27 febrero 2006

El amargo sabor de la duda


El lunes atizó el ánimo de Ramón como un fuerte puñetazo en el mentón, tras el placentero final del domingo. La vuelta al trabajo no le sirvió para evadirse, todo lo contrario. La desagradable impresión de estar metiéndose hasta las amígdalas de las fauces del lobo volvió indigesta, como comida cargada de ajo y pimentón.
En su fuero interno quería creer que la historia de Sofía era una colección de embustes con algún dudoso fin. Prefería pensar que no existía un peligro real, que todo había sido inventado, y el único problema real existente era conseguir una colección de papeles de alguna oficina de inmigración.
Pero recordaba la actitud de la joven la noche del sábado, y le había parecido la de una persona realmente asustada, de alguien huyendo de un peligro cercano y efectivo, por lo que no podía descartar la existencia de algún asunto más delicado que un mero trámite administrativo.
La historia que le había narrado la mujer a la mañana siguiente tampoco terminaba de convencerle, porque del supuesto crimen no se hacía eco ningún medio de comunicación, y esa noticia es una de las que no dejan de aparecer en los rotativos, por muy desconocido que pueda ser el finado.
Ahora se arrepentía de haberse ido a dormir tan pronto, en vez de pedir las explicaciones en ese mismo momento. La información hubiera sido más espontánea, más fresca, menos meditada. Por lo menos tendría las cosas mucho más claras.
Sólo pretendía eso, saber a qué atenerse. En el fondo el problema en sí daba igual. Tras la jornada del domingo sabía que, pasara lo que pasara, iba a apoyar a Sofía sin importarle las consecuencias. Ya no pensaba dejarla escapar otra vez, aunque le arrastrara hasta las mismas puertas del infierno.
Para tranquilizarse en ese momento necesitaba averiguar la verdadera historia. Eso sí, discretamente, sin demasiados testigos que se pudieran ir de la lengua, y sobre todo, sin que Sofía sospechara nada.
Tras pensarlo mucho, dio con la persona adecuada, con lo más parecido a un detective o a un espía, pero de confianza, de mucha confianza. No sabía como no había pensado en ella desde el primer momento. Su fuente de información más fiable y discreta no podía ser otra que Marisa.
Claro que necesitaría usar toda su mano izquierda para no herir sus sentimientos, difícil tarea teniendo en cuenta la inteligencia y suspicacia que había demostrado la joven durante las largas conversaciones que habían mantenido durante el mes de Enero.
Lo que desconocía Ramón es que Marisa no le había enseñado ni la mitad de sus cualidades, precisamente porque en la discreción residía su mayor fuente de información. Todo el mundo le contaba sus confidencias precisamente por el hecho de que no las divulgaba. Era observadora y minuciosa bajo una apariencia de persona despreocupada. Pasaba mucho tiempo analizando la abundante información que pasaba por sus ojos y sus oídos sin que se notara lo más mínimo.
El único enigma que se le había conseguido resistir hasta ahora era el propio Ramón, pero todavía no había arrojado la toalla. Por eso sintió una pequeña agitación al ver el nombre de él en la pantalla del teléfono móvil, aunque el tono de la voz del hombre le puso enseguida en alerta. Siempre utilizaba un modo misterioso de exponer incluso los asuntos mas banales, pero esta vez los rodeos empleados en plantear la cuestión le estaban sacando de quicio. Aún así, aguantó las absurdas explicaciones con paciencia, tratando de adivinar por donde iban a venir los tiros, porque, eso sí, se notaba a la legua que iba a haber, y a capazos.
Aguantó un pinchazo hondo en su ánimo cuando Ramón le nombró a Sofía. Se le vino el alma a los pies. Claro que la recordaba. A ella y a él, antes y después de las uvas, en aquella fiesta de Nochevieja. Pero le mintió, simuló, con la mayor naturalidad que no había reparado en la muchacha.
Eso obligó a su interlocutor a dar más explicaciones. Tenía que recordarla, pues la tal Sofía se había pasado toda la noche bailando, y más que bailando con su jefe, el embajador. Pero ella se seguía haciendo la sueca. Así que al final, no tuvo más remedio que contarlo todo. En un arranque de valor le repitió la historia de Sofía, tal y como se la había contado ella, sin olvidar la supuesta muerte de su jefe.

- Imposible, Ramón. El embajador no estaba ya en España. Fue relevado de su cargo el día anterior, el viernes, y el sábado por la mañana cogía el avión de vuelta a Londres, desde donde iría a su nuevo destino. Yo mismo le compré el billete.
- Pero, ¿llegó a Londres?¿Pudo haberse quedado en Madrid?¿Por qué lo relevaron?
- No sé. Mi trabajo termina entregando los billetes. Lo que haga o deje de hacer después no es asunto mío, pero si quieres más detalles de mi aburrida vida laboral me tendrás que invitar a una cerveza donde siempre. Hablar por teléfono me da mucha sed.

Ramón aceptó la invitación. Aparte de la información que le pudiera facilitar tenía ganas de ver a Marisa, porque sabía que en ella se podía confiar, y en esos momentos necesitaba una persona en quien apoyarse.

Por otra parte, la muchacha sabía mucho más de lo que le había dicho, pero no se fiaba de los móviles, ni de las personas que tenía alrededor. Desconfiaba hasta de los cuadros y los floreros. Las embajadas son terreno de nadie, un centro de negocios oscuros e intrigas, y por allí deambula mucha gente con los cinco sentidos alerta para ver lo que puede averiguar. Lo tenía bien aprendido: en su puesto, ver, oir y callar.

Hacía tiempo que , por motivos obvios, tenía información privilegiada de Sofía y de las causas que se barajaban sobre la destitución de su jefe, pero sólo los contaría cuando estuviera totalmente segura de no ser escuchada.

21 comentarios:

  1. Anónimo12:07 a. m.

    Bona nit Juanjo,
    será que tengo sueño y estoy megacansada y no haré ningún tipo de crítica a lo que escribiste.
    Pero, no sé, mira que leyendo esta nueva entrega le vuelvo a ver posibilidades a Sofía, yo creo que puede mostrar un lado más salvaje, jeje de esos que os gustan a los hombres. Vamos que seguro que no es una niña tan buena como aparenta.
    Y es inteligente. A ver como desencadena la historia.
    Tú lo sabes??? o ni tan siquiera tú eres conocedor del final?
    Venga, me voy a la cama.
    Que descanses...shhh

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  2. Anónimo12:10 a. m.

    Perdón....joeer si es que tengo sueño y me equivoqué, jeje
    Fe de erratas:
    En vez de Sofía quería decir Marisa. La niña buena es Marisa, y no Sofía.
    En fin... que me voy a mumir que no doy más de sí ni de mí.

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  3. Anónimo2:33 p. m.

    Hola Juanjo...pues el cansancio debe venir de otras cosas pq para serte sincera, jeje del gimnasio va a ser que no. Y es que como decía Paulo Coelho a veces todo el universo conspira para que se den según que circunstancias y otras veces para que no se den. Y ese en particular es mi caso. En fin... otro día te explico. ;o)
    Bueno, lo del final... pues a mí no se me hace pesado, claro que leer siempre es más liviano que escribir y pensar, así que por mí puedes alargar la historia todo lo que quieras. Aunque he de reconocer que deseo conocer el final de la historia, pero eso ya es algo personal. Llámalo impaciencia.
    De todas formas supongo que algo de ganas debes tener de cerrar la historia para poder "liberarte" de la presión que ejercemos tus lectores, y pasar a escribir sobre cosas varias, u otros temas.
    En fin... me voy a comer. ñam ñam
    Noelia.

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  4. Anónimo11:36 p. m.

    Si fuera hombre, seguro que me enamoraría de Marisa...
    Qué saber estar, madre mía.


    Como siempre, genial.

    Besitos

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  5. Anónimo8:45 p. m.

    Me alegro que entrar en mi espacio te relaje... :)

    Ya voy pillando tus relatos ;) Por cierto, voy a ver si hago un link de tu espacio en mi blog.

    Que te parece?

    Un saludo élfico!

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  6. Anónimo9:57 p. m.

    Hoy he conocido a una Sofía y a una Marisa y he dicho: "¿Habrán cobrado vida?, ¿Dónde estará Ramón?"
    Ya sabes, coincidencias de la vida.

    Besitos

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  7. Anónimo10:19 p. m.

    Por supuesto que puedes ;)

    Respecto a lo del mapa, eso me parecía a mí, lo que no sé es como hacer que queden solo registradas las visitas a mi espacio... Lo averiguaré.

    Besos

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  8. Anónimo11:11 p. m.

    Hola Renito mío...
    Hacía mucho que te debía una visita, no tengo mucho tiempo así que tendré que posponer la lectura, porque una torticolis me está matando y quiero acostarme cuanto antes. Pero no quería irme a la cama sin mandarte un besazo!!!
    Volveré...

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  9. Anónimo1:59 p. m.

    Este Ramon.... ¡no será capaz de...! No, no, en fin... con las dos ya sería demasiado... No creo ¿verdad..?. Joer con el tio... y eso que parece una mosquita muerta... jajajaja. Ahora, que como lo intente, el lio ya puede ser de órdago. Ummmmm... ¡que coño....! ¿y para que estamos aqui los lectores? pues para ver como los personajes (y los escritores..) salen de los lios.....¿no?.

    ¡Animo que ya solo quedan 2356 entregas!... jajajaja

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  10. Anónimo3:30 p. m.

    Por eso decía que el 33% de la población es rubia y el 16% somo como el yogur, naturales. A ver cuánto me queda a mí.
    Al final todos acabaremos con la cabeza llena de papel de aluminio esperando parecer "Marilynes Monroes"... y vosotros sólo con la cabeza!

    Besitos rubios como la cerveza y los cigarrillos

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  11. Anónimo7:52 p. m.

    Efectivamente estoy de acuerdo en que los relatos eróticos escritos por mujeres tienen un algo especial que me hacen preferirlos sobre los de los hombres (en general.. claro, con todas las reservas que merecen las generalizaciones...) Yo creo que las escritoras mantienen mejor el equilibrio erotico del relato.. los hombres o suelen ser o mas "etereos" o bien mas "fisiologicos", sin embargo las autoras yo creo que consiguen reflejar mejor situaciones, atmosferas, muy excitantes y ademas en general resuelven mejor las situaciones, de formas mas reales y creibles (y por tanto tambien muy muy excitantes....) En fin.... ¡a ver si alguna de nuestras colegas se anima...!! Jajajaja.

    Un abrazo

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  12. Anónimo2:39 p. m.

    ¡Hola! Nada, que he leído en el espacio de Sara que te habías reído con un comentario mío, y me he dicho: "¡hombre, un tipo listo, vamos a visitarlo!" ;) Je, je, que noooo, que no estoy tan flipao.

    ¿Esta historia qué día empieza? Es que tengo la manía de leer las cosas desde el principio (los psicópatas tenemos esas cosas);)

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  13. Anónimo12:00 a. m.

    Desidiactivo,qué fuerte me parece que por mi space ni hayas pasado!!

    Lo de las parejas estas de "conveniencia" por llamarlas de algún modo, creo que los divorcios son traumáticos porque unos que se quedan sin cara guapa y otros sin bolsillo lleno.
    Pa´mí que están traumatizados desde que se conocen.

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  14. Anónimo2:29 a. m.

    Curiosidad: ¿Lo tienes planificado o vas improvisando? Me refiero a las entradas, el argumento se ve que está pensado. ¿O es que te sale así de bien? Sea como sea, genial.
    Me ha gustado el cambio de escenario de Ramón a Marisa en ésta.
    Saludotes.

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  15. Anónimo9:50 p. m.

    Me voy Reno, me voy por fin, yuhuuuuuuuuuuu!

    Pórtate bien y escribe entradas emocionantes, sí??

    Besitos y hasta el martes que viene.

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  16. Anónimo1:20 p. m.

    Yo tampoco la veo, puesto que no tengo. Aludía al comienzo de Trainspotting. Dices que ya tienes varías de esas cosas, pero la cosa supongo que es´tará en cómo se asimilan, y tú tienes pinta de hacerlo estupendamente.
    ¿Halopecia tú? Vamos, q he visto las fotos, exagerado.
    Saludotes.

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  17. Anónimo8:50 p. m.

    :D

    Otra vez aquí, por fin volví, como la felicidad... y espero que esta vez sea para quedarme!!

    GRACIAS por tu comentario, siempre a punto, siempre animoso.

    Y bueno, qué historia... aunque has escrito sólo una entrada desde que me fui! Tengo algunas dudas, de esas dudas que les preguntaría a los grandes escritores si los tuviese enfrente... a algunas ya se me han adelantado, pero bueno:

    1.- ¿Cómo se te ocurrió la historia?
    2.- ¿Sabes el final?
    3.- ¿Has escrito un borrador o algo así o como vaya saliendo...?
    4.- Los personajes ¿son totalmente inventados?

    Gracias, besitos!!! ^_^

    P.D.- Si yo fuera un hombre me enamoraría, indudablemente, de Sofía... has conseguido crear un personaje muy vivo, nada plano, te felicito :D!

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  18. Anónimo9:34 p. m.

    Hola de nuevo! Me alegro que te gustase tu historia, siempre es agradable recibir comentarios tan buenos como los tuyos :)

    La protagonista de la historia... Soy yo. No he vivido la situación tan literalmente como la historia, pero sí algunos momentos. Digamos que es una "metáfora".

    Un saludo élfico

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  19. Anónimo8:46 a. m.

    He tenido por fin tiempo para leer y releer la historia, y cada día me sorprendes y me enganchas más. Seguramente me fijara a la primera en Sofía, en su pasión, pero me quedaría con Marisa, porque me identifico más con ella, con su espíritu "KGB" guardado bajo la manga.
    Un besazo

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  20. Anónimo3:23 p. m.

    ¡Hombreeeeeeeee, alguien que conoce a los Rainbow! Ya, tú dirás: "a qué viene éste ahora, si eso se lo escribí hace mil años". Pero es que he estado muy liao, y el internet siempre es lo último de la lista (le doy prioridad a lo de fuera de Matrix ;), así que hace un par de semanas que no me conecto (ahora estoy en el trabajo). Gracias por la aclaración del inicio de tus relatos. ¡Ta otra!

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  21. Anónimo9:12 p. m.

    Jopé, qué intriga.
    En el fondo me alegro de no haber pasado por aquí. Así puedo leer un super trozo del tirón...
    Esto engancha.

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