09 julio 2011

Esa muerte algo más dulce


Al alzar la vista hacia los balcones estaba allí, la jaula cerrada y vacía.

- ¿Qué significa eso?- me preguntaste, sin disimular la desazón que sentías.

Hubiera bastado una puerta abierta para tener una hermosa metáfora de la libertad, pero en aquella pequeña cárcel no existían más resquicios que las separaciones entre barrotes, un espacio que se sabía batido por el viento frío de la noche, el mismo que debía haber conducido el alma del último morador por la empinada calle primero, y después por toda la Hoya de Huesca, hasta perderse por las primeras estribaciones de la Sierra de Guara.

El hecho de la muerte mecida por las corrientes de aire, esa libertad torpemente alcanzada por el simple devenir del tiempo, edulcoraba algo la triste realidad de las vidas robadas, de las ilusiones reprimidas a un lado de la verja, atormentadas por el trino lejano de los pájaros libres. Parece más dulce esa ausencia visible al borde del balcón, que la enterrada bajo aquel montículo de tierra por el que pasamos tan de vez en cuando, sobre el que improvisamos una cruz con dos ramitas cruzadas, que no tardó nada en llevarse el viento, ese mismo del que hablaba antes y que lucha impotente por liberar lo que quedará oculto para siempre.

La angustia que veo en tu cara demuestra que comprendes lo que la jaula significa y, aún así esperas, al mismo tiempo que temes, la confirmación desde mis labios.

- Ahí debió vivir un pájaro- me limito a decir.

Está bien entrada la noche, pero todavía muchas personas recorren la calle, cuesta arriba o cuesta abajo, como mecidos por ese viento caprichoso que nos bendice en vida, fuera de otras prisiones que las de nuestras propias carencias. Existencias inversas a la del ave prisionera, que dejaremos extinguirse lentamente, para terminar bajo una losa de mármol, a salvo del azar de la ventisca.

-.-




20 comentarios:

  1. Por eso, creo yo, que es tan importante valorar la vida.
    Te mando un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Somos tan libres y a la vez prisioneros de nuestra vida...
    Deberíamos aceptar que la muerte forma parte natural del proceso.

    ResponderEliminar
  3. Somos tan libres y a la vez prisioneros de nuestra vida...
    Deberíamos aceptar que la muerte forma parte natural del proceso.

    ResponderEliminar
  4. Precioso relato, Juanjo, lleno de dulzura y metáforas preciosas.
    Me encanta, lo leí dos veces, como me pide la poesía.

    ResponderEliminar
  5. La jaula, los límites y... ¿más allá?
    Me quedo con el espacio entre los barrotes.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. La prisión de nuestras propias carencias es más dura y continua que la jaula que priva de libertad a un pájaro ahora ausente. Me pregunto si seremos realmente libres debajo de la losa de mármol.
    Has vuelto con fuerza, Juanjo, te felicito.
    Un beso

    ResponderEliminar
  7. Anónimo8:31 p. m.

    ¡Chapeau!

    Raúl.

    ResponderEliminar
  8. Anónimo8:31 p. m.

    ¡Chapeau!

    Raúl.

    ResponderEliminar
  9. Una vez me entró un pájaro por la ventana, era un periquito amarillo, pero es que se metió en casa y no se quería ir, le compré una jaula porque en la urbanización había gatos y me daba pena que se lo comiesen, y todos los días le abría la jaula y no quería salirse, metía la mano y se me subía en el dedo y lo soltaba pero no se iba, luego volvía a subir a mi dedo y lo metía en la jaula. Meses después vino otro periquito, de color turquesa, y se subió en la jaula, quería entrar, la abrí y entró, allí estuvo comiendo y bebiendo, y se quedó también. Es la única vez que he tenido pájaros, me da mucha pena verlos enjaulados mientras los demás vuelan libres. PEro estos dos se ve que nacieron en cautividad y no se sabían valer por ellos mismos, no querían otra cosa.

    Me alegro que hayas vuelto con tantas ganas. Se te ha echado mucho de menos.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Has vuelto poético y un poco fatalista, pero escribiendo con un gusto y un estilo impresionantes

    ResponderEliminar
  11. Yo lo veo de otra forma, quizá lo que hay dentro de la jaula sea la esclavitud, y está ahí encerrada...

    Besicos

    ResponderEliminar
  12. Anónimo6:40 p. m.

    Pues yo creo en la libertad fuera de esa jaula, la losa de marmol me da yuyu con solo sombrarla aunque no haya ventisca dentro.

    Besitos.

    Campoazul.

    ResponderEliminar
  13. Anónimo11:58 p. m.

    Quizás ese pájaro se llamara amor... entonces todo cuadra.

    ResponderEliminar
  14. Anónimo12:04 a. m.

    -¿Qué es eso?
    -Una jaula pajarera.
    -¿Y para qué sirve?
    -Se llena de pájaros y cuando se produce un acontecimiento feliz, se abren las puertas y se mira como vuelan, libres.

    ResponderEliminar
  15. ¿por què hay imágenes que en si mismas encierran tristeza?

    ¿son felices los pájaros en una jaula aunque sean queridos, mimados?

    los seres humanos también somos un poco como pájaros, ¿no te parece?, toedos vivimos prisioneros de algo aunque nos creamos libres.

    una jaula vacía siempre es una metáfora de la muerte.

    biquiños,

    ResponderEliminar
  16. Claudio: Hay muertes que son toda una liberación para las vidas. De eso iba un poco el relato.

    Tesa: Estoy totalmente de acuerdo contigo, pero aceptar la muerte cuesta.

    Celsa: Igual es que no se entendía muy bien a la primera, jajaja.

    Andreas: Con eso deberíamos quedarnos, en efecto.

    Camy: Buena pregunta la que planteas. A mí me da algo de claustrofobia, lo reconozco.

    Raúl: Pues parte de la culpa la tienes tú. Y lo sabes.

    Sonia: Muchas gracias. Valoramos mucho la libertad, pero no todo el mundo está preparado para ella. Hay gente, no sólo pájaros, que se siente mucho más cómoda en cautividad.

    Miguel: Gracias. Viniendo de ti, es todo un halago.

    Belén: En cierto modo, es como tú dices. Dentro de una jaula vacía ya no queda nada del cautiverio que albergó.

    Campoazul: Sí, claro, pero eso ya es otra historia.

    Anónimo 1: No concibo el amor entre barrotes. El amor, o es libre o no es.

    Anónimo 2: ¿Por qué esperar a los días felices para intentar ser feliz?

    Aldabra: En el fondo, todos tenemos algún tipo de barrotes. ¿Somos del todo infelices? Yo creo que no.
    La felicidad quizá no tenga que ver tanto con la libertad como con nuestras expectativas.
    Efectivamente, la jaula vacía es una metáfora de la muerte.

    Muchas gracias por vuestros comentarios. Paso por vuestros sitios en estos días.

    ResponderEliminar
  17. La libertad quedó en nuestros pensamientos en el momento que impusieron los barrotes de la sociedad, bueno.. supongo que es para mantener el orden, pero eso me aprisiona de "él"
    jejee Besos!!! y saludos ;)

    ResponderEliminar
  18. Era lo que te iba a decir, que al igual que los pájaros hay personas que también prefieren vivir en cautividad... A buen entendedor...

    Besos.

    ResponderEliminar
  19. Me parece que rezuma demasiada angustia esta entrada... no, angustia no es la palabra... desazón y un poco de tristeza de esa que produce la lástima...

    En realidad lo entiendo, a mi una jaula vacía a veces me produce casi más pena, que una en la que se vea a un pájaro... porque sí.. supone que ahí vivió un pájaro enjaulado, que ya está bajo esa tierra y con dos palitos encima... pocas veces una jaula vacía y cerrada supone que el pájaro voló libre... si no, me pondría feliz.


    La libertad es el mayor tesoro, no sólo en le amor... en la vida, si no la hay.. ni se ama, ni se vive.



    Un beso JUANJO.

    Subo...

    ResponderEliminar
  20. Una jaula vacía... la cárcel del alma.

    Abrazos.
    P.D.: Escribes cada vez mejor

    ResponderEliminar