05 noviembre 2007

Ligera alucinación


El caso es que Concha, como es habitual en ella, había desaparecido, y me fue imposible demostrarles que una mujer espectacular había pasado delante de sus narices dos veces seguidas sin que ellos la vieran.

Esta escena se repitió varias veces. Ella aparecía y desaparecía como en un sueño, y solamente yo era capaz de verla. A mi obsesión por hablar con ella se unía ahora la sensación de estar metido en una ligera alucinación.

Quise resolverlo hablando con mi secretaria. Ella debía de haberla atendido el día que vino a verme a la oficina. Era una mujer no demasiado mayor, pero muy formal. Desde que trabajaba conmigo, hacía ya cinco años, no había conseguido que me tuteara, como si haciéndolo restara calidad a su trabajo, que era digno de toda mi confianza.

- Ya sé que no debería hacerle esta pregunta, pero... ¿usted toma nota del nombre de todas las visitas?

- Por supuesto, señor Quevedo. Puedo comprobarlo cuando quiera...- Sí, ya lo sé. Es que me gustaría comprobar el de una mujer que vino hará cosa de un mes, hace cuatro viernes exactamente.

- Hace cuatro viernes... -carraspeó- hace cuatro viernes no tuvo usted ninguna visita. Lo recuerdo perfectamente. Fue el único día de todo el mes que no vino nadie por la mañana, y usted a mediodía me dijo que no volvería por la tarde, y que me la podía coger libre.

- Seguro que no se equivoca de día. Sería otro viernes. Yo ese día tuve una visita. Lo recuerdo perfectamente. ¿Me permite comprobarlo?

Y, efectivamente, en la agenda estaban todas las visitas anotadas a mano, con excelente caligrafía, excepto las de aquel viernes, cuya página estaba totalmente en blanco. Busqué en el resto de semanas, en otros días incluso, para ver si encontraba a una Concha Fernández, cuyo nombre no aparecía en ninguna de las notas de los dos últimos meses.

13 comentarios:

  1. Anónimo10:44 p. m.

    Hoy, como soy así de chula o porque estoy totalmente desinspirada, que creo que es esto último, repito mi comentario de la entrada anterior:
    Por qué será que aquello que nos gusta, que deseamos, quizás solo sea fruto de nuestra imaginación, o algo que pasa de largo solo para sorprendernos, encantarnos y luego desaparecer?
    Añado que esta en tus manos hacer que eso no sea verdad.

    Un beso Juanjo

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  2. Jo... que ya voy sacando mis propias conclusiones de la visita y de la historia misma... pero ... anda, que me gusta como la narras tú... ¿¿¿le darás caña de una vez...??? que ya me crispa las greñas por saber el final de la historia...
    Un besuco con cariño

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  3. Mi querido Juanjo, nunca te lo había dicho, pero siempre hay una primera vez:
    No me tomes alucinógenos mientras escribes porque así salen estas cosas...
    una Concha que aparece y desaparece como si fuese un fantasma. Lo mismo lo es
    ¿Y si realmente lo fuera?
    ¿Y si estuviese muerta y solo se le apareciese a él?
    Esto ya está empezando a darme miedo.
    Me hago caquita, papi

    Muacks en to los morros

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  4. Concha es un nombre que no me gusta para un personaje que aparece y desaparece, es como poco mágico. Ayyyyy.

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  5. Alma:
    Los deseos pueden ser, a veces, muy reales, y lo difícil es conservarlos cuando ya los tienes. No sé si me repito.

    Butherfly:
    Te lo confieso. Cobro comisión de tu peluquero.

    Nikté:
    Nunca tomo alucinógeos cuando escribo, sino antes o después.

    Violeta:
    Concha es uno de los pocos nombres que no he podido escoger.

    Besos a todas.

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  6. Gracias por tus visitas,ando un poco alejada de estos mundos virtuales y escribo menos.Que pases un buen dia.

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  7. Anónimo8:53 p. m.

    Concha Fernandez del Pino, es un buen nombre para un deseo, un nombre tan sencillo y a la vez tan evocador.

    Besos

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  8. Alma:
    No tengo secretos para ti.

    Besos.

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  9. Anónimo11:02 p. m.

    Ojalá mis sueños tomaran forma, carne y se impregnaran del olor de lo real. Aunque sólo yo pudiera verlos.
    Un beso.

    PD.- Como ya pudiera predecir, no me ha quedado más remedio que retomar tu serie desde el principio. No tiene nada que envidiar al libro que tengo en mi mesita de noche.

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  10. Elena:
    Muchas gracias. Yo, en cambio, sí que tengo que envidiar al libro que dejas encima de tu mesita de noche, jajaja. Ya me dirás cual es.

    Un beso.

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  11. Anónimo9:09 a. m.

    Es lo que tiene haber sido objetor... (ésta me la apunto).

    El Furri.

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  12. Anónimo9:25 a. m.

    Joer... en que lío narrativo te estás metiendo ¿no?. A ver como sales con bien de esta. Tengo curiosidad... jajajaja

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  13. de carne y hueso o fantasma o espíritu, tengo tanta curiosiosidad como el resto de tus lectores por saber donde nos llevarás.
    de verás que disfruto mucho leyéndote.

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