23 mayo 2006

Desliando la madeja


La tentación de entrar en su piso era grande. Estaba ya allí, sólo tenía que subir las escaleras, pero algo le decía que debía hacer caso a su amiga esta vez. Así que tomó la precaución de llamar a Marisa antes de subir.

- Ya estoy en casa, puedes venir. He podido salir un poco antes. No subas ahora, mis chicos no han terminado la faena. En seguida te explico.
- Vale, voy para allá.

Ella le recibió con una amplia sonrisa. La encontró más guapa que de costumbre, no sabía muy bien por qué. Su rostro era difícil, pero enganchaba; tenía una elegancia natural en sus gestos y movimientos, y una mirada siempre tierna y comprensiva, capaz de tranquilizar el espíritu más alterado.

Nada más verla aparcó sus inquietudes y se dejó acariciar por los dos dulces besos que siempre posaba en cada mejilla con un poco de intención. Después se sentó en el sofá con ella, delante de las inevitables cervezas.

- ¿Cómo estás?
- Bien, gracias, ¿y tú?
- Bien, bien.
- Cuéntame eso que me tenías que contar, anda.
- Voy.

Marisa empezó su exposición, siempre ordenada, de los hechos:
"Poco después de vernos por última vez, se conoció que el embajador había sido asesinado. Recordé lo que me habías contado, y pusimos a nuestros servicios secretos a espiar a tu chica para, si se daba la oportunidad, poderla interrogar con discreción. Nuestra sorpresa fue, cuando al acercarnos a tu casa, observamos que había más gente acechando. Así que empleamos una pareja de agentes para vigilaros a vosotros, y otra para hacer lo mismo con los otros.
Para nuestro asombro, aprovechastéis su único error de marcaje para escapar, pero no conseguistéis burlar a mis chicos que os persiguieron hasta Valencia.
Vuestros vigilantes pronto se temieron que les habíais dado esquinazo, forzaron la puerta y entraron en la casa. A pesar de que no estabáis, perdieron algo de tiempo registrandola. Buscaban algo, al parecer.
Nuestros agentes los esperaban abajo, pero como tardaban mucho, subieron y entonces se produjo un tiroteo. La policía no tardó en aparecer, y mis chicos se tuvieron que largar por piernas, para no ser identificados.
Los fulanos también consiguieron escapar, pero conseguimos tomarles unas fotos. Hicimos averiguaciones. No eran delincuentes comunes, gente con documentación que apestaba a falsa, pero en regla. Apostamos que eran espías, y por las pintas parecían rusos.
La policía mantuvo el cordón policial en tu casa hasta ayer, y esta mañana nos hemos pasado por allí nosotros para ver si encontramos alguna pista. Cuando vuelvas, ya habrán terminado."

- No sé si me hace mucha ilusión después de lo que me has contado.
- Bueno, tranquilo, te ayudaré a ponerlo todo en orden. En cierta forma te lo debo, por tenerte tan poco informado, pero comprendelo, no podía ...
- Déjalo. Después de lo que me has contado sigo sin tener claro que el piso sea un lugar seguro. Ellos no saben que Sofía no está conmigo, y probablemente piensen que saben mucho más de lo que sé.
- Tranquilo, no se acercarán, hombre. Después de la visita de la policía tardarán en aparecer por allí, incluso si no han encontrado lo que buscan. Pero si no te fías, te puedes quedar en mi casa. Ya has comprobado la comodidad del sofá, jajaja.
- Pues no te digo que no. Estoy un poco hartito de sobresaltos, y contigo la única sorpresa que me puedo llevar es que se queme la comida, jeje.
- Jajaja, ni eso, porque hoy nos bajamos a comer al bar. Te invito. No me ha dado tiempo a quemar nada esta vez.
- Ni esta ni ninguna, estoy todavía por probar esos guisos de los que tanto presumes.
- Todo se andará.
- Una preguntita, antes de bajar.
- Dime.
- ¿Sospecháis de ella?
- ¿De tu chica?... Mmmm, no descartamos ninguna hipótesis.
- No creo que haya sido.
- Y tú, ¿qué vas a creer? Por cierto, ¿dónde está? ¿Sabes tú algo?
- No, ya se lo dije a tus simpáticos muchachos. Ni idea. Escapó. Dijo que no se sentía segura conmigo.
- Pues mala elección. De ser inocente ahora estaría a salvo. Nosotros le podríamos dar protección si acepta colaborar. Si hablas con ella se lo comentas.
- ¿Hablar con ella? No tengo ni un número de móvil al que enviar un puto sms.

La comida transcurrió bien. Pasaron un buen rato juntos. A las cuatro cada uno se fue para su trabajo. A Ramón, encima de su mesa, le habían puesto un sobre cerrado.

7 comentarios:

  1. Anónimo7:20 p. m.

    Gracias por la visita.Sabes he tenido la sensacion de haber estado antes en este blog,pero quizas la decoracion era diferente y el personaje otro. Saludos

    ResponderEliminar
  2. Anónimo9:21 p. m.

    - Otra de intrigas por favor
    - Marchando...

    ResponderEliminar
  3. Me has encantado, prometo volver, las cosas buenas siempre se encuentran por casualidad, y por casualidad te encontre....
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. SU: No puedo entrar en tu página. Déjame un enlace, si no te importa.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Anónimo5:50 p. m.

    ¿Que habrá en el sobre? Chachán....
    Hijo, esto es un sin vivir. Que suspense.
    Un beso, guapo.

    ResponderEliminar
  6. Anónimo7:29 a. m.

    Dioosssss estoy mucho peor de lo que creía, jajaja resulta que llevo pensando 2 capítulos que la que había llamado a Ramón era Sofía no Marisa, juasss y sólo me dí cuenta cuando por fin se encuentran y dices que Marisa le planta dos besos en las mejillas pero...con intención.
    Ahí fue donde me extraño que no le plantara un beso en los morros pero con devoción, jajaaja y entonces.....arghhh pero que tonta!!! SI ES MARISA Y NO SOFIAAAA!!!!
    que fallo!! en qué andaría yo pensando???
    En cuanto a tu nueva entrega y su final, pues yo creo que debe ser la carta de despido, jeje
    aunque claro, mi intuición no es que ande muy fina últimamente, así que me quedo con la intriga de saber qué es.
    No tardes!!! que esta semana te portaste muy bien y nos regalaste una entrada extra. ;o)
    Un beso guapo. Hasta pronto.

    ResponderEliminar
  7. Anónimo6:35 a. m.

    Hey what a great site keep up the work its excellent.
    »

    ResponderEliminar