28 mayo 2010

Ángel de la guarda

Ilustración del gran artista Rafa Castelló

La conciencia es un ángel empuñando un revólver. 

Me he visto repetidas veces ascendiendo lentamente por una empinada cuesta, para caer de golpe rodando, y cada vez que intenté salir del camino tenía al lado el rostro bondadoso del querubín, exhibiendo la boca negra del cañón de su arma. 

No hay peor amenaza que la proferida con amables palabras, la que no deja el recurso a la rebelión, el sagrado derecho a la pataleta.

El ángel no tiene balas, me cuentan unos. Simplemente, no existe, afirman otros. Eres tú el que lo crea, aseguran todos. Pero yo lo veo siempre al borde del camino, cada vez que del mismo se desvía mi mirada.

En mi rutinario divagar, decidí un día arrojarle una piedra. El disparo fue certero y le acertó en toda la frente. No hizo ningún movimiento para apartarse. Después de mi osadía, pasé varias jornadas con la vista puesta en el suelo, sin atreverme a elevarla. Mi frente pesaba enormemente y me dolía, como si el pedrusco me hubiera impactado a mí, en lugar de a él.

En un cruce de caminos, alguien me dijo que se le podía burlar, pero que, de hacerlo, ni se me ocurriera volver la vista atrás. Seguí ese consejo y me vi envuelto en una espiral de acontecimientos imposibles de manejar. La vida me arrastraba a bandazos, alternando exquisitos placeres con dolores insufribles. Una madrugada de esas, epílogo de unos y preludio de los otros, vi mi imagen reflejada en un espejo y no me reconocí. Eché la vista atrás para descubrir al hombre que proyectaba su ser sobre la pulida superficie. En su lugar, bello y sonriente, se encontraba el ángel, apuntando con la pistola

No me preguntéis por qué, pero supe que estaba cargada.

-.-

16 comentarios:

  1. Lo que ya te dije; el original de este cuadro, de este fantástico cuadro, preside el cabecero de mi cama. Regalo del autor.

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  2. ¿En serio? No recuerdo haberlo visto. Ya lo dije en el facebook, me parece un cuadro impresionante. Desde el primer día me llamó mucho la atención. Más incluso de lo que ya he dicho.

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  3. El sabor de la pistola es fácilmente reconocible...

    Besicos

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  4. Pues te diré que me quedé bastante intranquila, que si la conciencia tiene pistola..., con el pronto que yo tengo me atrevo a afirmar que la mía es de gatillo fácil...buff.
    Tendré que hablar con ella a ver si le doy el cambiazo... pistola por zanahoria. Si..., es lo mejor...

    Besitos.

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  5. La conciencia es un sicario pagado por nosotros mismos.

    Buen finde.

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  6. El sabor de tus palabras me llegan de mañana mientras tomo mi té te leo y disfruto de tus palabras

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  7. El ángel de la guarda, la conciencia, el observar la nuestra propia imagen en el espejo, todo ello me recuerda a una educación recibida, a unos años vividos, dicen los muy jóvenes que la conciencia es un cuento, del ángel ignoran su existencia y además se saltan los cruces de caminos.
    Duro saber que estaba cargada.
    un beso

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  8. Desde luego, yo si que voy a cargar mi pistola, por si se me acerca el puñetero angel, se va a enterar.

    Un abrazo


    La verdad es que el cuadro impresiona, yo ya he ilustrado algunas entradas mías con cuadros de Rafa, me encantan.

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  9. es un relato muy bueno, muy bien contstruído, con un toque de novela negra y misterio.

    ¡¡genial!!

    la idea que se me viene a la cabeza después de leerlo es que: naide puede escaparse de su destino.

    ¡¡felicidades!!

    biquiños,

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  10. joder con el ángel. Buen relato negro, Juanjo. Me ha gustado y el cuadro también.

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  11. Joder, tío, qué bueno. Yo también he intentado muchas veces escapar de mi conciencia, y la clave, como te aconsejaron, es caminar rápido y no volver la vista atrás. Porque en cuanto la vuelves es cierto que te ha venido siguiendo, infatigable, dispuesta a disparar en cuanto te des la vuelta

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  12. La conciencia sí que sabe cómo ser persuasiva.
    (Muy bueno éste)

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  13. Y quien que diga que domina su conciencia, que dispare el primero; tiene asegurado el rebote, y la amenaza de esa boca negra, para siempre, en eterna vigilia.
    Una sonrisa

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  14. Yo también creo que no hace falta asegurarse de que ese revólver va cargado. Y siempre a punto y dispuesto a dejarnos las cosas claras.

    Abrazos

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  15. Comentemos errores, nos juzgamos y nuestra conciencia nos sentencia…
    Un relato durísimo pero un gusto haberlo leído.

    Besos!

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  16. Hola, Juanjo:
    La conciencia es un ángel empuñando un revólver... Me he quedado pegada a esa frase y al cuadro.
    Un saludo.

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