Desde la calle no se puede ver la jaula. Se encuentra en la parte trasera, dentro de un local destartalado que en otros tiempos hizo de cobertizo.
Allí, en una esquina, semioculta en la penumbra, su estructura metálica de hierro oxidado encierra una superficie de poco más de cuatro metros cuadrados, por dos de alto. En su interior, una joven de pelo lacio se recoge, temblando de frío, en su posición fetal. A su lado, una bandeja, repleta de comida, todavía humea.
Ella se muere de hambre pero no quiere probar bocado. Sabe que esos alimentos, que la llaman con su sugerente olor, son lo más parecido a una condena de muerte. Como en el cuento de Hansel y Gretel, su carcelero espera que aumente de peso para sacrificarla.
Se tienta las carnes y observa que, pese a todo, está engordando. Todos los días trata de resistir la tentación, pero le puede la gula, el pecado capital que, al fin y a la postre, le ha llevado a aquel cuartucho, al que llegó siguiendo los pasos de su carnicero, con la promesa de mostrarle desconocidos manjares. Cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra, consiguió distinguir dos cecinas y varias ristras de diversos embutidos. También restos de piel y cabellos. El carnicero elaboraba sus manjares con carne humana.
Llega la noche, se recrudece el frío, y el hambre le impide dormir. Su voluntad flaquea, minuto a minuto. Al final, ella lo sabe, caerá sobre la bandeja y devorará los alimentos grasientos. Entonces se sentirá culpable y llorará hasta que el cansancio le venza.
Así es todos los días.
(continuará)
-.-
Ya me estoy empezando a sentir fatal... Creo que me vas a hacer sufrir mucho.
ResponderEliminarUfff... qué bueno.
ResponderEliminarMe gusta mucho este relato. Es un principio brillante.
¡Trabajo me cuesta contenerme y no comentar o adivinar! Está claro que he de tener paciencia para el II.
ResponderEliminar(Captas muy bien la atención de quienes te leemos ¿lo sanes, verdad?)
Buen fin de semana y buen baño.Un beso
Por favor, en lugar de "n" lee "b" "sabes"
ResponderEliminarsorry
Tus relatos son crípticos-crípticos. Sólo sé que obligas a pensar a mi estómago en lugar de a mi cerebro. Claro que más grave es aún en ese otro titulado "Medio novio", en que casi estás forzando a que haga números con la piiiiií.
ResponderEliminarSaludos
:-)
Ala, ya estoy enganchada..., pero me parece que va a ser muy peliagudo el asunto, para empezar hoy de verdad que ya no me apetece cenar...!!
ResponderEliminarBesos.
¿A quien se le ocurre seguir a un carnicero?. Con la de profesionales estupendos (y nunca mejor dicho) que hay para seguir, un bombero, por poner un ejemplo identificable.
ResponderEliminarUn abrazo
Continuará, continuaremos.
Después de releer todas estas entradas sólo me queda preguntar si son de su autoría -que creo evidente, pero es para asegurarme nada más-. Son realmente exquisitos y que inevitablemente me dejan reflexionando y como buen lector, tratando de identificarme con él y amoldarme lo suficiente para formalizar mi interpretación. Si ha escuchado sobre el "Binge eating disorder" sabría lo identificada que estoy con el texto. Un abismo entre la tentación que va, inherente a la perdición y la moralidad propia. Seguida, por supuesto, de una culpa que flajela y mutila el alma dejándonos perdidos e inhabilitados al sentido común. Me disculpo por mi verborrea y el posible tedio que he de causarle de leer este comentario absurdo. Sólo me queda una duda: ¿Es usted escritor?
ResponderEliminarJO...DER! Juanjo! :D:D
ResponderEliminarA mí me da que con este relato vamos a sufrir mucho...
ResponderEliminar;)
Besicos
Primer capítulo y ya me dejaste temblando como hoja, a esto aquí, es pleno mediodía y ya se me fue el ánimo de almorzar…
ResponderEliminarBeso
Por supuesto, quedo pendiente de la continuación. Tiene mucha fuerza, como todo lo que escribes
ResponderEliminarDame mas...
ResponderEliminarAy!!! Un aviso al menos antes del relato!!! Que acabo de cenar!!!
ResponderEliminar¿en qué acabará ésto?
ResponderEliminar¡que horror!
me hace pensar en esas mujeres que vienen buscando una vida mejor y acaban en un burdel de mala muerte.
biquiños,
esta mañana terminé de leer "O conto de Serea" de Gonzalo Torrente Ballester, el que tú me recomendaste... te doy las gracias porque me ha gustado mucho; lo he leído en gallego que era como lo tenían en la biblioteca.
ResponderEliminary ahora me voy a poner con las Fábulas y Leyendas de la Mar, de Álvaro Cunqueiro.
biquiños,
juanjo
ResponderEliminarvulevo y encuentro un inicio para inquietar de una hojeada y reflexionar despues de segunda lectura
hay mucha tela para cortar
mucho para plantear
y los pecados capitales dando vuelta
a la espera
de lo que siga
mis cariños , encontré algo d espacio para recomenzar a comentar
Aquí hay un guión, chaval.
ResponderEliminarAquí me tienes, como si estuviera viendo el comienzo de una película de terror (tipo La matanza de Texas) o el inicio de un episodio de CSI :)
ResponderEliminarAbrazos
Qué horror!!!
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