25 mayo 2006

La última tarde de invierno


Ramón esperaba la carta de despido sin más, pero para su sorpresa se encontró con un parte de baja para firmar. Fue corriendo al departamento de administración para dejarlo firmado pero el jefe no estaba. Cuando salía alguien le silbó. Era su amigo Javier.

- ¿Donde cojones te metes? Te has ganado una buena.
- Es muy largo de explicar, pero te lo contaré cuando pueda. ¿Eres tú el del sobre?
- Sí, tienes una suerte que no veas. El jefe ha desaparecido por unos días, y como no dabas señales de vida, pensé que estarías en apuros. Otra mujer, supongo.
- Supones bien.
- Es muy fuerte lo tuyo, jajaja. Corre, dame el papel y desaparece. Cuando te reincorpores trae el alta. Pero no tardes mucho, que si no terminaré comiéndome el marrón yo. Y la próxima vez, avisa. No cuesta nada pegar un toque.
- Gracias, muchas gracias Javier. Te debo una ...
- No te la perdonaré esta vez. Me lo tienes que contar, pero con detalle. Y el sitio lo elijo yo, que te conozco. Nada del bar de la esquina, tío uña. Anda, ¡lárgate!
- Adios. Gracias, gracias.

Con tan corta jornada laboral tuvo tiempo de volver a su casa, y comprobar como había quedado tras los múltiples registros. Todo estaba peor de lo que pensaba. A pesar de que no era persona excesivamente obsesionada por el orden, comprobó que tenía muchas más cosas de las que recordaba, y era sencillamente asombroso que todos los objetos que ahora cubrían prácticamente toda la superficie del piso, antes cupieran con holgura. Sí, iba a necesitar la ayuda de Marisa para ponerlo todo en condiciones.

Tan sólo se entretuvo en buscar algo de ropa y cerró la puerta como pudo, dejando las cosas como estaban. Quedó con un cerrajero para arreglar la cerradura dos horas más tarde, y tuvo tiempo de consultar el buzón, donde se encontró con algunas cartas del banco y un aviso de llegada de carta certificada. Correos estaba cerrado, así que tendría que esperar hasta el día siguiente para comprobar de qué se trataba.

Tras comprobar el desastre y mientras esperaba la llegada del cerrajero, no dejaba de pensar en Sofía. Estaba preocupado y también la echaba de menos. Hacía más de 24 horas que se había largado y seguía sin noticias. Los nervios se le comían esperando su llamada.

Finalmente apareció el cerrajero, hizo su trabajo, y le pegó un cañazo en forma de factura que le recordó cuántos estragos habían hecho estos días en sus escasos ahorros. Poco a poco, a medida que transcurría el día, la mente despejada que había entrado en Madrid se iba poblando de densos nubarrones; el cansancio se apoderaba de su estado de ánimo y se notaba más vulnerable y más irascible.
Todavía anochecía pronto en aquel último día de invierno; la oscuridad anunciaba prácticamente el fin de la jornada laboral. Marisa debía estar al caer. Subió de nuevo al coche y emprendió el camino de vuelta hasta su casa. La encontró en la cocina cargada de bolsas. Había pasado por el supermercado antes de volver.

Marisa también estaba cansada. Se dejaron caer en el sofá y estuvieron un rato hablando de temas intrascendentes, delante de algún programa de televisión que no atendían. Pusieron una pizza al horno y cenaron pronto, dispuestos a retirarse pronto a descansar. Pero una nueva llamada iba a entorpecer sus planes.

Era uno de los chicos de Marisa. Habían localizado a los rusos, o mejor dicho, los rusos los habían encontrado a ellos. Querían hablar. La cita era tan sólo dentro de una hora en un restaurante del centro.

12 comentarios:

  1. Anónimo10:23 p. m.

    Casualidad??? por supuesto que creo, si no que hago escribiendo aqui, esto me lo encontré por casualidad, por casualidad te lei y por casualidad sigo aqui.......
    Que bien lo haces, gracias por tus relatos...
    Un beso.
    susana....

    ResponderEliminar
  2. Anónimo11:20 p. m.

    Juanjo te suena de algo o te dice algo estas palabras? : Restaurante L'ora... Burriana... Rafa...?¿?¿?¿?¿?¿?¿

    ResponderEliminar
  3. Anónimo11:31 p. m.

    Vale, menuda colada me he pegado juas! perdoname pero al ver tu foto en tu perfil te había confundido con otro Juanjo de burriana que es dueño del restaurante en cuestión y su tio se llama rafa... me perdonas la metida de pata? Lo siento.

    ResponderEliminar
  4. Anónimo6:52 a. m.

    Juaassss por qué siempre que estas agotado y parece que ya no puedes más, ni siquiera te quedan fuerzas ni para ponerte el pijama, sucede algo que te pone a prueba las fuerzas????. Vaya aguante tiene el cuerpo humano!! Pobrecillos, si parece que me los estaba imaginando, yo creía que se iban a quedar dormidos los dos en el sofá y.... glups!! que pasará???
    Juanjo no sé si es que tienes ganas de acabar tu novela, si es que estás inspirado o si estás muy trabajador pero.... vaya semanita!!!
    Un beso de aliento por tanto trabajo ;o)
    Hasta pronto.

    ResponderEliminar
  5. Anónimo9:27 a. m.

    Coincido con Noelia, en la duda sobre si habrá sido tu arrebato de inspiración o mi atracón de trabajo de estas semanas. que no me deja disfrutar de las lecturas todo lo que me gusta, la causa por la que esta vez, mas que una entrega, casi me encuentro con media novela por leer.... jajajaja. De todas las maneras, afortunadamente, en estas entregas mas que avanzar en el relato parece que hemos hecho una pausa en la acción para consolidar un poco la trama, lo cual me alivia... pues aunque parezca una tontería no me gusta leer partes muy activas del relato con demasiado retraso... ¡rarezas que tiene uno...! Así al pronto después de leer estos cuatro relatos atrasados, me satisface encontrar dos cosas que me tenían un poco preocupado: el confirmar en cierta manera la sospecha de que esta Marisa parece algo mas que una simple administrativa de la embajada: demasiada confianza con “sus chicos”, para una empleada burocrática. Y la segunda era mi preocupación por la vida laboral de Ramón.... a mi me parece los relatos siempre conviene que estén un poco apegados a la realidad y ya se me hacía raro que uno pueda estarse impunemente días y días persiguiendo agentes secretos por medio país sin que el bolsillo o el jefe se mosqueen..... Jajajajaja. Bueno ahora estamos en una situación algo mas equilibrada desde el punto de vista de la lógica del relato y a la espera de ver lo que ocurre en esta nueva etapa, pues realmente la desaparición de Sofía y la puesta en claro del tema de las persecuciones y sus motivaciones, hace que estemos un poco a la espera de nuevos acontecimientos, como el bueno de Ramón... ¡que ya francamente no se orea...! Ni sobre lo que está pasando.... ni sobre las mujeres que se le disputan en la cama.... ¡que tío, que envidia....!!! Jajajajajaja.... Bueno, hasta la próxima.....

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. El motivo por el que he publicado más entradas la semana pasada no se debe a una especial inspiración, sino más bien, como dice Carlos, a que estoy pasando por una fase de consolidación del argumento, y si lo dejo muchos días me puedo perder.
    Yo también voy de trabajo hasta arriba, como todos me da la impresión, pero algún ratito hay que parar.

    Saludos a todos.

    ResponderEliminar
  7. Como que has despistado hasta a mi lector de RSS y todo, que no se había coscado de las dos últimas entradas. Bueno, así he tenido ración doble. Parece una especie de fin de temporada, cliffhanger inluido. Aunque casi todas lo llevan, cosa que me encanta (y me engancha).
    Saludotes.

    ResponderEliminar
  8. Anónimo12:27 a. m.

    Mola! Dos entradas nuevas. Así mi impaciencia se ve recompensada... Se empiezan a vislumbras cosas, pero, ¿Qué pasará?

    Pronto lo sabremos...O no :P


    Un besazo

    ResponderEliminar
  9. Anónimo11:28 a. m.

    Ala, tu sigue buscando ratitos, asi me alegras el día y estoy media hora pensando en por donde saldrá el pobre de Ramón (déjalo dormir un poquito, jóóó, que como siga así no llegará a viejo y a hijos con barba, tampoco).
    Un beso, guapísimo.

    Gracias por el enlace, eres un cielo.

    ResponderEliminar
  10. Anónimo9:43 p. m.

    Jolín Juanjo, ya te vale! Menudo comentario más bonito me has dejado esta mañana... Casi me haces llorar!

    Pero tienes mucha razón en lo que dices, sobre todo en esto "Y que la próxima estación ya no será un lugar de despedidas, sino de encuentros".

    Ojalá sea cierto!!!


    Un besazo!

    ResponderEliminar
  11. Anónimo9:48 a. m.

    En el espacio, tengo una entrada en el mes de mayo, que dice precisamente lo que me dices, aunque en otras palabras.

    Madrugadora...shhhh no, es madrugar 8:24?... llegué a esa hora porque en mi espacio había un vinculo extrano de seguimiento de visitas de tu blog...
    1OOOena

    ResponderEliminar
  12. Anónimo10:19 a. m.

    Si era ese Blogspy... que detecta tu punto de residencia y es que al ver la ciudad donde estoy, quedo sorprendida.
    Bueno ya sé que erás tú.
    Respondido... a seguir trabajando.

    ResponderEliminar