16 marzo 2010

Un extraño asesino


Alberto Peláez es un sicario, un asesino a sueldo.

Quisiera decir de él que es un gran profesional, una persona fría y metódica, que ejecuta sus trabajos con limpieza y discrección. Pero no es así.

Es cierto que durante un tiempo lo pareció. Cada encargo recibido era ejecutado con rapidez y eficacia, con la crueldad propia de su oficio, pero sin excesos de sangre y tripas esparcidos, algo que considero de mal gusto. 

Pensaba que me encontraba con un empleado ejemplar, y por eso lo hice llamar a mi despacho. En esa reunión empecé a sospechar que algo no funcionaba bien en esa mente tan dotada, por otra parte, para segar vidas ajenas.

Apenas entrar en el despacho, Alberto empezó a comportarse de forma realmente extraña. Se negó a sentarse y se colocó en un extremo de la sala. Le pareció mal el color de las paredes y la presencia de un espejo pareció irritarle. Nada más recibir mi felicitación, cogió el sobre con el premio y salió corriendo sin despedirse ni dar las gracias.

En otra ocasión, para atender una urgencia, tuve que acudir a su casa. Me recibió con un kimono y estuvo muy amable. Sin venir a cuento, quiso explicarme con todo detalle las razones por las que su cama estaba extrañamente torcida dentro de la habitación, el sofá colocado donde yo hubiera instalado la tele, y los extraños colores con los que pintaba cada estancia. Me explicó algo muy raro sobre corrientes de energía, elementos básicos y una extraña palabra que lo resumía todo: feng-shui.

Alertado por su comportamiento, invertí parte de mi tiempo en espiar sus acciones. Quise saber cómo se desenvolvía en el trabajo y, para ello, le coloqué, sin que lo advirtiera, los más modernos sistemas de grabación de que dispone la tecnología. Los resultados fueron sorprendentes.

Alberto se hacía pasar por fontanero para poder entrar en las casas. Parecía estar tranquilo cuando se introducía en ellas, pero al poco empezaba a sentirse incómodo. Entonces comenzaba a discutir con  su víctima hasta perder los estribos. Su último acto siempre consistía en una certera puñalada en el corazón, con una limpieza y precisión magistrales, tengo que decir.

Estudiando los diferentes casos y ayudado por grabadoras de mayor precisión, conseguí atar los cabos sueltos. A Alberto le irritaba especialmente pasar algún tiempo en casas no sujetas a las normas del feng-shui. Aprovechaba la ira producida por ese hecho para reunir la decisión necesaria para ejecutar los crímenes.

Tras una ligera meditación no encontré ningún inconveniente en que siguiera actuando igual, pues el resultado era similar al de cualquier profesional. Pero un encargo de lo más habitual me hizo cambiar de opinión. Se trataba de un marido desesperado, hasta las narices de la parienta por sus incurables obsesiones. Pensé que Alberto realizaría el trabajo con la rapidez habitual y me olvidé del tema. 

Hace unos días, para mi sorpresa, me vino la misma víctima a reclamar mis servicios. Tenía un fontanero metido en casa, encantado por la decoración de la misma, y dispuesto a quedarse para toda la vida. No encontraba forma alguna de echarlo de allí.

Ahora tengo un problema. Necesito a un asesino que asesine a mi asesino, después de que éste haya asesinado a mi cliente, al que deberé pedirle mis honorarios por anticipado. Un lío.

Pensándolo bien, Alberto Peláez no ha resultado ser un buen sicario.

-.-

19 comentarios:

  1. Si es que cuando dejas de asesinar por dinero y pasar a tener otros motivos personales, se acabó la limpieza y el buen hacer. Que daño han hecho las pelis de asesinos en serie...

    Un abrazo

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  2. Si es que, llamándose Peláez...
    Los Smith son los mejores. Y sus manías no pasan de ser las pelis de Tarantino.
    Peláez...Feng-Shui...No podía acabar bien.
    XD


    Un beso


    Lala


    P.D. Ya acabaron les festes? Tassss portao biennnnnn? XD

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  3. Cuando la sensibilidad guía nuestros actos, se acabó la efectividad.
    Es lo que hay.
    Una sonrisa

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  4. Uy madre qué lío, si es que no puedes medir egos profesionales que la cosa se lía...

    Besicos

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  5. Es que los pobres asesinos también tienen su corazoncito.
    Angelotes...
    ;)

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  6. Definitivamente ya no los hacen como antes, y peor si la explosión globalizadora del feng-shui llega a tocar a los empleados!
    Saludos

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  7. El feng-shui marca una impronta a quienes lo practican o llevan a cabo sin permitir una rosa de plástico escondida en un armario...
    Conozco a una pareja extrema en este ¿arte?, nada de espejos a los píes de la cama...ellos son raros,¡menos mal que no son fontaneros!Ignoro si son asesinos, a lo mejor para suplir a Alberto Peláez valen estos arquitectos.
    (De ser necesario te daré la dirección)
    Me ha gustado.Un beso

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  8. Qué daño han hecho las corrientes orientales a las gentes sin luces.
    Seguro que, para que no se escapen las buenas vibraciones, es de los que bajan la tapa del retrete todos los días; otra de las norma básicas del feng shui.
    En fin.

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  9. Digo lo que ya te han dicho ... esto te pasa por contratar a un Peláez ... no es nombre para sicario, no hombre no.

    Estupendo texto.

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  10. Raritos y chapuceros, los hay en todos los gremios.

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  11. el tal Peláez parece que salió con un defecto de fabricación... y es que los asesinos nunca pueden estar encantados con nada, ni siquiera con el feng-shui.
    biquiños,

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  12. Ba...! Si es que hoy en día ya no te puedes fiar ni de los sicarios...

    Un beso.

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  13. sobre todo con esos apellidos jeje
    Un beso silencioso.

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  14. Ostras, pues qué lío tan bien liado :) Si empiezas a desarrollar la idea... te da para un relato largo, o una novela corta, piénsalo.

    Abrazos

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  15. Juanjo:
    Menos mal que es Pelàez y no Bàez jajajaja ¡què chusto!

    Bueno èste tìo (como dirìan ustedes ;0) )tiene el lado comùn de todo asesino, sòlo que màs modernito, ya que se le dio por feng-shui, que se instalò y en forma por todas partes.
    Algunos se le da por "predicar la palabras dios", a otros por seguir la carrera de derecho, a otros por convertirse en autores e intèrpretes de canciones... hay de todo!
    Pelàez todavìa goza de su libertad y se banca sus caprichitos fengshueros jajajajaj.
    En el fondo...allà bien en el fondo: -¿No es un tierno? :D

    Bechos!

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  16. Haces mal en burlarte del feng-shui y de la espiritualidad de los sicarios... Je je je, muy buen relato, me ha gustado mucho, has estado sembrao.

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  17. Buen trabajo! has despertado comentarios y posiciones diferentes. Muy bueno! Un abrazo.

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  18. Anda! Que no te puse nada aquí! Que despiste, con lo que me gustó esta historia... Yo creo que este personaje te puede dar mucho juego, podrías hacer una serie de aventuras del asesino del feng-shui.
    Un abrazo!

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  19. Jajjaj ¡hay que ver cómo está el servicio!

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