06 diciembre 2005

La ballenita


Llegadas estas fechas, he decidido contar una anécdota que me ocurrió el año pasado. Ahí va.

"Hace tiempo que quería decir algo sobre la Navidad pero se ha escrito ya tanto que resulta imposible decir algo original. Sobre las ballenas, en cambio, existe menos literatura, aunque con sus tópicos también. Vamos, que al final la ballena termina llevando a alguien en la tripa como polizón o prisionero, y éste se las agencia para escapar a la mínima oportunidad, después de amueblar adecuadamente el tenebroso recinto de las entrañas del cetáceo.

¿Qué relación existe entre las ballenas y la Navidad?. Ninguna para mí, hasta hace unos días, cuando comenzó esta historia. Era uno de esos tontos días de calentamiento previo a las fiestas, en los que empiezas ya a mentalizarte de la próxima llegada de las mismas, y quieres planificar todo lo que pueda venir. Hay que traer el Belén, y el árbol, este año comeremos menos, iremos a tal casa un día y a la otra al siguiente, y tal y tal.

Hace unos años estas cosas solían salir como uno se las había programado, pero ahora ya no. Existen uno seres pequeños empeñados en cambiar todos los años el curso de los acontecimientos. Este año, con la carta de los Reyes Magos. Aquel famoso día les insinuamos a los niños que había que escribir esa carta, la única importante del año, llenándola de algo, normalmente conocido y repetido hasta la saciedad por la TV. Eso es más o menos lo que ocurrió con Jorge, pero con Nuria pinchamos en hueso. Al principio no conseguíamos que nos dijera lo que le hacía ilusión, pero poco a poco se fue animando, y se arrancó con un par de cosas, más o menos normales: muñecas, princesas, películas de princesas o de muñecas. Pero, de repente, la muchachita soltó la bomba.¡¡¡ Quiero una ballenita!!!.

¡Ah. Si!, una ballenita, claro. Enseguida pensamos que era la típica idea luminosa y fugaz, que se olvidaría a los pocos días. Grave error. En las conversaciones posteriores, nos dimos cuenta que la cosa iba en serio, pues la corta pero repetida lista de regalos terminaba siempre con la frase: “Y lo más importante, la ballenita”.

Bueno, no pasa nada. Seguro que en las tiendas de juguetes tiene que haber ballenas, esos animales tan simpáticos. ¡Cómo no va a haber!. Pues bien, pasaban los días y la ilusión de la niña aumentaba y la ballena, que tampoco era buscada con excesivo entusiasmo, no aparecía por ningún sitio. ¿Resultado?. 5 de Enero por la mañana, y la ballenita por comprar. Ultimo regalo que queda. Voy a ponerme serio, pienso, y seguro que aparece. Yo sólo contra el Corte Inglés y un par de horas por delante. No puedo fallar.

Al principio intento escoger los lugares probables, juguetitos para el baño, peluches, cosas así. ¡¡¡Nada!!!. Hay cualquier tipo de animal, menos ballenas. Los encuentro tan exóticos como morsas, pingüinos, o mapaches, pero ni rastro del objeto de mi búsqueda. Tras media hora de repaso general, empiezo a buscar con más detalle, y ni rastro. Las oportunidades se van agotando y el tiempo más. Tengo que volver a Castellón, hemos quedado a comer, y encima mis pantalones tienen un siete, que casi parece un setenta. No va a colar eso de: ¡Huy qué cosas!. ¡Mira, no me había dado cuenta!. Decido recurrir a lo último: preguntar. Después de pensarlo mucho, claro. Porque ¿qué cara me van a poner cuando les pregunte por una ballena?.

Encima es que tampoco tengo suerte con la persona. ¿Una ballenita?, se me queda mirando en silencio, sus 45 kilos escasos, anoréxica perdida, con las tetas padentro y unos labios que ni pintados de fosforito parecen sobresalir, ni quieren abrirse para decir nada. Vamos, que hasta pienso que le ha sentado mal la pregunta. Matizo un poco. Bueno, puede ser un peluche o algún animal de plástico de esos de colección, cualquier cosa, pero que sea ballena. No importa el sexo de la ballena ni nada. Me sigue mirando con cara de decirme: ¿Te estás quedando conmigo?. Y al cabo de unos segundos interminables, murmura bajito, muy bajito, casi sin pestañear siquiera: “No, ballenas aquí no tenemos”.

Ni que decir tiene que se me cae el alma a los pies al escuchar la respuesta, porque sabido es que lo que no puedes encontrar en el Corte Inglés es porque no existe. Sin darme cuenta empiezo a buscar excusas para aliviar mi desesperación. Me acuerdo del niño del castor. ¿Seguro que oí ballena?. ¿No pudo ser bañera?. No, no, estoy seguro, tanto como que el coche no lo aparqué en la Avenida de Aragón.

Y entonces paso a estar indignado contra la sociedad materialista en la que vivimos. ¿Qué nos ha pasado?. ¿Qué fue de aquél eslogan de “Salvad a las ballenas”?. ¡Ya nadie se encadena a los barcos balleneros!. ¿Dónde está Greenpeace?. Hemos pasado de matar ballenas para hacer cremitas cosméticas a ningunearlas, lo que es muchísimo peor. Es que ya no nos merecen ni un simple peluche. ¡Pero si hasta hay mapaches blanditos!. Seguro que hasta castores si buscas un poco.

Pasada la fase de indignación viene la de la triste resignación, la renuncia, la rendición. Todavía tengo que comprar la comida del día de Reyes, y en disimular el roto de mi culo de la mejor forma posible, no sea que a alguna alma caritativa le de por invitarme a un café.

Terminados esos deberes, decido llamar para que no me esperaran a comer. Ya pegaré algún bocado por cualquier sitio. No, si ya, no pensábamos esperarte de cualquier modo. Nos tomaremos el carajillo a tu salud, pero por favor llega a tiempo para pagar la cuenta.

El camino de vuelta es desolador. Sin radio en el coche, mi pensamiento viene y va hacia la ballenita y a mi hija ilusionada. ¡Qué desengaño!. ¡Qué desilusión!. Pero, ¡si yo he sido buena!, es como si la estuviera oyendo sollozar. De repente, aparece un Todojuguete delante del parabrisas. ¿Y si…..?. Decido entrar.

Y ¡¡¡sorpresa!!!. Allí estaba. No una, tres, dentro de una piscinita hinchable, todo envuelta en una redecilla más bien malucha. Pero, por tres euros ¡qué se puede pedir!. No lo pienso ni dos veces. Mamá ballena, papá balleno y ballenita. ¡¡¡Éxito total!!!.

Aparezco por el puerto tarde pero feliz. Todos han terminado el café menos Cristina que acaba de llegar, y acaba de estrenar una cerveza. Decido imitarla en eso y también en el bocata. Nos da tiempo hasta a tomar el carajillo y a ver aterrizar a los Reyes con la niña en los hombros.

Y lo demás es imaginable. Llegada de los Reyes, caramelos de Alcampo, cabalgata, caramelos de Carrefour. Cena improvisada de bocata salchichón, eso sí, bien regado con caldos de esos que embotellan cerca de Logroño.

Cerca de la medianoche, ¡¡¡la magia!!!. Tres Reyes, con tres pajes, alguno de ellos con unos pectorales algo más desarrollados de lo normal. Un Melchor, blanco, blanquísimo, de nombre Vicente, tras repartir carbón al padre de la criatura por malo, llama a la niñita, y le dice: “Sé que corres mucho y que eres un poco traviesa””, y le da un paquetito fácil de abrir con tres ballenitas, una piscina hinchable y una red malucha.

Y Nuria, con los ojos brillantes de la emoción, y el asombro que apenas le deja hablar, apenas acierta a decir. ¡¡¡Qué suerte. Es lo que había pedido!!!.

Volvemos los cuatro felices a casa, con una sonrisa en los labios que no tiene ganas de marcharse. Nuria quiere bañarse enseguida con las ballenitas, pero le prometemos que al día siguiente. Duerme abrazada a ellas, a la espera de nuevas sorpresas, y nuevos regalos. La ilusión continuará mañana."

14 comentarios:

  1. Anónimo12:54 a. m.

    Hombre, yo no tengo hijos (aunque espero tenerlos pronto)pero mi madre siempre habla de su satisfacción al ver nuestras caras de ilusión el día de reyes. Así que me importa una caca que pasaras frío ese día. Me importa más el hecho de que encontraras lo que buscabas.

    Y la ballenita es lo más. Espero que este año se pida una foca, y el que viene, una morsa. Y así nos alejamos de la moda anoréxica de esta temporada.

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  2. Anónimo1:30 a. m.

    Jajaja... tremendo! Pero qué buen padre eres!

    Sí, yo no tengo hijos, pero me pasa muchas veces eso de pensar: "ballenas? (pongámosle X) Eso lo hay en todas partes, si me acuerdo yo que hace no mucho vi..." Y luego vas. Y lo buscas. Y lo rebuscas. Y mira que tú sabías que lo habías visto ahí mismo, que había estanterías enteras! Pero no está. Y empiezas a plantearte tu memoria, ¿tendré alzheimer? Después tu cordura: ¿tendré alucinaciones? Y al final, harta de buscar: terminas por plantearte hasta tu existencia...

    En fin, me encantó tu treta, me alegro infinitamente de que hallaras la dichosa ballenita (que, por cierto, es una monada:P) Y aún más me alegro por tu niña, que debe ser un encanto para pedir semejante bicho!

    Muchas gracias por tus comentarios, como siempre. ¡Y más aún por incluirme en tu top ten particular!

    Besitos mil...

    Y feliz Navidad, por supuestísimo!!

    P.D.- Espero que estos reyes sean más sencillitos... :P

    P.D.2.- Qué extraño que te imagines mi rostro sin haberlo visto nunca... Pero sí, es cierto: decía J.Marías en un libro, y yo lo corroboro, que todo está ahí siempre, latente, a un golpe de vista. Con fijarnos un poco, y desde el principio, podríamos descubrir cómo es realmente la persona que tenemos delante. Sin embargo, (por miedo y por comodidad, pero sobre todo por miedo -los ignorantes son mucho más felices-) no lo hacemos nunca. Y nos saltamos las miradas, y no leemos entre líneas, y obviamos los indicios que podrían ser ratificaciones.

    Y así nos va...

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  3. Anónimo10:35 a. m.

    Me encanta la Navidad... Menos mal que aún quedan niños con ilusiones intactas a los que sorprender. :D
    Es una bonita anécdota.
    Besos!

    P.D. El color primavera siempre debería estar de moda.
    En cuanto a la desesperación...
    Lo mejor de ella es que me la calzo como unos vaqueros viejos; es desteñida, apropiada para muchas circunstancias, y cómoda en cualquiera de los casos.
    Me hace compañía con la soledad; y cuando me canso de ella, evitarla me impulsa a descubrir nuevos caminos...
    La verdad es que a mí también me gusta mi nombre... Más que verde esperanza, es verde manzana. ¡Muy ácida!
    Feliz puente, Juanjo.

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  4. Anónimo12:34 p. m.

    Entendí que, cuando te referías a imaginarte mi cara,te imaginases el gesto... Sólo que me sorprendió, de pronto pienso: ¿y cómo se imaginará un Reno mi cara?

    :P!

    Besitos!

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  5. Anónimo2:05 p. m.

    Jajajaa... yo soy una provocadora, eso es cierto, pero tú caes rápido en la trampa... :P!

    Es cierto: mi cara no es demasiado grande, tira más a alargada que a redondeada, los pómulos no muy pronunciados. Mi nariz no es pecosa, ni pequeña, es estándar, creo. Mis labios sí que son algo carnosos, pero sin pasarse tampoco, el de abajo más que el de ariba. Mis ojos son azules y grandes, las pestañas negras, largas, y las cejas oscuras (tengo unos ojos un poco arabescos). Mi pelo es (sí!) castaño tirando a rubio, largo y rizado, pero no con rizos enrevesados, sino más bien ondulados, y no como caracoles, sino que tengo el pelo casi liso hasta el cuello o así y después ya se vuelve más y más rebelde...

    Qué te ha parecido?

    Siento no ser como te imaginas...

    Aunque a veces la realidad supera a la ficción :P!

    Besitos!

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  6. Anónimo5:06 p. m.

    Hay un error muy grave aquí...bien es sabido por todos que si existe, está en Toys'r us, nada de Corte inglés. En el corte Inglés solamente hay dependientas anoréxicas con pañuelito al cuello que parecen azafatas de vuelo. ¡Es que no ves los anuncios, ¿o qué?!

    Me han entrado ganas de pedir una ballenita para los reyes...no hay nada que me haga ilusión especialmente, pero me he dado cuenta que es de los pocos animales que no tengo en mi colección de peluches (tengo hasta un toro y un camello). Espero que a mis reyes no les cueste encontrarlos tanto como a los tuyos.

    Te debo una cerveza.

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  7. Anónimo5:08 p. m.

    Si te gustan las miradas, estás de suerte, o eso dicen. ;)

    Vaya estudio de los colores, eres siempre tan metódico? :P

    P.D.- "Hay determinadas provocaciones en las que es un placer caer." Es cierto.

    P.D.2.- El placer es casi siempre una provocación... :P

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  8. Anónimo5:17 p. m.

    Estoy viendo cosas muy raras por aqúí...¬¬ Creo que voy a empezar a espiarte yo a ti, Juanjo. Jajajaja

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  9. Anónimo11:25 p. m.

    Todo el mundo se merece el honor de una cerveza, hombre.

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  10. Anónimo12:45 p. m.

    Jajaja, muy bueno..."Innumerables, no porque sean muchos sino porque no me da la gana contarlos." No se me va a olvidar :P

    Muaaaxx!!

    P.D.- Me gusta la gente metódica. Son una especie rara y curiosa...

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  11. Anónimo9:30 p. m.

    Mmm... ya empiezas a leerme el pensamiento?

    “Es significativo cómo la ley lo advierte, y es muy raro que nos prevenga, que se moleste: cuando alguien es detenido, al menos en las películas, se le permite guardar silencio porque ‘cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra’, se le comunica en el acto. Hay en esa advertencia un ánimo extraño –o es indeciso y contradictorio- de no querer jugar sucio del todo. Es decir, se informa al reo de que a partir de ahora, las reglas van a ser sucias, se le anuncia o se le recuerda que van a por él como sea y se aprovecharán de sus posibles torpezas, inconsecuencias y errores.”

    Así que ¿también has leído el libro?

    :P

    Besitos!

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  12. Anónimo10:12 p. m.

    jeje... los niños... en fin, espero q este año te lo ponga un poquito más fácil o que como mínimo no lo dejes para el último día, si no... :-S
    De verdad que, a veces, nos quejamos como padres de muchas cosas de los hijos, pero luego nos encanta hacerlos y verlos felices e ilusionados a costa de lo q sea. Y es q como dice el anuncio hay cosas q no se pagan con dinero y una de ellas es ver los ojos de tus hijos cuando los sorprendes. No sabía q eras papá. Bueno...una cosa más :-)
    Un besazo y cuídate.

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  13. Anónimo10:26 p. m.

    Todos tenemos ideales, pero hay gente que centra su existencia en ellos. Y eso no debería ser así... Yo creo que debemos ser dueños de nuestra propia vida y de los acontecimientos que en ella ocurren y después irnos a lo colectivo. Eso es lo que quería decir.

    También critico, claro, a los que solamente son capaces de ver lo que pasa en su casa y en su barrio... Los extremos nunca son buenos

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  14. Anónimo1:16 p. m.

    Sólo con tus comentarios ya me provocas una sonrisa.

    Mil besos, a la vista de que los hombres no tenéis estos problemas... :P

    P.D.- Creo que tienes razón ;)

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