17 febrero 2006

Rejas invisibles


- Me llamo Sofía y estoy metida en un buen lío.
- Ya veo. Espero que me lo cuentes todo con pelos y señales.
Ella no respondió en seguida. Se tomó unos segundos para encontrar la respuesta. No podía contar todo lo que sabía, pero sabía que si no contaba lo suficiente Ramón podría sentirse muy decepcionado, y en este momento él era el único punto de apoyo al que se podía agarrar.
Cuando alguien quiere ganar tiempo, suele empezar con la frase:
- Verás, es una larga historia ...
- Tenemos tiempo.

Sofía se puso cómoda, pegó un trago del café y empezó su exposición de los hechos. Le contó que era extranjera, rusa para más señas, y no tenía papeles. La vida le había llevado hasta España, y estaba buscando trabajo. Hacía algo más de un mes había conocido un hombre, y desde entonces salían juntos. Era una persona de buena posición social, y le había prometido arreglar su situación y encontrarle un trabajo digno.
Pero ayer, cuando fue a buscarlo a su casa, no lo encontró. Le extrañó mucho porque siempre le avisaba cuando no podía acudir a sus citas por problemas de trabajo. Ella decidió buscarlo por los sitios que frecuentaban. Estaba preocupada y algo celosa, dijo. Y lo encontró. Estaba con otro hombre con el que no le había visto nunca. Su amante se disculpó diciéndole que había tenido que salir deprisa y no había tenido tiempo de avisarle, pero que se podían ver en su casa en dos horas.
Sofía dio una vuelta por los alrededores. Se tomó una copa, sorteó a varios moscones que buscaban rollo fácil y a un pirado místico que intentaba mantener una conversación pseudo-filosófica, seguramente con las mismas intenciones finales que los anteriores.
Se hizo la hora y se dirigió hacia la casa. Le extrañó encontrar la puerta abierta. Llamó a su hombre, pero no encontró respuesta. Empujó la puerta pero no se abrió del todo. Al entrar, descubrió el motivo, profiriendo un grito horrorizado.
En el suelo, con el rostro desfigurado por una mueca de desesperación, se encontraba el cadáver de su amante. En un último intento había intentado alcanzar la puerta en busca de ayuda, dejando un camino rojo de sangre dibujado en el suelo.
Llevaba en el cuerpo algunos orificios de bala, pero la pared mostraba los impactos de muchos otros que no habían alcanzado su destino y en el suelo aparecían diseminados por todas partes los casquillos de los proyectiles. No había sido un asesinato a sangre fría. Los rastos de la lucha y la huida apresurada de los asesinos quedaba en evidencia con una simple mirada.
Tras el instante de confusión y duda que sucedió al primer arrebato de terror, la mujer sintió miedo por su propia integridad física, bajó las escaleras y continuó corriendo para alejarse lo máximo posible de la casa. Hasta que se encontró con Ramón.

- ¿Por qué no llamaste a la policía?
- En ese momento no pensé. Tuve miedo. Además, con toda seguridad me hubieran expulsado del país, y yo tampoco puedo volver al mío.
- No, ¿por qué?
- Dejé un amante despechado. Si vuelvo, me matarán.
- Joder, ¿sólo te gustan los hombres con pistola, o qué? Podrías juntarte con gente más normalita. Por cierto, hablas muy bien español para llevar tan poco tiempo aquí.
- Me lo enseñó mi madre. Mi abuela era una niña de la guerra. Por eso elegí España como destino. Pensé que el idioma facilitaría las cosas.

Ramón no contestó. Se quedó digiriendo el relato de la joven. Algo no le acababa de convencer de aquella historia. Intuía que no le había contado todo lo que sabía, pero ella desconocía que él estaba al tanto de muchos más detalles. Para empezar, quien era el asesinado. Una persona demasiado importante para que la prensa no se hiciera eco. Así que estaría atento a las noticias de la tele y a los periódicos.
Ahora tenía que pensar rápido lo que iba a hacer con ella. Pensó en llamar a la policía, pero al final le convencieron los argumentos de Sofía. Si era cierto lo que decía, hablar con las autoridades podía ser peligroso para ella. Decidió esperar a que se aclarara un poco el tema. Quizá apresaran pronto a los asesinos, y ella podría continuar su vida anónima, como si nada hubiera pasado.

- Está bien. Puedes quedarte unos días. Hasta que todo esto se aclare.

Ella saltó de la silla de la emoción, corrió y le dio un abrazo fuerte, del que se desprendió lentamente al tiempo que giraba su cara a un lado. Por sus mejillas empezaron a resbalar unas lagrimillas que ella se apresuró a esconder como pudo.
Ramón se le quedó mirando sin saber que hacer. De repente, le dijo:

- Debes tener hambre, y aquí no tengo nada para comer ahora. Bajaré por algo. Así de paso compro el periódico.

Ella se sonó y se secó las lágrimas a un tiempo. Los restos de maquillaje humedecidos por las lágrimas ensuciaron el pañuelo.

- Vale. Aprovecharé para arreglarme un poco.

Sus ojos, ligeramente húmedos por el reciente llanto, adquirieron un brillo especial, que consiguió alterar el espíritu de Ramón.

¡Qué buena está la cabrona!, pensó mientras se colocaba el abrigo.

Bajó las escaleras, y se introdujo en la mañana fría y gris de mes de Febrero, en la que se presumía que el sol iba a ser incapaz de vencer el espeso muro de nubes que amenazaba más nieve que lluvia.

Un buen día para quedarse en casa.

13 comentarios:

  1. Anónimo8:52 p. m.

    Jolín Juanjo, este Ramón.... es un cerdo! la pobre Sofía, de la que no me acabo de fiar todo sea dicho, hecha polvo y él pensando en ir a buscar comida, cuando lo que de verdad desearía sería comérsela a ella. Si es que en el fondo todos estáis hechos de la misma pasta, jaajja
    Vamos que el chico no es que no se preocupe, pero....un poquito de por favor!! que su vida está en peligro.
    Venga un beso, y genial como siempre. ;o)
    Noelia.

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  2. Anónimo11:48 p. m.

    Me he perdido...

    Releeré las entradas de nuevo y postearé mañana.

    Besitos

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  3. Anónimo2:38 p. m.

    Juanjo...no es nada personal, pero a quién le doy caña es a Ramón, así que más vale que no te metas si no quieres acabar mal. jajaajaja
    Venga majete, un beso.
    Noelia.

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  4. Anónimo4:01 p. m.

    Ahooooooooooooooora sí.
    Me había perdido con la chica del tren pero ya me he encontrado.
    Lo que no sé es si has cortado tú aposta y dejado el "se encontraba e" o es que a mí me ha desaparecido el resto...

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  5. Anónimo12:00 p. m.

    ...y así se metió en el marrón. Me da a mí que el compartir piso con la chica que le hace tilín le va a salir por más de un disgusto.
    Tronchante el pensamiento de él al ponerse el abrigo como contrapunto de su gesto caritativo.
    Saludotes.

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  6. Anónimo9:15 p. m.

    Todo ha quedado claro. Y me encanta.
    ¿Y ahora qué pasa con Marisa?
    Madre mía que líos sentimentales se leen por aquí...

    Sencillamente genial.


    Besitos Reno

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  7. Anónimo8:22 a. m.

    Ay diossss... si es que ya lo decía yo... hay que ser algo putuca siempre... que es en las que se enganchan... mucho café, mucha salida, mucha conversación... pero apareces a lo salvaje con una historia oscura y una buena lagrimita y arrasas... hasta te van a buscar la comida en vez de pedirte que la hagas...
    Vivan las putucas!!!

    Un besito

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  8. Anónimo4:22 p. m.

    Mmmmmm.... que se conozcan en un tren que llega a la capital y despues se vean en una fiesta de postín... podría ser, aunque es bastante casualidad... pero que después al azar se encuentren en una madrugada desierta, despues de cometerse un crimen... buffff eso ya...! ¡No se lo cree ni ella...! Pero en fin, estando tan buena... uno tiende a ser benevolente con los caprichos del azar...

    Esta vez debo reconocer que he esperado adrede a hacer mi comentario bobo de siempre, porque (¡perdoname Juanjo...!)estaba casi tan interesante el paisanaje como el paisaje....¡Hay que ver lo que me he divertido leyendo los comentarios de tus fieles lectoras.... jajajaja! Aby, Noelia, Sara,... teneis toda la razón... si es que no puede ser.. ¡todo el mundo sabe donde tenemos la cabeza los hombres....!

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  9. Anónimo8:07 p. m.

    Pues aún estás a tiempo. Coge una maletilla, mete un disfraz y vente pa´Cai que ya verás qué bien.

    Anda, venga!

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  10. Anónimo8:08 p. m.

    Bueno, de Ágatha Ruíz de la Prada...no. Voy de Cósima, la hija!!

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  11. Anónimo3:14 p. m.

    De ensuciar nada. Tus comentarios sólo lo salvan. Supongo que ya sabrías que estaba de coña, pero no me canso de repetirlo por todos los espacios ;)
    Saludotes.

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  12. Anónimo4:25 p. m.

    ¿Te has pensado el venirte para Carnavales?

    Disfruto de ella cuanto puedo. No sabes la alegría que me da saber que ahí sigue...

    Besitos

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  13. Anónimo9:08 p. m.

    Ejem ejem, probando...se me oye?


    [Ring ring] 7 a.m
    - Hallo
    - Si? (voz de matao)
    -Wie heißt du? ( Vi jai du)
    -Cómo?
    - Entschuldigung (Enshurdigon)
    - Vete par carajo
    - Auf Wiedersehen ( Ofridensen)
    Jaja, más o menos viene así.

    Yo soy la alemana. Los españoles, son mis compañeros. Misma reacción en cada uno de ellos.
    Suceso ocurrido cada despertar durante los 7 días de estancia en Tenerife en cada una de las habitaciones.
    Al día siguiente...yo:
    -Joer, quién es el que despierta hablando en alemán? porque se podía meter el teléfono ya sabe dónde...
    -Los compañeros: quilla, a mí también me llaman, no sé qué dicen de Enshurdigon...me tiene hartito ya. No serás tú, no?
    - Yo? pero si yo soy de francés.
    - Ah es verdad quilla.

    Y yo mientras, muerta de la risa

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