27 diciembre 2005

El largo trayecto




Se quedó un rato largo apoyando su frente en la ventanilla, con la mente en blanco, dejando pasar un por sus pupilas una interminable sucesión de imágenes sin sentido. El paisaje era bello, pero a él no le decía nada esta vez. Tenía grabado en su pensamiento solamente un fotograma de la película que se acababa de rodar: la espalda de ella volviéndose para siempre, sin la habitual mirada final acompañada de su sonrisa agridulce.
Le despertó el frío de la mañana que se había trasladado desde el cristal hasta su mejilla. Abrió los ojos con pereza. El paisaje ya no era tan bello. El escenario trepidante de las agrestes montañas, decoradas de vegetación y agua, había dejado pasar al lienzo ocre del páramo castellano, manchado tan solo por algunos restos de nieve que sobrevivían en las umbrías.
La emoción de los últimos momentos había podido con él y se había dormido. Ahora intentaba reprimir su verdadero impulso de estirarse como un gato y bostezar hasta desencajar las mandíbulas, pues se sentía observado de cerca.
Se incorporó como pudo y echó una mirada rápida al vagón. Estaba casi vacío. Sólo él y dos mujeres más. Una, la de mayor edad, estaba durmiendo incómoda, apoyando la cabeza en el respaldo del sillón. La otra, más joven y mucho más atractiva, le miraba con una mezcla de curiosidad y diversión.
La imagen de la chica le impactó desde el primer momento, obligándole a realizar extrañas piruetas para poderla analizar con todo detalle, pero evitando la embarazosa mirada directa.
Pronto se hizo su composición de lugar. Aparentaba ser una chica joven, de unos 25 años, pelo negro y muy liso, el cutis blanco, muy fino, ojos de color marrón oscuro algo rasgados, con cierto toque oriental. Vestía un traje chaqueta discreto, que disimulaba ante los ojos de cualquiera que no fuera él, las excelencias de un cuerpo rotundo.
Este detalle le molestó. Le desagradaban las mujeres que desaprovechaban sus encantos. Y ella no podía disimular que los tenía.
Estaba pensando en como iniciar una conversación, cuando se le adelantó con alguna pregunta intrascendente. A partir de entonces, la charla continuó alegre y animada. Ella hablaba castellano, pero con cierto acento extranjero apenas perceptible, y sus palabras, apoyadas por una rica variedad de gestos, denotaban una gran seguridad en sí misma.
Pero había algo en su mirada que le decía a él, que no todo era como aparentaba ser.

17 comentarios:

  1. Anónimo8:13 a. m.

    Es lo que tiene coger nuevos trenes... nunca sabes qué te vas a encontrar, y lo más seguro es que todos los pasos que has dado en tu vida vayan encaminados a que subieras ese día, a esa hora, a ese tren, a ese vagón, para encontrarte con esa persona... aunque no se la más adecuada para ti.
    Siempre me ha gustado pensar en el destino, no por quitarme una cuota de responsabilidad, más bien por el romanticismo que implica.

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  2. Anónimo1:32 p. m.

    Yo tampoco creo que la gente cambie en navidad. Si acaso que alguno se vuelva más hipócrita que de costumbre, es lo que fastidia. Y tienes razón: si alguien te importa también se lo dices en navidad. Lo malo es cuando ocurra sólo entonces o cuando se hace sólo por costumbre.
    El destino tiene su punto romántico, sí; pero la libertad de elección con todo lo que conlleva me lo parece mucho más. Quizá prefiera un equilibrio entre causalidad y casualidad.
    Esta era mi parada, pero me quedaré hasta unas cuantas más para ver lo que sucede. Quiero más.
    Saludos y buenos deseos atemporales.

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  3. Anónimo2:59 p. m.

    Me has dejado con la miel en los labios... Y es una muy dulce miel, por cierto... ;)

    Besitos!

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  4. Anónimo10:33 p. m.

    Casi nada es lo que aparenta ser. Nunca. Al menos al principio. Pero aún menos los somos en los trenes, en las salas de espera, en las estaciones, en los viajes. Probablemente en esos lugares somos mas bien los que quisieramos ser o los que vamos a ser o los que nunca seremos. El viaje, la provisionalidad el facil recurso al anonimato o a la mas que probable desaparicion definitiva de la vida del otro nos pueden hacer valientes, impertinentes, descarados, mentirosos, timidos, impudicos, cualquier cosa... pero raramente nosotros. Por ello si la historia ha de continuar mas allá del viaje... casi siempre hemos de recomponer nuestra imagen con un poco de nuestra realidad autentica.

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  5. Anónimo10:44 p. m.

    No me refería a personas, en realidad todo el tema gira en torno al proteccionismo animal y a un asunto complejo que ha surgido en Gijón. Sé que la gravedad no es comparable, pero a mí me afecta muy directamente.
    En cuanto a "el que calla, otorga", descubrí con el tiempo que callase o gritase cierta gente no iba a cambiar de opinión, así que oriente mis energías hacia cosas más productivas.
    Es lo que pasa cuando lo más bonito que te proclaman es hija de puta, eres la culpable de todos los males del mundo y, para encima, bulímica. Todo eso lo soporté durante dos años, entenderás que por mi salud personal lo dejase todo de lado y siguiera caminando, ¿no?
    Un beso muy fuerte, me encanta hablar así contigo.

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  6. Anónimo11:40 p. m.

    Todos tenemos una cuota de responsabilidad ...en mayor o menor medida... de las cosas que nos suceden...sean buenas o malas... ( o terribles como la tormentosa vida de mi vecina )...
    Creo en el destino, a medias..
    creo que todos tendemos hacia uno u otro lugar por inercia natural.. quizás a eso se le llame destino.. por eso en las mismas circunstancias..unos vamos de frente y otros retroceden.. unos vamos a la izquierda..y otros a la derecha... pero al final.. el camino que andamos lo hacemos cada uno de nosotros...con nuestras propias decisiones.. y nuestros propios errores... y las conclusiones finales... dependen de cada uno de nosotros ( es mi modesta opinión)
    Si creo.. honestamente..que no hay mal que por bien no venga..y quizás cuando ocurre algo que nos cambia la vida...es precisamente por alguna desconocida razón... y tenemos que habituarnos..y en ocasiones.. cuesta.. pero mi mentalidad positiva me prohibe dejarlo todo y seguir caminando sin más... pienso que se debe aprender de los errores propios..y si se puede también de los ajenos...
    Seguimos viajando eh ! Juanjo?!?!
    Besos
    Taormyna

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  7. Anónimo11:46 p. m.

    Qué curioso leer esto después de nuestra conversación sobre la tez perfecta y el pelo liso de las fotos de la china de aquel blog, jajaja. El detalle del cristal, el frío y la mejilla...me gusta mucho. No está bien talar pinos verdes para hacer duras sillas de madera, como las de las iglesias. No, no y no.

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  8. Anónimo12:27 a. m.

    ¡Gracias! Me voy contenta para la cama. ;P

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  9. Anónimo6:43 p. m.

    Ojalá. Espero que se den cuenta de su error cuando en los pubs se cambié el olor a tabaco por el de sobaco.
    Saludos humeantes.

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  10. Anónimo9:52 a. m.

    Mmm... me encanta el chocolate!

    Y también sonsacar tus... instintos :P (el adjetivo lo dejo para nuestra imaginación, que siempre es más mágico... y más sincero :P)

    A mí también me gusta mucho tu forma de escribir,la sutileza, el misterio, la nostalgia que desprenden... Bueno... tantas cosas...!!

    Gracias por leerme siempre!

    MUY FELIZ AÑO, RENO DE NARIZ "COLORÁ"!

    P.D.- Le atendió un hombre, pero había dos dependientas más, y se estaban riendo de él (sin mala intención) por lo bajini, mientras el "pobre" compraba.Por eso decidió que prefería un hombre, y no una mujer atendiéndole...

    P.D.2.- Besos!

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  11. Anónimo10:53 a. m.

    me alegro de que te gustara... la verdad es que últimamente estoy en ligera crisis creativa así que ... me dedico a buscar fábulas interesantes ( para mí) ... que me ayuden a plasmar en cierta medida lo que pienso...
    Sí.. ya sabes que soy positiva...infinitamente positiva..
    pero también estoy un poco cansada de según qué cosas :-)
    Gracias por tu fidelidad............. millones de besos....Y FELIZ AÑO!!!!!

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  12. Anónimo10:58 a. m.

    POR CIERTO... a veces eres deliciosamente ácido...

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  13. Anónimo11:04 a. m.

    Recuerda que yo también brindaré por ti.
    Feliz 2006 y un manojo de besos recientes.

    P.D. Todos estos relatos tienen pinta de entrelazarse entre sí.
    Me encanta leerlos y elucubrar.

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  14. Anónimo11:13 p. m.

    Disculpa, pero la cosa es que no entendí muy bien tu último comentario. ¿Hay lugares adecuados para ser maleducado? ¿Lo he sido? Debe de ser la indigestión de Suchard que estoy sufriendo...

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  15. Anónimo11:34 p. m.

    Pasmosa rapidez de respuesta. Captado, jejeje... Si ya te digo que no ando muy fino. Voy a ponerme un Johnnie Walker, a ver si se me pasa.
    Saludos.

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  16. Anónimo11:45 p. m.

    Perfecto, jejeje...

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  17. Anónimo6:36 a. m.

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