...
ResponderEliminarBesicos
Primera regla del negocio: nunca enamorarse de la puta (sobre todo si eres albañil y te cuesta 100 euros el servicio)
ResponderEliminarMe he acordado de alguna canción de Sabina.
Un beso,
No suelo decir tacos pero lo primero que se me ha escapado al terminar de leer ha sido: ¡Joder!... y es que presentí, quise creer, que Bruno empezaba a enamorarse de Sonja, la rusa... aunque tal vez sí que se está empezando a enamorar por eso piensa en comprarle algo... ojalá que sea así.
ResponderEliminarme encanta el efecto que se consigue con el contraste "terrenal polvo de la obra" y "cielo particular en un ático".
el relato está genial.
biquiños,
A veces la compañia sale cara. Quien se monte una empresa de vender abrazos, compañia, cariño se forra. Cuidate ;)
ResponderEliminarMe ha encantado tu entrada,
ResponderEliminares literatura y vida.
Me ha encantado tu relato Juanjo, genial y demoledor, siempre he sentido "simpatía" por las prostitutas, será por que tomaba café con ellas en un garito al que iba con 14-15 años.
ResponderEliminarUn abrazo,
Así es la vida y así somos.
ResponderEliminarFantástico relato¡
Un abrazo y gracias siempre por tus comentarios ;)
Elèna: Este tipo de "amores" tiene eso que tú has visto en el relato, un poso de soledad y desesperación cubierta con una fina película de aparente felicidad. Me alegro de que te haya gustado. Besos.
ResponderEliminarJardi: No seré yo quien arroje piedra alguna. Besos.
Campoazul: El precio es lo de menos. A Bruno le remuerde la conciencia porque sabe que se está enamorando y le gustaría tratar a Sonja como a una novia. Besos.
Gracias, Sandra. Es cierto. Supervivencia y la complejidad de los sentimientos humanos que no se conforma con sólo sobrevivir. Besos.
Tesa. Para repetir. Besos.
Alma. Es un final muy probable para este relato. Besos.
Belén. El amor no se compra. El sexo, sí. El problema es cuando mezclamos. ¿O van siempre mezclados? Besos.
Alice: No sé si lo leí en algún sitio o lo he visto en alguna película; pero una de las reglas era no besar en la boca.
Supongo que ellas también se enamoran.
En estos momentos, no caigo en ninguna canción en particular de Sabina. ¿Te recuerda a ti alguna? Besos.
Aldabra: Es eso precisamente lo que quiero expresar: él se está empezando a enamorar. Besos.
Ella. El problema es que el cariño de verdad no se puede vender. Y el de mentira, descuida, que hay auténticos expertos en comerciar con él. Y de formas mucho menos evidentes que la prostitución. Besos
MTeresa. Gracias. Es un gran halago viniendo de ti.
Mindi. Es un mundo complejo y fascinante. Vida al límite. Besos.
Muchas gracias a todas por vuestros comentarios.
Tonet. No me he olvidado de ti, pero te has anticipado mientras comentaba. Me alegro que te haya gustado el relato.
ResponderEliminarPues a mi estos hombres, tipo BRUNO
ResponderEliminarme inspiran cierta tristeza tierna. Es decir, a veces quien recurre a estos servicios, en realidad no está buscando sólo sexo, busca matar la soledad, llenar vacíos, encontrar calor y cuando sin quererlo ve que por alguna razón, empieza a sentir algo por la persona a quien paga, como no es un bestia sin corazón, se siente culpable de no poder echar mano de algo más que del dinero... ¿la pierna no es un poco enorme? jajaja o quizá es efecto de la fotografía... ¡¡ay estás rusas que fortachonas son!! :-)
Más besos JUANJO y muy feliz finde...
PD
¿Tan horrendo te pareció mi asco de poema, que huiste despavorido? jajaja ( lo comprendo, no te preocupes:-)
María: Comprendes perfectamente al personaje que he querido retratar. Es así como yo creo que se siente él.
ResponderEliminar¿Poema? Me lo he saltado sin querer. Voy a verlo.
Besos.
La soledad así como el deseo sexual puede llegar a arrastrar a hacer lo que ha hecho Bruno, pagar cien euros para satisfacer sus deseos y así poder llenarse de un poco de compañía.
ResponderEliminarUn beso Juanjo, y te deseo un feliz fin de semana.
100 euros por cinco van siendo 500.
ResponderEliminarBueno, yo soy soltero por religión como Bruno, y la verdad, no echaría más al cepillo. Creo que la rusa ya lo tendrá presente en sus oraciones.
;-)
La soledad más que el propio deseo es lo que mueve a Bruno a buscar a Sonja, posiblemente otra solitaria en un país y ciudad sin amigos.
ResponderEliminarExisten favores o amistades sociales que se pagan ¿Por qué en este intercambio no va a existir el dinero? Ambos tienen que subsistir.
Un beso
Hola Juanjo otra vez.
ResponderEliminarTe he dedicado esta entrada en mi blog.
http://aliceseperdio.blogspot.com/2010/12/para-juanjo.html
Seguro que vas a entender porqué me recuerdas a Sabina ;-)¡Qué la disfrutes!
Qué establece el límite y la separación entre el sexo y el amor o mejor, el amor y el sexo... hoy que estoy romántica.
ResponderEliminarNos dejas estas palabras para que podamos creer: detrás de cualquier ventana, debajo de cualquier sábana, delante de cualquier escaparate se puede hallar aquello que tanto anhelamos... felíz día de los cuentos de hadas.
Encontré algo y me gustó
No hay tiempo que perder
Enfermera de sombras y distancias
Yo vuelvo a ti huyendo del reino incalculable
De ángeles prohibidos por el amanecer
Detrás de tu secreto te escondías
En sonrisa de párpados y de aire
Yo levanté la capa de tu risa
Y corté las sombras que tenían
Tus signos de distancia señalados.
Vicente Huidobro
Es relato con sorpresa, totalmente inesperado. Un gusto leerte.
Un abrazo.
Perder la cuenta no es lo alarmante; tal vez el confundir placer y compañia previo peaje con otro tipo de sentimientos a los que todos los seres, también los tristes, aspiramos.
ResponderEliminarUna sonrisa
María: Una mezcla de las dos cosas. Y también una tremenda inseguridad.
ResponderEliminarF&D: Suena poco romántico negociar la tarifa, ¿verdad?
Yo me hubiera ido corriendo al primer recibo.
Camy: Si hay dinero de por medio es porque el trato no es equitativo. No tienen la misma soledad, o no la llevan igual de bien. Si de soledad sólo se tratara, únicamente se lamerían las heridas. Y de estas última relaciones, haberlas, haylas.
Alice: Muchas gracias. Claro que te entiendo. Aunque lo hago inconscientemente.
Oliva: No nacemos con una profesión pegada al cordón umbilical. En el fondo, todos somos parecidos, diga lo que diga nuestro curriculum.
Y un hombre se puede enamorar de cualquier mujer y encontrarse de pronto con esa turbadora sensación de no saber distinguir muy bien si lo suyo es sólo sexo, o sexo con muchas cucharadas de amor.
Precioso el poema. Muchas gracias.
Iliamehoy: El peligro alarmante es la intuición de que todo, de un momento a otro, puede venirse abajo.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Éste de los míos, quiero decir, de los que me gustan a mí (no vaya a ser que la concurrencia crea que me apropio del relato). Un relato que abre la puerta a varias historias.
ResponderEliminarMuy bueno, Juanjo.
Pd.- voy a discutir el alegato "contraputeril" y un tanto agresivo de una de tus comentaristas. A mí, ni asco ni tampoco pena. Si no hay violencia de ningún tipo, el uso de la prostitución sólo es elección.
A mí las prostitutas, siempre que lo sean por elección, no por obligación, me parece que están tan en su derecho de dedicarse a lo que les gusta que me sabe muy mal que se las tenga lástima o se las quiera redimir. A las forzadas, a las engañadas, a las que están en ello por desesperación, por supuesto toda la compasión y la justicia del mundo, pero muchas veces olvidamos que en ese oficio hay también muchas chicas que están por gusto. Muchísimas.
ResponderEliminarRaúl: Cuando lo escribí, pensé que este relato era de los tuyos. Me alegro de que te hayas dado cuenta.
ResponderEliminarLa prostitución es un fenómeno tan complejo, que es muy difícil resumirlo en una frase.
Miguel: Hay muchos tipos de prostitutas e, incluso, de prostitución. También existe una amplia variedad de clientes. Yo he escogido una pareja de las dulces, y aún así, la mayoría augura un final dramático.
Pero estoy convencido de que un final feliz es posible.
El detalle de culpa puede ser una falta a su "religión", mientras dura el momento en que se pierde la soledad entre curvas rusas... De todas formas las religiones nunca han entendido mucho de nada.
ResponderEliminarUn abrazo Juanjo,
Alejo
¿Sabes? Al final no veo mucha diferencia entre perder la cuenta y perder el tiempo. En este caso ambas cosas están muy solapadas y, claro, un día caes en ello, y tu perturba. Y te culpas.
ResponderEliminarQue triste forma de explotación.
ResponderEliminarJuanjo, hace más de tres años que nome deleitaba con tus relatos, como siempre con mil fondos, aunque la soledad sea una, tiene mil caras... un abrazo!!
ResponderEliminarPues estoy de acuerdo con Raúl en eso de que es de los suyos, podría formar parte de Elefantiasis perfectamente :)
ResponderEliminarAbrazos
WOW!!!!!! EXCELENTE TU BLOG, GENIAL ESTA ENTRADA!!! DE VERDAD TE FELICITO, ME GUSTA EL CONCEPTO QUE LE IMPRIMES A CADA DETALLE Y TE INVITO A QUE TE PASES POR MI NOSTÁLGICO, OSCURO, TRISTE Y DEPRESIVO BLOG DE INVIERNO BIPOLAR PARA QUE ME DES TUS MAS SINCERAS IMPRESIONES AL RESPECTO. DESDE HOY TE SIGO. TE ESPERO POR EL MIO ...
ResponderEliminarwww.juancarlosmcdonald.blogspot.com
No hay nada nuevo pero te dejo mis saludos y de paso desearte unas felices fiestas.
ResponderEliminarUn beso.
Hola!!!! tarde pero seguro! te mando un besote y feliz navidad!!! uno de mis lugares favoritos!!
ResponderEliminarBesos!
Soledad del amor comprado,
ResponderEliminaray cielo
con tanto como hay gratis
Sabes que he venido varias veces por tu casa durante esta semana para comprobar si habías escrito algo nuevo? da igual, pero me gusta mucho como escribes.
ResponderEliminarTe agradezco tus comentarios. Pero me queda mucho por aprender, tan solo para llegar a escribir tan bien como tú... (no es que sea aduladora y zalamera, pero es cierto todo lo que he escrito).
Un abrazo.
yo vengo a darte un abrazo..y desearte lo mejor, como se le desea a un amigo, que no has visto nunca, pero que sientes cerca.
ResponderEliminarun beso enorme
Perder la cuenta... Esa es la ventana por la que entramos furtivos a la casa que no era nuestra.
ResponderEliminarPrecioso el relato.
Un abrazo.
Alejo: Las religiones y las leyes son difíciles de cumplir a rajatabla. Y las curvas pueden tener mucha culpa en ambos casos.
ResponderEliminarArgos: Perder la cuenta y el tiempo son, en definitiva, diferentes formas de perder.
Claudio: No encuentro formas de explotación alegres, por mucho que las busque.
Galafer: Todo un gusto volverte a ver por aquí.
Adr: Qué gran colección de cuentos, Elefantiasis, ¿no?
Juan Carlos: Gracias por tus palabras. En cuanto pueda, me paso por tu melancólico sitio.
María: Gracias por tus deseos y por tu visita.
Pau: Feliz Navidad, Pau. Todo un placer encontrarte este año.
MTeresa: Una bonita forma de releer el texto.
Oliva: Muchas gracias. A mí también me gusta pasarme por tu sitio. Tienes unos textos diferentes. Y eso es mucho.
Momo: Gracias, amiga invisible. Alguna vez habrá que poner cara a tantas letras y comentarios. A ver si es en 2011.
Andreas: Me alegra que te haya gustado esa mirada furtiva y clandestina.
Muchas gracias a todos.