27 octubre 2014

Hombrecillos con garras



Como un bigote a lo antiguo, debajo de la nariz, o como antojos de color cárdeno en la cintura, así son las marcas que lleva Susana por el cuerpo. Discretas, no muy grandes, poco reconocibles. Así, poco más o menos, es Paco. Pequeño, mediocre, insignificante, si te fijas un poco. Lo normal es que no lo hagas y que ni siquiera lo relaciones con la impresionante mujer que va a su lado. Y que se te vaya alguna mirada hacia ella, con más o menos disimulo, sin apreciar que el hombrecillo al que ignoras tuerce la boca y aprieta los dedos. Los mismos que después, amparados por la seguridad que le dan cuatro paredes, apretarán hasta dejar esas señales a las que luego daremos formas.

-.-

5 comentarios:

  1. Excelente, sí señor. Me gusta cómo describes a ese individuo, a esa mierdecilla con bigote y lo que puede hacer. El Norman Bates de Psicosis: alto, delgado y guapo no tiene nada que ver con la novela original, que es gordo, bajito, con un bigotito y calvo. Y sí, es cierto, a veces ves a una tía despampanante y giras levemente la mirada para ver al tipo que va con ella y... y si no recuerdo mal fue Bernard Swaw quien dijo que enamorarse no consiste más que en exagerar demasiado la diferencia entre una mujer y otra. Bueno, mi querido amigo, te dejo; acaba de entrar una chica en el motel que regento. Ya te diré.

    Un muy fuerte abrazo, amigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja, Paco. Acuchillalá, pero poquito y sin saña, que Hitchcock debía estar enamorado, o algo, porque exageró un montón con la escena de la ducha.

      Un abrazo.

      Eliminar
  2. ¡Bueno, Juanjo! Tenías esta joya guardada. Me ha gustado. Felicidades

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar