05 mayo 2006

Confusión en una nube de pólvora


Cuando Ramón llegó a la habitación, Sofía ya estaba en la cama a punto de claudicar. El se cambió de ropa rápidamente y se acurrucó junto a ella para robarle algo de calor, pues la humedad de la noche llevaba ya mucho tiempo incrustada entre sus músculos y huesos.

Tardo casi menos en dormirse que en coger calor, pero el sueño no fue largo ni placentero, como suele ocurrir siempre que se toman demasiadas copas y a destiempo. Al cabo de pocas horas, le sobraba el calor que antes echaba en falta, tenía la boca reseca y amarga, el estómago le ardía, y un difuso dolor de cabeza remataba su malestar.

Bebió un trago largo de agua, aún a sabiendas de que no iba a terminar con su sed, y comió también algo que tenía por allí, consciente de que no iba a calmar su estómago. Después se duchó, se afeitó y se cepilló los dientes, sólo para aparentar por fuera algo más interesante de lo que sentía por dentro.

Intentaba pensar, mientras tanto, en lo que le había comentado Gloria hacía unas horas, pero era incapaz de sacar ninguna conclusión. La cabeza no le dejaba concentrarse. Así que, una vez que Sofía terminó de arreglarse le contó lo que recordaba de la conversación de la noche anterior.

Ella se preocupó bastante, formuló en seguida una serie de preguntas que a Ramón no se le ocurrió hacer por la noche. ¿Tenían acento extranjero? ¿Dijeron que volverían? ¿Qué aspecto físico tenían? ¿Habían llegado andando o en coche? ¿Cuántos eran en total?

Gloria podía tener esas respuestas, pero cuando bajaron a la recepción no estaba, y les dijeron que tardaría en llegar. Por lo menos, hasta última hora de la tarde. Sofía entonces insistió en que abonaran la habitación y abandonaran la ciudad, pero lo cierto es que no tenían claro adonde ir. A Ramón le parecía más oportuno esperar a la vuelta de la mujer, obtener más información y actuar en consecuencia. La discrepancia de criterios fue agravándose, a medida que cada uno seguía en sus trece con sus ideas particulares, y no estaba dispuesto a ceder. Las mentes, cargadas y espesas, por los excesos de la noche anterior, no ayudaban a desbloquear la situación.
Fue su primera discusión seria, y aunque Ramón impuso su criterio al final, sabía que no había convencido a su pareja, y le embargaba un sentimiento de culpa que le iba a repetir más que el café con leche acabado de ingerir entre violentos silencios, apenas disimulados por el rugir de las tripas del joven, acuchilladas por el ácido líquido caliente vertido sobre su irritada carne sensible.
Al salir del bar, se dejaron llevar por la multitud en un agobiante recorrido turístico de falla en falla. Las de sección especial, por supuesto. La ganadora, Nou Campanar, quedaba cerca de allí, pero la cantidad de gente que se agolpaba para verla desanimaba a cualquiera. El ambiente era muy diferente a la de la visitada la noche anterior. Allí no faltaba de nada: servicio con camareros para los invitados VIP, limusina en la puerta, caviar, marisco, champagne...; de todo, menos solera, menos historia.
Después del monumento de los excesos visitaron otras clásicas, no tan espectaculares, pero también impresionantes: Na Jordana, La Merced, El Pilar. Y se hizo la hora de comer. Nuevamente se dejaron arrastrar por el gentío hasta los aledaños del Ayuntamiento, para presenciar la "mascletá". A esas horas, ya era imposible acercar el morro a la plaza, puesto que las calles adyacentes empezaban a llenarse con multitud de gente.
En una de esas calles, en ese mismo momento, Ramón pareció darse cuenta, de pronto, que la primavera había aterrizado de golpe, sin avisar, tres días antes de lo anunciado. Un grupito de jóvenes de veintitantos, ceñidas en sus vaqueros, con blusas ajustadas, ombligo al aire, y cabello suelto, saltaban y reían abrazadas, al tiempo que el sonido cada vez más intenso y el olor acre de la pólvora cargaban el ambiente.
Ligeramente cegado por el picor de la nube de humo, y la tentadora visión de las jóvenes pieles que abandonaban sus refugios de invierno, Ramón perdió de vista a Sofía por un instante, y cuando se disipó el humo y el gentío, ella ya no estaba a su lado.

10 comentarios:

  1. Anónimo6:36 p. m.

    Desde luego se nota que has vivido las fallas de cerca. Yo no he estado nunca, pero después de esta descripción... cuánta gente!!! Muy apropiada la foto, parece Ramón faltándole ojos para rastrear la zona por encima de tantas cabezas.
    Y la buena de Sofía que se nos pierde o... quizá ... :-S
    Que intriga!! lo volviste a conseguir una vez más.
    Como ves, te sigo ;o)
    Un beso Juanjo.

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  2. Anónimo1:37 p. m.

    Y ahora se pierde Sofia... Pues haber que hace Ramon! Si esque... En menudos embolados se mete por mirar a las quinceañeras XD

    Ya sabes que he vuelto, y si, puedes contar conmigo.

    Un besote

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  3. Anónimo4:23 p. m.

    Manteniendo el suspense.
    Espero impaciente la siguiente entrega.
    Un beso, guapo.

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  4. Vengo con paso ligero por aquí...pero firme y consistente.

    Mis ojos brillan más que nunca, será el reflejo del sol...o no...jijiji...

    eres realmente increible...
    ¿cómo lo haces?

    besitos & Sonrisas

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  5. ¿Que se ha perdido Sofía? A mi me da que el que lo ha hecho es Ramón. Y que lleva tiempo haciéndolo además.
    Saludotes.

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  6. Anónimo11:11 a. m.

    Bueno calma, no pasa nada.... a estas alturas Ramón ya tiene que estar acostumbrado a las desapariciones de Sofía... Por lo menos esta vez le ha durado un poco mas... Jajajaja. Me siguen gustando las descripciones del ambiente de las ciudades y lo bien que lo integras en el contexto del relato. El ritmo entre el hilo de la narración y los fragmentos descriptivos es impecable. NUnca pensé que en esta época y con toda la tecnología internetera acabaría leyendo una novela por entregas, al mas puro estilo siglo XIX. Pero en fin.... al fin y al cabo muchas veces la vida no deja de ser una especie de inmenso bucle que se repite con formas distintas, pero los mismos contenidos. Este tema de internet, los blog y sus historias adyacentes, la verdad es que muchas veces me recuerdan al resurgir de muchos aspectos del pasado: los diarios, el gusto por el genero epistolar, los grupos de fanáticos de este o aquel escritor, los amores a distancia... y ahora, claro, las novelas por entregas... jajajaja. La verdad es que cuando leía cosas sobre las novelas por entregas siempre me parecía algo en cierta manera imposible, o para gustos raros: ¿cómo iba uno a estar leyendo una historia a cachos separados y pretender sacar de ella algún disfrute...? Suponía yo que tal cosa sería para gentes poco habituadas a la lectura o un sustituto de los seriales radiofónicos, cuando no había aun radio. Pero ya ves... la vida también te está dando lecciones continuamente ¡aunque sean de literatura....! Realmente tiene un morbillo y supone un placer especial lo de las entregas: te intentas imaginar como será el próximo capitulo, conjeturas sobre el rumbo general de la historia, propones alternativas propias a las situaciones planteadas (y puedes hacerlo con calma, porque la alternativa del autor no está una pagina mas adelante, sino a una semana vista....), en fin.... cosas nuevas, al menos para mi, en el ámbito de la literatura. De nuevo, gracias por que nos permites disfrutar de ello con tu esfuerzo.

    Un abrazo


    P.S.: Una de las gracias de las novelas por entregas consistía en que se editaban en una especie de cuadernillos coleccionables, de forma que los lectores mas cuidadosos podían juntarlos al final para acabar confeccionando un libro completo con la historia de marras. Ese aspecto es mas difícil en este formato moderno “internetero”, así que vete pensando que nos lo tendrás que dar un poco mas mascadito en un fichero Word o PDF o “quelque chose comme ça....”

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  7. Anónimo2:40 p. m.

    Si es que tiran más dos tetas que dos carretas.

    Este Ramón que no escarmienta...

    Besitos

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  8. La verdad es que me da un poco de pena este Ramón, tan manteado siempre por los acontecimientos.
    Creo que lo he comentado alguna vez, nunca tuve intención de crear una novela por entregas. Es más el calificativo de novela me parece algo pretencioso.
    Creo que cuando junte todos los capítulos en un documento no me gustará el resultado, pero aún así lo haré. El que lo quiera, que me lo haga saber, bien como ha hecho Carlos, o mediante correo electrónico. Mi dirección está en el perfil, por si alguien no lo sabe. Estoy a vuestra disposición para lo que queráis.
    Gracias a todos!

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  9. Anónimo9:31 p. m.

    Holillas Juanjo!!
    Tu blog me ha parecido muy interesante, llego a él a través del de carlos, espero que no te importe que me haya colado en la vida de ramon y Sofía. Seguiré atenta como transcurren sus vidas, no tan diferentes de las del resto de los mortales ¿eh? Y te lo dice una hada :-)
    Besitos astrales!!

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  10. Anónimo1:26 p. m.

    He llegado a medias historia. Recapitularé al tiempo que espero nuevos acontecimientos.
    un saludo.

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